La sobrina de los Salvatore

CAPÍTULO 2

   Mystic Falls, un pequeño pueblo de Virginia, donde lo extraño parece normal, donde hubo tantas muertes de vampiros y brujas, mi hogar, en el cual, llevaba años sin vivir, para ser exactos desde los años cincuenta o sesenta. Soy vampiro, al igual que mis tíos Damon y Stefan Salvatore, a los cuales he visto pocas veces en mis 147 años de edad vampira. Los conocí en 1869, pero, pasé más tiempo con ellos en los años veinte, en aquel entonces Stefan era El Destripador de Monterrey y Damon era...Damon era un capullo, pero me habían caído muy bien.

   Ahora me encuentro en la entrada de la antigua casa de invitados de los Salvatore, sacando mi equipaje del maletero de mi coche.

   Me dirijo a la entrada y abro la puerta, no necesito que me inviten pues ya lo estaba.

   -¡Zach!¿Estás en casa?¿Hola?- nadie, no había nadie en la casa.

   Aproveché y subí mis cosas a la que una vez fue mi antigua habitación y he de reconocer que estaba exactamente igual a como la dejé la ultima vez que vine, estaba limpia sí, pero las cosas que había dejado la última vez que viene estaban justamente en el mismo sitio.

   Una vez desempaquetadas todas las maletas. Bajé de nuevo al salón a esperar a que Zach llegara a casa y... a acabar con las existencias de alcohol de la casa.

   Estaba realmente aburrida, llevaba esperando al idiota de mi sobrino más de tres horas, estaba tumbada en el sofá con un vaso de Bourbon en la mano, no hace falta decir que antes de  ese vaso, me había tomado una botella.  hasta que decidí hacer algo para entretenerme. Si tardaba más me haría vieja.

   Me acerqué al equipo de música y lo conecte a mi móvil poniendo todas las canciones, que Fedric me había metido, a todo volumen. Empecé a bailar por el salón, he de reconocer que lo que había bebido me estaba afectando un poco, así estuve varias canciones matando el aburrimiento. Yo no solía ser así solo cuando estaba algo pasada de tragos. Paré, abruptamente cuando siento que la puerta de entrada se abre.

   Por ella entraron dos chicos y dos chicas. Uno de los chicos, era rubio, de metro ochenta, ojos azules y un buen cuerpo, humano; el otro tenía el cabello marrón, metro ochenta también, ojos marrones y cuerpo más trabajado que el del rubio, por el tufo que desprendía se adivinaba rápidamente que era un lobo; la primera chica era tan alta como yo, rubia de ojos azules, llevaba un anillo de día en el dedo índice de la mano derecha por lo que era vampiro; en cambio, la otra tenía la piel morena, estatura media, pelo marrón corto y ojos verdes, no era una humana...puede que una bruja sí, pero mi olfato estaba afectado por él alcohol.

   -Perdona, pero,¿Quién eres tu?- preguntó la rubia mirándome con desconfianza.

   -Eso,debería preguntarlo yo, al fin y al cabo habéis irrumpido sin ni siquiera llamar a la puerta. Pero me venís de maravilla. Mi sobrino, Zach sigue viviendo aquí, ¿verdad? Llevo sin verle como 20 o 30 años y no sé si se ha mudado.

   -¿Zach Salvatore?-el rubio parecía sorprendido por que preguntara por él

   -¿Eres vampiro también?-preguntó el castaño.

   -Muy listo para ser un lobito de por aquie, te felicito. Ahora me podéis contestar llevo horas esperando a que se digne a aparecer. He tenido un viaje bastante largo en coche y no esto y del mejor humor.-otro de los efectos que tenía el alcohol sobre mi era,que me ponía de mal humor.

   -Eso te lo debería explicar Damon y Stefan Salvatore.-contestó la bruja mirándome fijamente.

   -¿Qué es lo que debemos explicar Bon Bon?- sonó una voz, fácilmente reconocible, desde la puerta.