CAPÍTULO 13

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   Cuando decidimos irnos de la fogata, eran cerca de la tres de la mañana, Jeremy se fue con Tayler, Matt y Bonny, y Damon, Stefan, Caroline, Elena y yo nos fuimos a la mansión Salvatore.

   Llegamos y cada uno se fue a su habitación, Elena y Caroline durmieron con Damon y Stefan respectivamente.

   Nada más tumbarme en la cama, después de cambiarme, mi teléfono vibró, me había llegado un mensaje de Fedric. La conversación no duró demasiado, fue sobre temas banales e información sobre Nueva Orleans y así fue como me quedé dormida.

Mystic Falls 1880

  Estoy parada frente al límite del bosque, que daba a la parte más alejada de la que fue mi casa. Sentada a pocos metros de mi había una niña de espaldas a mi, tenía cabello largo y negros y usaba un vestido color verde adornado con pequeños lazos azules. Estaba recogiendo flores silvestres formando con ellas un ramo, me acerqué y me puse delante de ella, pero no parecía notarme, al ver si cara la reconocí, o más bien debería decir que me reconocí puesto que era yo con diez años. Cuando levantó su vista, sus ojos azules vieron a través de mi, a algo que se encontraba entre los árboles. Giré y allí había una figura, la de un hombre, para ser exactos la de Damon, tenía un traje típico de esta época con su cabello peinado hacia atrás, miraba a mi yo niña con una sonrisa amable.

   -Hola, tú eres Elizabeth, ¿verdad?- preguntó acercándose más pero sin salir del límite del bosque.

   -Sí, ¿cómo se llama usted? Porque no le conozco.- dijo la niña sonriéndole.

  -Damon Salvatore- y dió otro paso hacia delante- ¿Por qué no te acercas?- y la niña lo hizo.

   -¿Somos familia? Porque yo también me llamo Salvatore- miré la escena extrañada, no recordaba nada de esto.

   -Algo así, ¿me harías un favor?- la niña asintió- Busca a tu madre, haz que venga hasta aquí, pero no le digas que yo te lo he dicho ¿de acuerdo? - la niña asintió y salió corriendo hacia la casa, a los poco minutos regresó con mi... su madre agarrada de la mano. La mujer al ver a Damon se alarmó e intentó cubrir a la niña con su cuerpo.

   -¿Qué hace un vampiro, aquí?¿Que es lo que quieres?- habló la mujer con la voz más severa que le he oído en mi vida.

   - Lo primero, me llamo Damon Salvatore, supongo que eso te dice algo, segundo necesito que una bruja me haga un favor. Necesito que localices a mi hermano, Stefan Salvatore- la mujer no dijo nada solo miró a la niña y a su alrededor.

   -Está bien, pero, después te irás, marido no sabe nada de este tipo de cosas- el vampiro asintió con una sonrisa- cielo, necesito que me cojas de las manos y repitas lo que digo- le dijo a la niña y yo... es decir, ella, asintió- Permisso Laca Tha Tar.

   - Permisso Laca Tha Tar.- repitió la niña junto con su madre. Estuvieron así un rato bajo la atenta mirada de Damon y la mía, hasta que todo se volvió borroso, una especie de niebla cubría todo y las tres figuras que tenía delante habían desaparecido, el lugar había perdido sus alegres colores, parecía que el mundo se había vuelto gris y sin vida.

   Y la volví a ir, volví a ir esa canción pero esta vez estaba siendo tarareada. Allí estaba ella, ahora podía distinguir claramente su figura estaba a tan solo tres metros de mi, quise atacarla, pero mi cuerpo no obedecía.

   -No lo intentes, no puedes moverte- dijo y sentí que sonreía- me ha parecido muy interesante ese recuerdo, a pesar de que tú no lo recordaras.

   -¿A qué te refieres?- le gruñí

   -Ese recuerdo fue tu primera experiencia con lo sobrenatural, no lo recuerdas porque tu madre realizó un hechizo en ti, uno que ni siquiera tu transformación a vampiro pudo hacer que lo recordaras.- contestó

   -Qué tierno de tu parte mostrarme eso, pero no me creo que entraras en mi cabeza y que me hicieras llegar esa estúpida caja de música solo para enseñarme eso.

   -Pues, aunque no lo creas, a sido solo por eso. Es parte de mi función, hacer que te replantees la realidad en la que vives, que para que dudes de todo lo que te rodea...- no la dejé acabar cuando me abalancé sobre ella con la intención de golpearla pero desapareció, mi puño fue a dar con el aire. Y oí como la mujer reía mientras sobras empezaban a alargarse, arrastrándome con ellas a una oscuridad agobiante.

   Desperté sudorosa y enredada en la sabana, pero no estaba en la cama sino en suelo. Intenté salir de las cadenas de tela que se me habían enrollado por el cuerpo, resignada y frustrada, rompí las sabanas consiguiendo liberarme. Miré el despertador de mi mesilla que marcaba las 5:47am. Sabía que no podría volver a reconciliar el sueño y no quería salir a correr así que bajé aún en camisón a la cocina y empecé a sacar todo lo que encontraba, huevos, leche, baicon, harina... y empecé a cocinar. Horas más tarde, cerca de las 10:00, bajó Caroline y guiada por él olor de la comida, vino a la cocina, encontrándose con montones de comida, desde panqueques con sirope por encima, a pasteles de carne.
Al poco también llegaron Damon, Stefan y Elena.

   -Creo que ya ha perdido la cabeza- dice Damon en voz baja mientras Stefan y él se miran.
  

La sobrina de los Salvatore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora