Capítulo 18.− Inseguridad

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Bueno, los personajes no me pertenecen, si no a su creador Masashi Kishimoto

Capítulo 18.− Inseguridad

Según la leyenda, existió una vez una Sombra Sin Nombre, que vagaba sola por el mundo, perdida, sin pertenecer a ningún cuerpo.

Al descubrir que era la única sombra con voluntad propia, y que no tenía cuerpo, fue preguntando al mundo si quería ser su cuerpo.

Le preguntó a una roca, que le mandó a hablar con el Amo de la Montaña, el cual se enfureció con ella, lo mismo ocurrió con el Amo del Bosque, al que le envió un árbol. Cuando un pez le aconsejó que hablara con el Amo del Mar, este intento encerrarle en una prisión submarina. Cuando habló con el Amo del Viento, por recomendación de un pájaro, aquel se rio de la Sombra Sin Nombre, burlándose de su insignificancia.

Culpando de todo a los soles, despotricó contra ellos, y después de que la enviaran a hablar con el Amo de los Soles, este intento destruirle; a partir de entonces, no salió más de día.

Una noche, las lunas le dijeron que hablara con el Amo de las Estrellas; este escucho pacientemente su problema, y, cuando termino, le informo del motivo de su existencia: ella era la sombra de los seis amos, pero, como ellos no debían tener sombras, intento destruirla a su vez.

Cansada de ser rechazada, la Sombra Sin Nombre se ocultó en lo más profundo del subsuelo.

Allí conoció finalmente a la que acabaría siendo su compañera, una serpiente, de la que se hizo amiga.

Desde entonces ambas compartieron el mismo destino y la sombra paso a llamarse la Sombra de la Serpiente.

Para cuando la serpiente murió, la sombra había adquirido el suficiente poder como para existir como un ser poderoso, adquiriendo la forma de la serpiente.

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Sus pasos eran simples, no llevaban mucha velocidad ni se quedaba atrás, sin embargo, su mente analizaba los millones de resultados de esa misión, esos resultados que no sabía si era capaz de asimilar, sobre todo por esos encuentros o desencuentros que podía sufrir.

Por qué solo una cosa era segura dentro de toda la información recibida, y era que Itachi estaría ahí, listo para luchar de nuevo, y él ya estaba demasiado cansado de esa historia, y aún más, no sabía la manera de darle un final.

Cosas del pasado que se clavaban en su alma, con unos deseos oscuros de venganza que trataba de calmar, pero al mismo tiempo, otros que no podía identificar, porque las ganas de matarlo eran iguales a las de dejarlo vivo. Y aun con su vista fija en el camino, y todos sus sentidos alerta, se preguntaba si era posible aplazar esa reunión, cumplir con su misión y alejarse de ese lugar sin tener que topárselo, aun cuando eso era poco probable.

Cerró los ojos unos momentos, esos ojos que tal vez le podrían decir que debía hacer, aunque no pudo evitar recordar la ardua pelea y la forma de conseguirlos, trayéndolo de nuevo a la realidad, tenía que concentrarse en la misión, el destino de todo el mundo, literalmente, dependía de poder lograrlo o no.

Miró de reojo a la mujer que caminaba a su lado, que tenía un aire pensativo y el ceño ligeramente fruncido.

− ¿Pasa algo? – Le preguntó con calma

La mujer respingo levemente, sonrojándose un poco y negando con la cabeza.

− Solo repasaba la misión – Dijo con una sonrisa

Tonos de fríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora