CAPÍTULO 7

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Ren miraba las bolsas de la ropa que había comprado, su semblante era triste, cuando menos se lo espero las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas. La escena se repetía una y otra vez en su mente provocando que su corazón se estrujara cada vez más. Su celular comenzó a sonar, pero terminó apagándolo, quería estar solo. Se acostó en la cama y abrazo una almohada dejando que las lágrimas empaparan la funda de ésta. Cerró sus ojos dejándose llevar por los brazos de Morfeo.

Al día siguiente despertó sintiendo cómo sus ojos ardían pues en la madrugada había despertado gracias a una pesadilla y volvió a llorar hasta quedarse dormido de nuevo. Miró la hora viendo que era la una de la tarde, la puerta se abrió de golpe dejando ver al castaño junto con los otros dos.

—¿Ren? —el rubio miró al castaño—, ¿qué tienes? —se sentó a su lado viéndolo preocupado.

Ren ya no pudo más, abrazo fuertemente a Minhyun poniéndose a llorar de nuevo desconcertando a los tres. El castaño correspondió el abrazo empezando a sobar la espalda del rubio. Los tres se miraron con discreción entendiendo de inmediato por quien lloraba Ren.

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Era lunes por la mañana, varias personas comenzaban de nuevo con sus labores. Ren caminaba tranquilo hacia la escuela, no le importaba si llegaba tarde sólo quería disfrutar de aquel pequeño paseo. Después de quince minutos iba dando vuelta en la esquina quedándole escasos metros para la entrada del colegio cuando en eso alguien paso a su lado chocando su hombro con el de él cayendo después al piso.

—Oye, ¿JR? —lo miro sorprendido— JR, ¿te encuentras bien? —se acercó de inmediato al pelinegro pues éste aún no se recuperaba del brazo— ¡¿Qué te paso?! —preguntó alarmado al ver cómo JR sangraba por la boca— Tenemos que ir al hospital.

El pelinegro no dijo nada, Ren detuvo un taxi indicándole que los llevara al hospital lo más pronto posible. Durante el camino JR se quejaba de vez en cuando preocupando al rubio. Al llegar pagó y se bajo llevándose al pelinegro casi a rastras, al entrar empezó a gritar como loco.

—N-No...s-seas...t-tan...e-escandaloso —dijo con dificultad empezando a ver borroso.
—Pero...—se quedó mudo al ver bien al pelinegro, éste sangraba de un costado del abdomen.

Al poco tiempo llegaron las enfermeras con una camilla llevándoselo dejando al rubio en la entrada.

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—No llega —decía Minhyun caminando de un lado a otro—. ¡¿Por qué no llega?!
─Ya tranquilo, ayer estaba muy mal no tiene nada de malo que falte —intentó calmarlo Aron.
—Pero...
—No te preocupes Min, no le va a pasar nada, lo más seguro es que esté en su cama con las cobijas cubriendo sus piernas, comiendo helado de chocolate mientras escucha música de desamor —comentó Baekho recibiendo a cambio un golpe por parte del castaño—. ¡Auch! No me golpees, sólo digo lo que podría estar haciendo —Minhyun suspiró y se fue a sentar a su lugar.

**¿Tanto te afectó Ren?**—pensó Minhyun preocupado.

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Ren caminaba de un lado a otro en la sala de espera sintiéndose cada vez más desesperado por no tener noticias sobre el pelinegro. Sólo habían transcurrido quince minutos y el rubio se sentía a morir sin saber nada de JR. El verlo en ese estado le preocupó demasiado, pero no sólo eso, también hizo que una gran curiosidad por saber el qué le había ocurrido invadió su ser.

Empezó a recordar todas las veces que veía a JR entrar con golpes en el rostro o quejándose levemente, pensando en que casi a diario iba con nuevos golpes cosa que lo preocupaba más. Recordó la platica de sus compañeros donde casi se le va encima a uno, ¿qué tal y si era verdad lo que habían dicho, que golpeaban a JR en su casa? Sintió una punzada en el pecho sintiéndose triste.

Los minutos transcurrían y Ren ya no soportaba más la espera, quería saber qué tenía JR, si estaba bien o estaba grave, quería saber si se recuperaría pronto y más. Se mordía las uñas tratando de controlar su nerviosismo hasta que la doctora que se lo había llevado apareció.

—Doctora, ¿cómo se encuentra? ¿Está bien? ¿Se encuentra grave? ¿Va a quedar en coma? ¡¿Va a morir?! —preguntó Ren desesperado, la mujer rió un poco.
—Tranquilo jovencito, su novio se encuentra bien —el rubio se sonrojo levemente al oír la palabra "novio"—. Afortunadamente la cortada no fue tan profunda, lo único que nos retrasó fue que había perdido sangre aunque no demasiada —Ren sentía cómo su alma regresaba a su cuerpo—, pero sí me gustaría hacerle un par de preguntas —Ren asintió—. Sígame por favor.

Mientras tanto, en una de las habitaciones del hospital, estaba JR despertando desconcertándose por completo al ver que no estaba en el salón de clases, pues pensó que se había quedado dormido. Los recuerdos invadieron su mente de golpe haciendo que la sangre le hirviera, miró para todos lados comprendiendo que estaba en el hospital. No le era novedad ya que pasaba más tiempo ahí que en cualquier otro lugar.

Se sentó con cuidado y miró a través de la ventana viendo que el sol estaba en su mayor resplandor, nunca lo había visto de aquella forma pues cada que lo veía se apreciaba de una manera opaca o al menos así él lo veía. Normalmente las noches y los días lluviosos le parecían más hermosos que los días soleados, pero ahora era una excepción, el sol resplandecía al máximo como si estuviera dando una señal.

La puerta se abrió dejando ver una cabellera rubia, el pelinegro frunció el ceño pues nadie lo iba a ver cuando estaba en el hospital hasta que un rostro bastante conocido para él se asomó haciéndolo sonreír inconscientemente. Ren entró con pasos lentos y temblorosos, su corazón latía como loco con tan sólo apreciar la sonrisa de JR. Ren tragó saliva con dificultad, se arrimó una silla que estaba enfrente de la cama para sentarse a lado del pelinegro. JR en ningún momento apartó la mirada del rubio, sintiéndose en completa paz, olvidando todos sus problemas.

—¿Cómo te sientes? —preguntó tímido Ren.
—Un poco adolorido, pero mejoraré —respondió JR mirándolo—. Gracias Ren —el nombrado sonrió.
—No tienes que agradecer, yo...—se rascó la nuca nervioso.
—No digas eso, estoy en deuda contigo, así que cuando necesites algo dímelo —Ren lo miró por un largo tiempo para después asentir—. ¿Podré irme pronto?
—Sí, pero hasta mañana o si quieres en unas horas, ya que tienes que dejar descansar un poco más tu cuerpo —JR asintió—. ¿Qué te pasó? —JR desvió la mirada, no quería que él supiera porque eso haría que empezara a contarle cosas que no quería recordar más— JR...
—Ahora no Ren —el rubio entendió, o al menos eso creía.
—¿Quieres que llame a tus padres? —JR negó— Pero ellos necesitan saber tu estado de salud —JR volvió a negar—. Entonces, ¿a tus hermanos o hermanas? —JR volvió a negar— ¿A algún amigo tuyo que viva por tu casa o a...tu novia? —las últimas palabras las dijo con tristeza, pero sorprendiendo al pelinegro.
—A nadie Ren, sobre todo a las últimas personas que mencionaste, ya que no las tengo —Ren lo miró sorprendido—. No tengo amigos Ren, mucho menos novia, sé muy bien que sabes que prefiero estar solo que acompañado —eso entristeció al rubio quien estaba por ponerse de pie—, pero contigo es una excepción, me agrada mucho tu compañía —le sonrió provocando que Ren sonriera—. Me agradas Ren y mucho.

Una enfermera entró diciéndole a Ren si podía esperar un momento afuera en lo que le hacía un chequeo al pelinegro y darle su medicamento. El rubio salió, al estar afuera brincó de alegría, quería gritar, pero no podía ya que estaba en un hospital. Su celular sonó recordando que no le había dicho nada a sus amigos, al ver la pantalla un escalofrío recorrió su espalda al leer el nombre.

—Ahora, ¿qué haré? —dijo temeroso de lo que pudiera pasar.

NO ESTÁS SOLO [JREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora