CAPÍTULO 3

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—Ya hablen —dijo Ren deteniendo a sus amigos—. Yo sé que ustedes tiene algo que ver —entrecerró los ojos—, a mi no me engañan.

Los tres rieron al ver la cara del rubio. Baekho sonrió, Aron rió nervioso y Minhyun miró para otro lado.

—¡Lo sabía!
—No grites —dijo Aron.
—Pues el sentarnos con él lo teníamos planeado, pero eso de que se llenara por completo la cafetería no, te juró que también nos sorprendimos —explicó Baekho.
—Además, deberías agradecernos, hicimos que te sentaras en la misma mesa que tu amado —se burló Aron.
—Sí, pero eres muy tonto Ren —lo reprendió Minhyun—, le hubieras hablado —el rubio desvió la mirada—, ¡hubieras aprovechado!
—Sí, estaba leyendo como si nada, hasta dije cosa malas y él como si nada —frunció el ceño Baekho—. Es raro tú novio.
—No, se dice futuro novio y eso a ver —comentó Aron para después reír los tres.
—¡Ya! —gritó Ren con un leve sonrojo.
—Escucha Ren, si no haces un intento mínimo nunca ocurrirá nada, ni siquiera serás su amigo —aconsejó el castaño.
—Además, ¿viste la mirada que te lanzó? —Aron codeó a Ren— Se te quedó viendo un buen rato, uh~ veo que el empujón sirvió de algo —levantó las cejas juguetón.
—¡Ya! —dijo el rubio ahora completamente rojo— Minhyun calma a tu esposo.
—Ya Aron déjalo —habló con un leve rubor.

Dicho esto se fueron a su respectivo salón pues ahora les tocaba en salones distintos debido a la materia que llevaban.

•••••

Ren esperaba a Minhyun afuera del baño. Estaba mirando sus pies, levantó la vista justo cuando JR salía del baño, se quedó paralizado, tragó saliva con dificultad. Poco después salió Minhyun quien rió al ver al rubio un poco sonrojado.

Ambos caminaban rumbo a la parada de autobuses para poder ir al centro comercial. Ren iba con la mente en blanco mientras Minhyun sonreía en su interior pues si que se llevaría una sorpresita el rubio.

Al llegar Minhyun buscó con la mirada la tienda donde le había gustado demasiado la ropa y lo mejor era que quedaba enfrente de una cafetería pequeña. Arrastró al rubio hacia dicha tienda y se la pasó viendo la ropa, Ren también estaba encantado que no dudó en comprar dos playeras y tres pantalones.

Después de dos largas horas viendo la ropa fueron a la cafetería de enfrente. Ren y Minhyun iban platicando de cosas sin sentido hasta que se fueron a sentar.

—Hola, yo seré la persona que los atienda, ¿qué les gustaría ordenar? —Ren se quedó paralizado mientras Minhyun sonreía.
—Hola —Minhyun miró al chico-—, a mi me gustaría un capuchino bien frío y una rebanada de pastel de chocolate, ¿y tu Ren?
—Y-Yo...b-bueno...una rebana de pastel de mora...y...y u-un...j-jugo.
—Enseguida se los traigo.
—¿Es en serio? —preguntó sorprendido Ren— Él, ¡ÉL! —gritó llamando la atención de los demás— Lo siento —se encogió en su asiento todo rojo.
—Vaya quien lo diría, él trabaja aquí —intentó fingir sorpresa Minhyun.
—A mi no me engañas, tú lo sabías —lo señaló con el dedo.
—No en serio, jamás había venido aquí, pero me lo recomendó mi mamá —el rubio entrecerró los ojos—. Bueno sí, ya lo sabía —dijo rindiéndose pues las mentiras no se le daban.
—¿Hace cuánto? —indagó el rubio.
—Apenas ayer me enteré —sonrió—. Ya, no es para tanto él trabaja no te va a hacer caso, él sólo te tomará como un cliente más.
—Ya lo sé —suspiró desaminado—. Al menos ya sé ha donde venir por un café o jugo —sonrió contento—. Ahora que lo pienso, ¿por qué trabajará JR? —Minhyun se encogió de hombros.
—Aquí está su pedido, que lo disfruten —dijo el pelinegro.
—Gracias —el pelinegro estaba a punto de irse, pero fue detenido por Minhyun—. Oye JR, ¿te gustaría ir mañana al parque con nosotros? —el nombrado levantó una ceja—. Si nos recuerdas, ¿verdad? Somos tus compañeros de escuela.
—Sé quienes son y lo siento, pero no puedo —dicho esto se marchó.
—Bueno al menos lo intenté —Ren suspiró.

•••••••••••••••

El lunes llegó, Ren estaba terminando rápido la tarea de matemáticas pues había olvidado por completo que era para ese día y eso que la habían dejado desde hace dos semanas. Estaba demasiado presionado pues sólo llevaba resueltos cinco de treinta.

Baekho al entrar al salón fue corriendo con Ren.

—Pásame la tarea Rennie por favor —dijo suplicando.
—La estoy haciendo —hizo puchero—. No entiendo nada.
—A ver pásame los que tengas —sacó su lápiz y copió los cinco primeros—. Ren, ¿sólo llevas esos? —el rubio asintió con un puchero— ¡Estamos perdidos!

Aron entró, al ver a sus amigos sonrió y fue con ellos. Frunció el ceño en cuanto los notó tan atareados y discutiendo el cómo se realizaba un problema.

—Oigan ustedes dejen de discutir.
—Aron amor mío de mí que bueno que llegaste —Baekho lo abrazó—, pásame la tarea.
—¿Tarea? ¿Cuál? —preguntó confundido.
—¿Cómo que cuál? La de matemáticas, lo de los treinta problemas —explicó Ren. Aron abrió sus ojos como platos.
—¡¿Era para hoy?! —preguntó alarmado.
—¡No puede ser! Estamos perdidos —golpeó Baekho su frente con el pupitre— Un momento...Minhyun, ¡el puede ayudarnos!
—Minhyun no vendrá —dijo Aron—. Se enfermó de gripe y al parecer tiene mucha fiebre.
—¡¿Qué?! ¡No! ¡¿Por qué?! ¡Rra mi única esperanza! Minhyun maldito, ¿por qué nos abandonas ahora cuando más te necesitamos? —dramatizó Baekho.
—Ya deja de quejarte y apúrate —dijo Ren viendo a su amigo, pero se sorprendió al ver el cómo entraba JR—. ¿Qué le pasó? —preguntó sorprendido al ver que el pelinegro tenía el labio abierto y un gran moretón cerca del ojo derecho.

Todos miraban atentos el rostro de JR quién sólo se fue a sentar a su lugar como si nada. Cinco chicas se acercaron a él y empezaron a hacerle preguntas, un grupo de chicos reían mientras que otros pocos estaban preocupados.

Ren dejó de lado la tarea, ya no le importaba ni siquiera si sacaba un cero, estaba preocupado, molesto y triste. Sentía como su corazón se estrujaba poco a poco al ver así al pelinegro.

NO ESTÁS SOLO [JREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora