CAPÍTULO 37

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El silencio los invadió. Un nudo en la garganta de Ren no le permitía hablar pues sabía que si abría la boca lo más probable que saliera de ella fueran sollozos por lo que sólo se quedó abrazando al pelirrojo dejando que las lágrimas salieran en silencio.

—Cuando Kahi se fue —aquello sorprendió a Ren, creía que ya había terminado de contarle, pero no dijo nada sólo se dispuso a escuchar—...todo se puso peor. Sin embargo, eso no me detuvo para seguir protegiendo a Kaeun.
»Cuando cumplí los catorce le pedí a mi tío que me diese trabajo en una de sus cafeterías, lo menos que quería era pasar tiempo en casa; sin embargo, antes de pedírselo me aseguré de que Kaeun no estaría en la casa hasta la noche y en eso le pedí ayuda a Nana. Nunca le dije los motivos pero aceptó. Desde que empecé a trabajar, no sólo quería estar tranquilo, quería conseguir el dinero suficiente para comprar un departamento y traer conmigo a Kaeun, sacarla de aquel sitio que dejó de llamarse hogar desde hace tiempo. Y justamente en estos momentos estamos en ese departamento, hay una puerta hasta el fondo ese se supone debería dar entrada a la habitación de Kaeun, pero ella no quiere salir de allá.
»Por eso te dejé hace rato, sé que a la misma hora llega él y todo comienza, no podía dejar a Kaeun sola y que sufriera, hací han sido los últimos años. Pero últimamente está actuando raro, mejor dicho volvió a ser la de antes, cada golpe que recibo ella dice que me lo merezco y ya no me ayuda como antes a limpiar mis heridas. Quisiera quedarme aquí ya, pero no puedo dejarla, no puedo permitir que algo le pase, después de todo es mi hermana.

Un torbellino lleno de enojo comenzaba a invadir el cuerpo de Ren, ¿cómo era posible que JR arriesgándose a llegar grave al hospital, o en el peor de los casos, llegar incluso hasta la muerte por protegerla, ella lo trate mal? No podía creerlo.

—Si te preguntas por qué no le dije a mi tío todo lo que pasa estás en un error, yo le dije, le pedí ayuda —bufó—, pero lo único que me contestó es que debí haber hecho algo malo, que en mi edad era normal recibir golpes porque estaba en la etapa de rebeldía y tenían que educarme con mano dura —rió en tono amargo—. Ese día tenía el ojo morado y apenas podía caminar. Le pedí ayuda a Mingyu, el sólo me dijo que dejara de meterme en peleas de la escuela o me expulsarían. Desde entonces entendí que debía guardar todo, que no importara cuan grave fuese la situación debía resolverla por mi cuenta sin ayuda de nadie, pues estaba solo.

Ren lo miró a los ojos notando aquella mirada —que sólo percibió en la azotea de la escuela cuando fue en busca de él e inició su amistad— llena de tristeza y soledad pero que ahora suplicaba por ayuda, ¿o es que siempre la había pedido? Estaba seguro que sí.

—Estas son mis razones por mi comportamiento, yo...

Ren no dejó que terminase de hablar ya que había unido sus labios con los ajenos. Ya no quería escuchar más, su pecho dolía bastante y sólo quería transmitirle sus sentimientos a JR a través del beso, un beso puro y reconfortante.

•••••••••••••••

Sus ojos se abrieron con algo de pereza topándose con el rostro sereno del pelirrojo sonriendo de forma débil al ver un pequeño moretón cerca del mentón, el cual no había visto el día anterior. Con la mirada delineó cada facción de su rostro con lentitud hasta llegar a esos dos belfos rosados que le encantaban que no dudó en depositar un corto beso en ellos esperando no despertarlo. Al ver que JR seguía en el quinto sueño se levantó retirando con delicadeza el brazo del contrario de su cintura para poder ir al baño.

Una vez que terminó de hacer sus necesidades y se lavó las manos se miró en el espejo recordando la plática pasada sintiendo una punzada en el pecho a la altura de su corazón. Se sentía molesto consigo mismo por tener aquellas reacciones antes sin llegar a imaginar todo lo que JR sufría y él todavía lideaba con su mal genio cuando no le decía nada. Suspiró apoyando ambas manos en el lavado, debía hacer algo pronto.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar que en cualquier día recibiese un mal golpe que lo llegase a llevar al hospital y su vida corriese peligro. Agitó su cabeza tratando de desechar esa idea. Pero de tan sólo recordar los malos tratos de Kaeun hacia JR provocaba que su sangre hirviera, apretó con fuerza los puños hasta que salió del baño dirigiéndose a la cocina. Sabía de antemano que cocinar no se le daba, pero quería ver que había y que pudiese preparar sin necesidad de usar mucho. Esto lo hacía no sólo por querer prepararle el desayuno a su amado, sino que quería disminuir su enojo.

Tan sumergido estaba en lo suyo que no se percató de la presencia de JR quien sonrió y lo abrazó por detrás ocultando su rostro en el hueco de su cuello. Aquello no hizo mas que relajar a Ren y detener todo acto.

—Buenos días.
—Buenos días —contestó sintiendo como su quijada se destensaba, al menos en ese momento.
—¿Qué preparas?
—Un platillo súper difícil.
—¿Cereal con leche? —rió un poco sintiendo pequeños piquetes en el torso, además de recibir una mirada de reproche por parte del rubio—. Entonces desayunemos cereal con leche.

El silencio se hizo presente, sólo se escuchaban las cucharas chocar con el plato al momento de agarrar las hojuelas. El sonido de un celular se escuchó, Ren se puso de pie yendo a la habitación del pelirrojo, no sólo sabía que era el de él sino que lo más seguro era que se trataba de su madre o hermano al percatarse de que no se encontraba en casa, después de todo no había avisado que no llegaría a dormir.

La llamada se prolongó entre regaños por parte de su madre y hermano hacia él y en las miles de disculpas que decía. Una vez que terminó escuchó la vibración que producía el celular de JR sobre el mueble de madera. Lo tomó viendo la pantalla percatándose de que era un mensaje de Kaeun.

Al leer aquel nombre sintió su quijada tensarse de nuevo siendo recorrida por un hormigueo.

**¿Qué querrá?**

Desbloqueó la pantalla agradeciendo que JR no lo tuviese con un patrón o código. Leyó el mensaje aventando poco después el aparato a la cama y saliendo furioso del dormitorio azotando la puerta cosa que llamó la atención de JR quien lavaba su plato y cuchara.

—¿Sucedió algo?
—¡No quiero que regreses a ese sitio! ¡¿Me escuchaste?!

JR permaneció perplejo ante lo dicho por su novio. Lo examinó con la mirada notando sus puños cerrados.

—Podrías explicarte por favor —utilizó un tono sereno.
—¡Sabes a lo que me refiero! —sus ojos retenían las lágrimas—. ¡NO TE QUIERO DEVUELTA EN ESE SITIO! —su cuerpo temblaba del coraje.
—Ren...
—¡No quiero excusas!...No quiero escuchar que de tu boca salga algo que me lleve la contraria... No quiero...

Una a una las lágrimas descendían por sus mejillas.

—Se que Kaeun es tu hermana y la quieres proteger, pero...ya es suficiente.
—Ren...
—¡Deja que ella reciba los golpes! —aquello sorprendió a JR— Que sienta el mismo dolor que tú. Si ella no quiere salir de ese infierno es su problema, que se quedé, pero tú...ya no regreses ahí —un sollozo escapó de sus labios.

JR se acercó con pasos lentos terminando por abrazarlo y dejar que se desahogara.

—No te quiero perder —dijo aferrándose a la playera del contrario—. Podrías recibir un mal golpe y...—sollozó de nuevo— no te quiero perder...

JR suspiró, acatar aquello le sería difícil. Él sabía a lo que se exponía, sin embargo, no le importaba. Como lo había dicho con anterioridad, prefería que el recibiese los golpes a que aquel tipo les pusiera una mano encima a sus hermanas —aunque ahora sólo sería una— y eso no lo iba a cambiar.

**Lo siento mucho Ren**.

NO ESTÁS SOLO [JREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora