EPÍLOGO

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Echó un vistazo al pasillo que daba directo al comedor cerciorándose de que su amado no hiciese acto de presencia para luego ingresar a la sección de notas donde tenía su lista con las cosas que necesitaría para el cumpleaños de éste.

—Veamos, ¿qué me faltará?

Globos - (listo)
Serpentinas - (listo)
Pastel - (listo)
Comida - (listo)
Lugar para la fiesta - (listo)
Bebidas - (listo)
Cañón lanza confeti - (listo)
Regalo*

—Sólo me falta comprar el regalo —sonrió.
—¡Ren!

El nombrado bloqueó el aparato y lo guardó en su bolsillo antes de salir de la cocina encontrándose con JR revisando algo en el interior de su mochila antes de irse a la escuela, pues estaban en época de exámenes; además de estar a fines del semestre. Y, a un lado de él, estaba apoyado el bastón que había estado utilizando los últimos tres meses a petición de Ren.

—¿Qué pasó JR?
—¿Ya estás listo?
—Por supuesto.

JR lo miró dedicándole una pequeña sonrisa siendo correspondida al instante. El ahora pelinegro caminó hacia él y depositó un corto beso en los esponjosos labios de Ren tomándolo por sorpresa provocando que sus mejillas adquirieran un leve rubor.

—Entonces vámonos.

Caminó seguro hacia la puerta agarrando las llaves hasta que Ren le gritó que olvidaba su bastón ocasionando que el pelinegro suspirara derrotado. Él se sentía mejor y estaba seguro de ya no necesitarlo, sin embargo, Ren insistía en que lo llevara.

—Ren, ¿es necesario que todavía ande con el bastón?
—Claro que sí JR, ¿qué tal y te vuelves a fracturar?
—Pero si ya estoy bien.
—¿Y qué me lo asegura?

JR volvió a suspirar antes de tomar el objeto y salir con el seguido de Ren quien ahora tenía el cabello de un tono marrón. Todo había sido diferente desde la última vez que vio a sus hermanas, Ren actuaba peor que cuando no lo dejaba ir a su "hogar". Al salir del hospital Ren lo había llevado a su casa diciéndole que él se encargaría de cuidarlo y que cuando no se encontrase, debido a la escuela y que trabajase unas cuantas horas en la cafetería, su madre se haría cargo de él o Mingyu —en caso de que este fuese a verlo—. Así transcurrieron dos semanas llenas de fisioterapias hasta que regresó a la escuela, pero eso no quería decir que dejase sus terapias de lado, sólo había retomado su rutina normal diaria. Los días pasaron volando, ahora estaban por terminar el semestre y a nada de iniciar sus vacaciones de verano lo que significaba tener tortuosos días de entregas de trabajos, exámenes, exposiciones y más.

Iban caminando tomados de la mano hacia la parada de autobuses en silencio sintiendo el ligero viento acariciar sus rostros y mecer sus cabellos. Cada uno iba sumergido en sus pensamientos, sobre todo Ren, quien pensaba en qué regalarle a su novio para su cumpleaños. Quería algo hermoso y especial. Le había pedido ayuda a Minhyun, pero éste de inmediato le dijo que no dejara que JR lo desflorara cosa que no había entendido y hasta el momento seguía sin entender; le había dicho a Aron y Baekho, pero ninguno supo decirle algo; habló con Mingyu recibiendo una respuesta inesperada de él, pues le había dicho que no importase qué le fuera a regalar a JR ya que él lo valoraría demasiado, incluso si le daba una pequeña piedra el pelinegro lo guardaría y atesoraría.

—¿Estás bien? —preguntó JR de repente sentado a su lado.

Ren miró a su alrededor sorprendiéndose, ¿en qué momento se habían subido y tomado asiento? Una pequeña risa llamó su atención posándola sobre el pelinegro quien movía la cabeza a manera de negación.

NO ESTÁS SOLO [JREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora