CAPÍTULO 40

823 115 38
                                    

Angustiado, así era como se sentía. Miraba a cada rato la hora en su celular percatándose de que cada vez faltaba menos para que terminara su horario laboral lo que significaba acompañar a JR a su casa, sin embargo, no quería. Sabía que había contestado con una afirmación, pero realmente no quería que JR pusiera de nuevo un pie en esa casa, ¿qué tal si le ocurría algo y él no podía hacer nada? De tan sólo pensarlo le causaba pánico.

Soltó un suspiro y miró a su amado llevando unas malteadas junto con unos pays, ¿cómo podría impedir que fuese? Volvió a suspirar sintiendo una mano posarse sobre su hombro, giró un poco su cabeza para ver al dueño de dicha mano topándose con el rostro de Baekho quien con un movimiento de cabeza le indicó que lo siguiera. Ambos entraron al cuarto de empleados poniéndole pestillo a la puerta. Ren tomó asiento en la banca situada en el centro de la habitación, dirigió su mirada a su amigo quien yacía de pie frente a él con los brazos cruzados.

—Habla —Ren frunció su ceño al no entender—. Algo te preocupa, ¿qué es?
—¿Dónde quedó el Baekho juguetón y despreocupado?
—El hecho de que luzca como alguien despreocupado, no quiere decir que no me preocupe por mis amigos. También puedo ser alguien serio —ambos rieron un poco—. Ahora sí, habla, ¿sucede algo?
—Es JR.
—¿Te hizo algo?
—No, es sólo que... —guardó silencio, no estaba seguro de querer contarle a su amigo sobre lo que le había dicho JR, después de todo, no era un asunto que se pudiese tomar a la ligera.
—Entiendo —el rubio lo miró curioso—, es algo muy íntimo que no se puede compartir sólo así —sonrió con levedad—. Da gracias que soy yo quien te pregunta y no Minhyun —Ren sonrió—. Bueno, no sé en que consiste ese asunto, pero si te puedo decir que a juzgar por tu rostro es algo muy serio, aunque no sé si muy grave. Sólo te puedo decir que permanece a su lado.

Ren estaba asombrado, nunca llegó a imaginar que fuese Baekho quien le dijera aquello. Podía creerlo de Aron y, obviamente, de Minhyun, pero, ¿Baekho? Era de sorprenderse. Su amigo tomó asiento a su lado y lo miró directo a los ojos.

—No lo tomes a mal, pero llevo el mismo tiempo que tu observando a JR. Al principio fue algo vago, sin embargo, conforme pasó el tiempo la curiosidad me ganó, ¿y a quién no? No es normal ver que uno de tus compañeros llegué casi siempre con moretones, rasguños o raspaduras al salón. Quería acercarme a él aunque sabía que con mi manera de ser sólo iba a alejarlo hasta que tu lo lograste, pudiste atravesar las barreras situadas a su alrededor —sonrió—. Cuando él te dejó entrar el cambio fue muy notable, o al menos para mi lo fue —rió un poco.
»Sé que es raro que yo diga esto, pero de verdad permanece a su lado hasta que el amor se esfume. Se nota demasiado el sentimiento que ambos comparten, incluso hasta hacen que vea muy mal mi soltería —Ren no pudo evitar reír—. No te rías, de verdad hacen que piense en conseguirme una pareja pronto —ambos rieron.
—No estoy muy seguro de que JR me ame, pero me quiere y...
—Te equívocas, JR te ama, sus ojos brillan cada vez te ve, su expresión es muy diferente cuando está contigo, por dios todas las miradas que te lanza son tan dulces que incluso siento que me va a dar diabetes —el rubio lo golpeó en el hombro teniendo un leve rubor en las mejillas—. Pero volviendo a mi punto inicial, permanece a su lado y afronta las cosas junto a él —palmeó su hombro antes de ponerse de pie y salir.

Ren se mantenía en su sitio procesando las palabras de su amigo. Baekho tenía razón, debía permanecer a lado de JR, además, por algo éste le había pedido que lo acompañase a su casa. Sabía que JR era muy cerrado, pero él hacía todo lo posible por ya no guardarle nada. Le había dicho que no lo dejaría solo y lo cumpliría, afrontaría todo a su lado.

•••••

El frío viento los envolvía y agitaba sus cabellos. Sus manos estaban entrelazadas y caminaban por la calle poco transitada rumbo a la casa del pelirrojo. Ren no dejaba de sentir angustia, pero debía ser positivo y creer que nada malo sucedería. Detuvieron sus pasos, el rubio miró la fachada de la casa siendo ésta de un color crema dando la pinta de que ahí vivía una familia en total armonía.

NO ESTÁS SOLO [JREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora