CAPÍTULO 25 (II)

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—¡JR! —el nombrado seguía caminando ignorando los gritos del rubio— ¡JR!

El pelinegro se detuvo y miró al rubio antes de dejar que las lágrimas salieran adornando su rostro sorprendiendo al contrario quien no tardó en abrazarlo y hacer que ocultara su rostro en su hombro para que la gente no lo mirase de aquella manera.

—JR...—fue lo único que dijo antes de sentir como éste se aferraba a su cuerpo— aquí estoy...te dije que no te dejaría solo...

Después de decir aquello sintió un nudo en la garganta, pareciera que podía sentir el dolor ajeno que le fue inevitable liberar pequeñas lágrimas, pero tenía que mostrarse fuerte, tranquilo.

—Perdón...—fue un susurro apenas audible— es sólo que...—su voz entrecortada no ayudaba.
—Termina de desahogarte  —acarició su espalda sintiendo nuevas gotas mojar su hombro.

•••••

JR estaba acostado en su cama de lado dándole la espalda al rubio quien estaba sentado viéndolo fijamente esperando que estuviera listo pues estaba más que claro que tenían que hablar.

—Te escucho —susurró JR.
—Creo que yo debí decir aquello.
—Sé que tienes preguntas, si me quieres decir cosas como insultos hazlo no diré nada tampoco me molestaré. Es obvio que mis respuestas no serán nada cortas, bueno también todo depende de la pregunta.
»Si tienes más cosas por decirme hazlo, no te voy a interrumpir.

Ren guardó silencio, pensó primero que debía decir no quería regarla o decir algo confuso, pero sentía que a partir de aquella plática las cosas cambiarían, ¿para bien o para mal? Eso lo descubriría pronto.

—Quisiera saber que te ocurre. Se muy bien que algo te pasa, tu mirada volvió a ser la de antes y lo de la llamada deja mucho que decir, tus respuestas evitando mis preguntas me confundían más.
»Lo que dijiste en la cafetería me dejó sorprendido, quisiera que me explicaras ese «Nunca le digo nada a nadie porque cada que voy hacerlo me dejan de lado», ¿qué tanto te haz guardado? ¿Qué tanto no ha dicho tu boca? Quisiera que me lo dijeras, tal vez no todo, pero si quiero que te quites un peso de encima JR. En cuanto a que yo me alejé tienes razón, sin embargo, tengo un motivo que quisiera decirte después —sí, aun no estaba preparado—, y quiero que sepas que no lo hice por querer dejarte solo ni nada, aún así te pido una disculpa.

Guardó silencio esperando no haber olvidado algo que decirle, salvo sus sentimientos hacia él. Vio cómo JR se sentaba —aún dándole la espalda— y suspiraba, el pelinegro sabía que ya era momento de quitarse un peso de encima aunque fuese algo mínimo.

—¿Es todo? —escuchó un leve «Sí»— De acuerdo —volvió a suspirar—. Siempre hablé contigo sobre mis gustos y disgustos, la escuela, el trabajo y más, pero nunca sobre mi familia o algo más privado como por qué nunca estaba con alguien, por qué siempre ignoro a muchos...por qué haz sido al único que he dejado que me conozca...—Ren escuchaba atento— eres él único en quien confió, no puedo confiar en nadie más...ya no...
»Desde pequeño siempre fui reservado, pero eso si hablaba más que ahora. Mi madre casi no tuvo contacto conmigo y a pesar de eso yo siempre buscaba la manera de que tuviéramos mínimo una charla, sin embargo, ella se iba en cuanto comenzaba a hablarle dejándome solo hasta que llegaba cualquiera de mis dos hermanas.

Ren se sorprendió, quería preguntarle, pero mejor se quedó callado pues JR no lo había interrumpido así que era justo que él tampoco lo hiciera. En cuanto terminara de hablar tal vez le haría preguntas, siempre y cuando se quedara con alguna duda.

—Ellas siempre estuvieron ahí y un poco mi padre ya que él trabajaba arduamente para darnos lo mejor como todo buen padre llegando en ocasiones hasta altas horas de la madrugada. Pero cuando descansaba era de lo mejor, jugaba con nosotros tres, nos compraba dulces, salíamos a pasear...—todo aquello lo decía con una gran sonrisa en el rostro—...siempre me aconsejaba que hiciese amigos humanos porque siempre llevaba a casa amigos animales —rió un poco—. Intenté hacerlos, pero en todos lados me excluían.
»Cuando mi padre murió gracias a un imbécil que lo atropelló porque manejaba ebrio, todo en casa cambió, mamá cayó en depresión, Kahi la mayor de los tres intentó buscar trabajo, pero por su edad no pudo. Buscamos ayuda en mi tío, el padre de Mingyu, aunque no fue mucha sirvió de algo.
»Kahi se fue alejando de nosotros por nuestro bien, ella se estaba encargado de todo. Kaeun se sumergió en su mundo dejándome de lado. Fue en ese entonces que Mingyu pasó más tiempo conmigo como un hermano mayor hasta que comenzó a salir mucho con sus amigos y pareja haciéndome a un lado. Nunca le reclamé ni nada era obvio que prefiriera salir a divertirse en vez de cuidar de un niño que no pudo hacer amistades hasta que llegó el día que me dijo que era una molestia, que entendía el por qué Kahi y Kaeun ya no querían estar conmigo. Desde ese día comprendí que tenía que guardar las cosas para mí si no quería ser molesto.

JR guardó silencio, ¿debería contarle su situación actual? No, aún no se sentía psicológicamente preparado. Suspiró y por fin se dignó a ver al rubio quien tenía sus ojos brillosos.

—También cambiaron muchas cosas, todo lo que me rodeaba cambió a algo llamado soledad... Hasta que llegaste —sonrió—. Espero haya respondido la explicación de mi frase con este fragmento de mi vida —bajo la cabeza—, en cuanto a tus otras preguntas —suspiro— las evadía porque sabes que odio las mentiras, no podía responderte un "Estoy bien" cuando sabía perfectamente que no lo estaba y si te decía la verdad indagarías más de la cuenta y aún no me siento preparado para decirte todo, por lo que te pido que me tengas paciencia, aunque creo que está más que claro que no te puedo decir que me ocurre, pero si te puedo hacer mención de que una de las personas que me tiene en este estado es Kaeun...mi hermana es la novia de tu hermano —el rubio lo miró asombrado—. También quiero pedirte una disculpa, mi comportamiento no fue el adecuado, pero cuando empecé a sentir tu lejanía recordé el pasado...—levantó la cabeza— perdón Ren...

El rubio se acercó para abrazarlo pues entendía que después de que muchos te diesen la espalda y todo te lo guardaras no era fácil soltarlo mucho menos cuando te consideraban molesto y gracias a todo lo que dijeses se alejaran.

Ren se separó un poco de JR colocando sus manos en las mejillas ajenas y lo miró a los ojos perdiéndose en aquella fría soledad que transmitían. Sonrió antes de unir sus labios con los del pelinegro en un tímido beso dejando al contrario sorprendido.

—JR...me gustas...—esas palabras no hicieron más hacer sonreír al pelinegro.
—También me gustas Ren...

NO ESTÁS SOLO [JREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora