CAPÍTULO 17 (II)

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**¿Que me escuchaba? ¿No era mejor que yo lo escuchase a él?**—pensó Ren.

—Escucho todos tus cuestionamientos, groserías y demás —respondió JR como si hubiera leído su mente.
—Pues no entendí tu molestia —contestó sin dejar de acariciar la cabeza del contrario—. Quisiera que me lo explicaras bien, pero sin regaños o algo parecido; también quiero saber por qué faltaste una semana, ¿te enfermaste? ¿O tanto fue tu enojo que no me querías ver ni siquiera en el trabajo? —detuvo su mano.
—¿Es todo? —Ren susurro un «Sí»— De acuerdo —suspiró y acomodó su cabeza de manera que pudiera ver al rubio—. Esto es por lo que no quería que trabajaras —colocó su dedo en las ojeras del rubio—, trabajar y estudiar al mismo tiempo es muy cansado.
»Saliendo de la escuela vas a trabajar, la cafetería cierra a las 22:00 horas, en lo que llegas a tu casa dan las 22:45 o 23:00 horas, todavía tienes que cenar y dependiendo de cuanto tardes comenzaras a hacer la tarea y si es bastante terminarás durmiendote tarde. Ahora bien, te debes levantar temprano para ducharte, arreglarte y desayunar algo ligero, para ese entonces tu cuerpo aún no descansó lo suficiente porque dependiendo a que hora te hayas acostado serán las horas que dormirás.

Ren no podía negar que había estado durmiendose tarde, incluso había estado quedándose dormido entre las clases recibiendo varios regaños por parte de los profesores la semana pasada.

—Eso ocasiona tus ojeras las cuales se ven muy feas en tu bonito rostro —esto hizo sonrojar al rubio—. Por eso no quería que trabajaras, porque se muy bien lo difícil que a veces llega a ser y me molestó más el hecho de que aceptaras sin pensar en las consecuencias —acarició su mejilla.
—Entiendo pero...
—Pero ya aceptaste y bueno ahora te toca asumir todo —se encogió de hombros—. Está bien Ren, lo único bueno es que ves que nada es sencillo —sonrió un poco—. Y de acuerdo a tus otras preguntas, no falté porque no quisiera verte —eso alivió en cierta forma al rubio—; tampoco me enfermé.
—¿Entonces?
—Pasó algo y tuve que hacerme cargo de ello, eso es todo —se puso de lado y cerró sus ojos. Eres muy cómodo.

Ren sonrió y volvió a acariciar la cabeza ajena hasta que vio que JR tenía un poco levantada la camisa de la escuela dejando ver parte de su abdomen, sonrió con malicia y comenzó a hacerle cosquillas ocasionando que el pelinegro cayera. Se colocó a horcajadas de él continuando haciéndole cosquillas.

—Detente Ren —siguió riendo—, ¡me voy a mear!
—No, es tu castigo por enojarte conmigo.

Después de unos minutos dejó de hacerle cosquillas, ambos se miraron perdiéndose cada uno en la mirada del otro. JR jaló al rubio del brazo rodeándolo después con los suyos ocultando su rostro en el cuello ajeno dejando a Ren sorprendido quien terminó correspondiendo el abrazo.

•••••

—Ren.
—¿Sí? —dijo con la boca llena, pues después de aquel pequeño momento especial habían pedido pizza.
—¿Te gusta alguien? —el rubio empezó a toser.
—¿Por qué preguntas eso?
—Pues tu amigo estaba hablando fuerte hoy sobre una parrillada y su prima —respondió sin mirarlo—, y dijo algo sobre que te gustaba, ¿es verdad?

Ren estaba sorprendido pues no creyó que JR fuese a preguntarle sobre aquella cosa absurda, pero lo estaba haciendo, ¿acaso el plan de Minhyun había sido intentar sacarle celos a JR? Pero éste no se notaba de esa manera.

—No —contestó después de un rato—, Minhyun estaba bromeando, pero sólo sobre eso de que me gustaba su prima, lo de la parrillada va en serio.
—Oh entiendo —sonrió un poco.
—La parrillada es porque pronto será mi cumpleaños.
—Lo sé, el 3 de noviembre, ¿no? —Ren asintió contento pues al parecer JR no lo había olvidado.

Continuaron comiendo, viendo un programa de variedades, en silencio. Sin embargo, había una pregunta que desde hace mucho rondaba en la cabeza de Ren y recordando la pequeña conversación que acababan de tener, el rubio vio que era la oportunidad perfecta para hacerla.

—JR.
—¿Sí?
—¿A ti te gusta alguien?

El pelinegro dejó de comer ante aquella pregunta. Miró al rubio por un tiempo, mientras que éste estaba impaciente por oír su respuesta.

—No lo sé —respondió encogiéndose de hombros.
—¿Qué? —frunció el ceño.
—Aún no lo sé.
—Entiendo —sonrió intentando disimular su tristeza.

Sabía que esas palabras significaban que había alguien que le gustaba, pero que no quería aceptarlo, o ¿es que acaso no le gustaba nadie y sólo decía aquello para martirizarlo? También estaba la cuestión de que no entendía sus sentimientos ya que no quería confundirse.

—Gracias.
—¿Por qué? —preguntó el rubio desconcertado.
—Porque a pesar de que estábamos mmm un poco distanciados estuviste dispuesto a estar a mi lado.
»Desde que entré al salón pude ver que me mirabas. Cuando atendí una llamada pude ver como te acercabas a gatas a mi lugar y estoy seguro que oíste al menos la mitad de la conversación. Y por último me estuviste viendo en la salida, estabas escondido detrás de la puerta y ahí te quedaste hasta que empezaste a seguirme hasta aquí.

Ren estaba muriendo de vergüenza, él creía que era bueno disimulando, creía que era bueno escondiéndose, pero al oír todo eso por parte del pelinegro entendió que no, ¿entonces JR sabía que gustaba de él? Esa idea lo hacía alarmarse de sobremanera. Rascó su nuca nervioso ocasionando que el otro riera.

—Sí, me di cuenta.
—Creí que no.
—Desde que entré al salón te miré y entre clases en ocasiones también te veía —miró la hora en el reloj digital que tenía en el mueble de la televisión—. Ya es tarde —eran las 21:30pm—, te llevaré a tu casa.
—Está bien.

•••••

—¡JR! —gritó el rubio al ver al pelinegro ingresar al salón, se puso de pie para acercarse a él— Hola —sonrió.
—Hola —le devolvió el gesto.
—¿Hoy nos iremos juntos? —JR asintió— Que bien —lo abrazó tomándolo por sorpresa.

Mientras tanto Minhyun sacaba un sinfín de fotos, Aron sonreía y Baekho bebía leche de chocolate mirando atento la escena e incluso el resto del salón habían dejado sus cosas de lado para ver mejor aquella escena quedando todos en silencio.

—Nos están viendo, ¿cierto? —susurró Ren cerca del oído del otro, recibiendo un asentimiento de cabeza como respuesta— Que vergüenza —ocultó más su rostro en el cuello ajeno.

JR se sorprendió, pero terminó sonriendo en grande y correspondió el abrazo bajo la atenta mirada de sus compañeros quienes no salían de su asombro. Sin embargo, había algo que el pelinegro acababa de comprender del cual ya no tenía duda alguna.

NO ESTÁS SOLO [JREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora