CAPÍTULO 28 (I)

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JR borraba con la yema de sus dedos los rastros de lágrimas que yacían en las mejillas del rubio quien le sonreía cálidamente.

—No creí que llorarías —comentó JR—. Siempre había visto que brincaran o se pusieran muy feliz hasta abrazar a la persona que se los pidió, mas nunca había visto que llorasen.
—Tonto —lo golpeó levemente en el pecho haciéndolo reír—, estaba muy pero muy feliz.
—¿O sea que ya no?
—Aún lo estoy —sonrió y miró a su alrededor— JR...
—Jonghyun —Ren lo miró sin comprender—, me llamo Jonghyun, bueno Kim Jonghyun —sonrió.

Nuevas lágrimas descendían por las mejillas del rubio. Tal vez JR pensase que era un llorón, pero no podía evitarlo pues éste le estaba diciendo su verdadero nombre. Él estaba consciente de que nadie —salvo sus familiares — sabían su nombre y que el pelirrojo se lo dijese —aunque él ya lo sabía gracias a la semana en que éste había faltado preocupándolo a tal grado de aventurarse en la oficina de las secretarias para investigar su dirección viendo su nombre y unos cuantos datos más— lo ponía más feliz de lo que ya estaba.

—No llores —volvió a limpiar las mejillas del rubio.
—Es que estoy feliz —sollozó.

JR sonrió atrayéndolo en un abrazo siendo correspondido de inmediato sintiendo su playera húmeda pues comprendía, o al menos un poco, el por qué de las lágrimas.

Una vez que Ren se calmó, JR le plantó un pequeño beso en sus esponjosos labios sonrojando al contrario quien agachó su cabeza a manera de que el pelirrojo no notase sus mejillas de tono carmesí.

—Lindo, muy lindo y más si estás sonrojado.
—¡Ya! —se cubrió su rostro con ambas manos haciendo que el otro riese un poco.
—Por cierto, dame tu collar —Ren lo miró sorprendido—. Lo traes ¿no? —el rubio asintió— Dámelo.
—¿Por qué? —hizo un puchero.
—Sólo hazlo —acarició una de sus mejillas.

Ren volvió a sonrojarse quitándose el collar y entregándoselo a JR, pero éste le dijo que lo sostuviese antes de sacar un collar casi idéntico de su bolsillo del pantalón y colocárselo al rubio.

—¿Una J? —JR asintió—, ¿de JR?
—No —sonrió—, de Jonghyun —le mostró el reverso de la letra viendo aquel nombre grabado—. Y yo me quedo con el tuyo —Ren sonrió colocándoselo.

Ren lo abrazó una vez más antes de ir al baño. JR sonrió, se sentía feliz, ¿desde hace cuánto tiempo no se sentía de aquella manera?  Ya no recordaba; sin embargo, había algo de lo que estaba seguro y era que a lado de Ren no se sentía solo. La soledad no lo rodeaba tanto como antes cuando está con el rubio.

Miró a su alrededor hasta ver a lo lejos la caja que traía Ren. Se acercó viendo que en la tapa había un sobre pegado con cinta canela, pero transparente, viendo escrito en el centro su sobrenombre. Lo despegó y abrió el sobre para ver su contenido.

Mientras tanto, Ren no dejaba de mirar el pequeño collar y, mucho menos, el nombre grabado. Mas feliz no podía sentirse en ese momento. Se hecho un último vistazo en el espejo antes de salir y encontrarse a JR con la caja que había llevado en sus manos.

Ren se sorprendió acercándose de inmediato al pelirrojo quien no dejaba de ver el contenido de la caja.

—Amm JR...
—Si quiero —miró al rubio regalándole un pequeña sonrisa—...quiero ser tu novio.

Entonces Ren entendió bien, JR había leído su carta y visto la pregunta que estaba sobre los panques.

—Me encanto la carta —dejó la caja en la mesa de nuevo—, nunca me habían escrito algo así de lindo, gracias —Ren sonrió.

La tarde y parte de la noche se la pasaron en el departamento de JR platicando y viendo películas aunque ambos se habían quedado dormidos en el sillón hasta que Ren cayó al piso despertando al pelirrojo quien no pudo evitar reír al ver a su novio en el piso aún dormido. Sin embargo, gracias a aquello, JR se percató de la hora, pues era momento de volver a casa, cosa que no le agradó demasiado.

•••••

Ren se aferraba a la cintura de JR pues no quería apartarse de su ahora novio; sin embargo, no veía las muecas de dolor que hacía éste, sí, su torso aún le dolía y tener hací al rubio no era muy bonito en ese momento.

—Ren...
—No, no quiero entrar a mi casa —dijo aferrándose más a la cintura ajena—, no quiero alejarme todavía de ti _hizo un puchero.
—Ren...
—No Jonghyunie —el cuerpo de JR se tensó cosa que no pasó desapercibida por el rubio—, ¿estás bien?
—Me estás lastimando.
—Lo siento —lo soltó de inmediato—. Tonto, ¿por qué no me habías dicho?
—Lo intenté, pero te aferrabas más y decías: «No, no quiero» y seguías negándote a soltarme. Parecías como esos niños que les dan un nuevo juguete y no lo quieren soltar por nada del mundo.
—¿Me estás diciendo niño?
—No, estoy dando un ejemplo para que entiendas como lucías.
—Mas te vale eh —sonrió—. Supongo que tengo que entrar a casa ¿no? —JR asintió— Y eso significa que me alejaré de ti —JR volvió a asentir—, ¡no! —abrazó de nuevo el cuerpo ajeno— ¡No quiero! —JR rió.
—¡Ya Minki! —se escuchó una voz de mujer— Deja que el pobre muchacho se vaya a casa —dijo la madre del rubio desde la puerta principal.
—Pero mamá...
—Nada de peros, te despides y entras a la casa o salgo y te meto de las orejas —dicho esto volvió a entrar a su casa.
—Que mala —hizo un puchero.
—Mañana nos veremos Ren —dijo acariciando la mejilla del rubio—, ve a descansar —besó su frente sonrojándolo.
—Está bien.

JR le entregó su mochila y una caja algo grande donde estaban todas las figuras de origami.

Entonces mañana nos vemos —JR asintió—, está bien —empezó a caminar lentamente—. Ya me voy —dio dos pasos—, nos vemos mañana —dio un paso más—, casi llegó a la puerta —dio dos pasos—, estoy muy cerca...

JR rió pues sabía lo que quería el rubio. Comenzó ha acercarse a él hasta tomarlo de la cintura y juntar sus labios en un cálido beso.

—Ahora sí, descansa —depositó otro beso en su frente.
—Tú también —dicho esto entró a su casa.

Una vez dentro de su hogar dejó salir aquel grito de emoción que había callado desde la tarde. Daba brincos de emoción en la entrada.

—¡Mamá! ¡Mamá! —entró corriendo hacia la sala— Mamá...
—Lo sé cariño, los vi desde la ventana —rió.
—Mamá, eso no se hace.
—Lo siento, pero ven siéntate y platícamelo todo.

Mientras tanto, JR había reído en cuanto escuchó el grito del rubio desde el interior de su casa. Caminó hacia la parada de autobuses para poder irse a su "hogar" aunque estaba demás decir que desde hace mucho no se le podía llamar "hogar" a esa casa.

Al llegar se detuvo en la entrada y suspiró sonriendo de inmediato al recordar todo lo que había pasado ese día. Pero su sonrisa se desvaneció al oír algo romperse trayéndolo de vuelta a la horrible realidad que afrontaba día a día en aquella casa.

NO ESTÁS SOLO [JREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora