Una señora regordeta de bellos ojos castaños y pelo espeso me había dado un vaso de leche con algún brebaje, me quedé dormida en la habitación con muebles de madera que estaba a unos trescientos pasos de la habitación del general Ishihara. Jin, así me había dicho que se llamaba .
De repente lo vi, empecé a notar sus manos agarrándome, sus dedos rozando mis piernas hasta que luchando por liberarme
me desperté con gotas sobre mi frente .
Mi respiración estaba entrecortada y miré a mi alrededor . Estaba sola y me sequé el sudor con los dedos. Respiré hondo y me volví a acurrucar en mi manta blanca.El ruido y la luz del sol me despertaron. Ahí estaba la señora de ayer.
-Es madrugadora, señorita ¿Tiene hambre?
-No.
-Pues será mejor que le entre , porque el general va a desayunar con vos y no le gustará que no coma o que comas poco.
Iba a protestar, pero supongo que no serviría de mucho.
-No...no quiero verlo.
La mujer rió.
-Vaya con la Sweana, es un honor que un general te invite a la mesa ¿ Qué os enseñan en Swean? Al parecer, modales desde luego que no.
Me levanté. ¿Que se ha creído? ¿Es acaso es un general mejor que un hombre de tierra ?
-En Swean, nos enseñan que hay que tratar bien a quienes nos tratan bien.
-El general ha sido más que generoso con vos.
-¿Qué sabrás tú? Sólo hablas y hablas.
La mujer volvió a reírse.
-Claro que lo se, mírate.
Me miré. Que estúpida.
-¿Qué, qué tengo?
-Virginidad.
Por la leche en la que se bañaba Lady Sophie. Se refería a eso. Me quedé callada. Muy callada.
-Poneos esto y aséaos y péinaos . Al general no le gustan cochinas.
-No soy ninguna cochina, claro que me asearé- me defendí.
-Por lo menos no sois una remilgada, ya me caeis un poco mejor-
Se acercó y hizo una leve reverencia .
-Me llamo Nanami y seré vuestra sirvienta.
-Yo soy Sorena y no hace falta que me sirvas , yo se cuidar de mi misma.
Nanami me miró con incredulidad . Me sentí un poco ofendida pero no iba a empezar otra discusión.
La mujer que usaba el lenguaje cortés de nuestros ancencestros, salió de mi habitación sin despedirse, sin mirarme. Es una persona muy desagradable. No me conoce y ya me habla mal. No voy a permitir que me trate de cochina o de estúpida.
Miré el vestido, era de un tono azul pastel, con detalles en los tirantes y la cintura, eran hojas de color oro. Tal vez fuese oro. No estaba segura. Me bañé y me lo puse. Cogí un perfume color verde claro y puse unas gotas en mi cuello y en mi vestido. Olía a manzana y flores. Me gusta. Me recogí el pelo en una trenza y esperé , no había otra cosa que pudiera hacer y ese general, sin duda, volvería por mí.
Tocaron a la puerta. Tres golpes suaves .
-Pasa...-no sabía que otra cosa podía decir.
Jin abrió la puerta. Me puse rígida.
-Hola.
No respondí. Avanzó cinco pasos y me tendió la mano.
-Vamos a desayunar. ¿Tienes hambre ,verdad?
Negué con la cabeza.
-Claro que tienes hambre. Vamos. No quiero tener que llevarte en bolandas.
Está bien, me lo ha pedido con educación. Me levanté de la silla de mi tocador y lo seguí.
En su habitación había una mesa redonda y pequeña. Entremos y me hizo una señal para que tomara asiento. En la mesa había arroz, atún, dulces, unos rollitos de arroz rellenos de verdura , leche y una sopa oscura que no sabía que era .
-Come todo cuanto quieras.
Me quedé mirándolo. Él ya se había echado a la boca uno de esos rollos de arroz rellenos de verdura. Masticaba y se echó hacia atrás en su silla.
-¿A qué esperas? Come.
Cogí uno de esos rollos , me lo acerqué despacio a la boca, lo mordí y estaban infinitamente buenos. La zanahoria crujiente y el repollo con la carne especiada sabian a gloria.
-Eso está mejor.
Le di un sorbo a la sopa oscura. No acababa de cogerle el gusto pero tampoco estaba mala.
-Coge arroz y atún con la cuchara y mójalo en el miso.
¿Qué es el miso? En Swean sólo comen carne, mucha carne, algo de pescado y verduras y panes . Personalmente me alimentaba de fruta y verduras , nada de panes y bastante carne, pero sobretodo frutas, adoro la fruta.
-Es la sopa negra-señaló mi cuenco.
Lo hice y gemí al saborear algo tan delicioso por primera vez. Jin rió con timidez, fingiendo no prestarme mucha atención. La explosión de sabor me sedujo por completo y eso fue lo que comí durante nuestro desayuno.
Se llevaron la mesa un par de chicos , tal vez dos o tres años mayores que yo y nos volvimos a sentar , yo en el sofá de terciopelo y él en esa especie de trono, delante de mí .
-¿Has dormido bien? - Se pasó la mano por la mandíbula.
Yo asentí con la cabeza.
-Eres muy extraña, Sorena- apoyó sus antebrazos en sus muslos- tu piel es muy oscura para ser una Sweana.
De hecho, nunca había visto una persona como tú. Una Sweana de piel tostada, cabello rubio y ojos verdes.
-Ya se que soy extraña-susurré , pero no me había oído.
-¿No eres hija de tu padre ? -
Imbécil.
-No sabes hablar, sólo gritar y gemir " no, no"
Y encima se burla.
Miré a mi alrededor, mirar a cualquier lado menos a él.
-Eres como uno de esos bichos que se confunden con las ramas.
Esto es íncreible.
-Así que no sabes hablar, no eres hija de tu padre y te asemejas a ese bicho, ¿ Cómo se llamaba? Ah, sí, insecto palo.
Me levanté. ¿Me llama bastarda y además bicho?
-¡No soy ninguna bastarda!-grité.
Él abrió los ojos.
-Ah, no hablas pero si gritas, ¡magnífico!-se levantó y se puso delante de mí- no me gusta que me ignoren cuando hablo.
¿Se está divirtiendo? ¡ Esto es inaceptable!
-Y a mí no me gusta que me llamen bastarda.
-Se que no lo eres, sólo quería provocarte. No abrías la boca. Estás muy gu...te ves muy bien con ese vestido.
-Gracias- dije sin emoción-crucé los brazos bajo mi pecho.
-¿Es cierto que puedes hacer hechizos?
-No.
Jin rió.
-Claro que puedes, conozco la historia de las mujeres de tu familia. Se que las que nacéis con la piel tostada y los ojos verdes , tenéis ...habilidades.
Me quedé callada, no tenía porque contarle nada .
-Habilidades mágicas y habilidades de seducción.
Quise arañarle la cara.
-¿Crees que si pudiera hechizarte habría dejado que me manosearas ? Asqueroso , imbécil.
Él abrió la boca y giró la cabeza. Estaba rematadamente contento, divirtiéndose mucho.
-¿Asi que estás enfadada?- cruzó los brazos en su pecho imitándome-Eres rencorosa.
-Que va.
-Si que lo eres, ¿estás enfadada por que te quise violar o por que no te violé?
-¡Eres un imbécil!- me quité una bailarina y se la tiré al pecho, luego los pendientes.
Un sonido ronco salió de su pecho.
-Eh, no hagas eso o tendrás que ir descalza una semana entera- tiró la bailarina a mis pies y yo me la puse.
-Idiota.
-Ya te he pedido perdón-sonrió con malicia - Eso es más de lo que nadie puede conseguir de mí. No hay mucha gente a la que haya pedido perdón.
-¡Me da igual!-exploté.
-Está bien, Sorena, está bien-levantó las manos en señal de rendición - Sería mejor que te envié al capitán Kimura. A él si le sirves.
Me quedé mirándolo. No lo entendía.
-Sí, a él no le importa que seas una niña, te enviaré con él. Ya que yo no voy a tomarte , que él lo haga, es un buen capitán, se merece un regalo
No. No,no, no.
-No puedes- lo dije sin
pensar.
-Claro que puedo, no me sirves para nada.
-No es de buena educación deshacerse de un regalo y menos si es el regalo de tu rey.
Jin sonrió con picardia. Se estaba divirtiendo, sin duda.
Pero, ¿Estaba hablando en serio o sólo era otra provocación? No me iba a arriesgar.
-Si eres mi regalo, haré contigo lo que quiera, ¿No crees?
-No...si yo puedo serte útil, yo se...-cerré la boca de golpe, jin me cortó.
-Está bien, haz algo útil, prepara la comida para mí hoy.
-No, eso no.
-Entonces no me sirves, largo de aquí, vete con Kimura- me señaló la puerta.
-¡No, no se donde vive!
Jin se rió a carcajadas. Que vergüenza.
-Realmente....eres una niña.
-Pero soy útil , te lo prometo, soy muy buena tirando con el arco.
-Tengo miles de arqueros, ¿Por qué querría otro?
-Por que soy mejor y más rápida que cualquiera de ellos. Mucho más rápida .
-Está bien, quédate.
Se rió otra vez.
-¿De qué te ries?
-De ti, ¿no es obvio ?
Quise darle un bofetón pero me paró agarrándome por la muñeca.
-No hagas eso-su voz era... ¿jovial? Me costaba verlo en esa faceta todavía.
-Suéltame-y lo hizo.
Se giró lentamente y volvió a sentarse , suspiró .
-No puedo mandarte con nadie. No durarías ni diez minutos.
-¿Me matarían?
-No, te violarían. Tal vez te matarían, después de aburrirse de ti, pero te aseguro que no sería pronto.
Me senté en el sillón de terciopelo. Él siempre habla como si ya supiera las respuestas.
-¿Por qué?
Me miró de reojo.
-Por que eres hermosa. Por que no hay mujeres como tú por aquí.
-Pensaba que era una niña.
-Realmente no lo eres, sé de chicas más jovenes que tú que ya tienen dos hijos. No, no eres una niña y menos con ese culo y esas tetas.
Que ganas de meterle las bailarinas en la boca. Me da mucha vergüenza que hable así de mi cuerpo.
-Sin embargo, ayer me consideraste como a una.
-¿Hubieras preferido que te violara?
-¡No, no es eso!-bufé. Si lo que quería era sacarme de mis casillas ,lo había conseguido.
Se escurrió en su silla, ignorando la subida de volumen en mi voz y abrió las piernas.
-Ya, imagino a que te refieres, pero me gusta hacerte enfadar - me guiñó un ojo.
Esto es increíble. No podía creer que un hombre de guerra, el hombre que haría de mi vida un infierno terrenal estuviera bromeando como un jovenzuelo.
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Desterrada © En Reescripción
Short StoryDespués de rechazar a punta de flecha al principe del reino enemigo y sumir a los dos reinos en una guerra sangrienta , Sorena es regalada por su hermano como acuerdo de paz al general del ejército enemigo, un hombre temido por su mismísimo rey. É...