Antes de que estuviera totalmente despierta, escuché la atronadora voz de Alavar dar órdenes sin ton ni son. Jerker tenía razón , estaba perfectamente. No esperaba debilidad por su parte pero tratándose de mis poderes...
Estiré los brazos y me incorporé, miré a mi alrededor y me sentí abrumadoramente aislada. Necesitaba salir.
Me topé con un grupo de soldados que transportaba leña en sus hombros. Los esquivé y corrí hacía Arashi. Estaba encabritado y atado a un árbol .
-Shhh ,calma, calma, grandullón, vas a conseguir llamar la atención y no es lo que queremos ahora mismo - me entendió a perfección , dejó de revolverse , ya sólo movía sus patas con inquietud - Shhh, tranquilo - junté mi cara a la suya y le acaricié las crines - saldremos de ésta. Hay varias personas en Seichi que nos están esperando.Nos pusimos de camino a Seichi, ya se podía ver su hierba anormalmente oscura y crecida junto a la valla que marcaba el camino a la ciudad de las almas.
Lars me sujetaba la cintura con firmeza y la vez con gentileza. Me llevaba delante de él, como si el mero echo de verne aumentara mi seguridad.
-¿Es por aquí , no es así ?
-Sí - mentí. Jin me dijo al notoeste de Crisantemo pero nada más. Esperaba que fuera la dirección correcta ya que había seguido muy bien mi itinerario hasta que me capturaron. Si mi visión espacial no me falla, este era el camino. Recé para que así fuera.No me di cuanta hasta tiempo después que los árboles habían desaparecido. Sólo estaba la valla. Y la hierba, una gran entensión de hierba, un claro vacío con el único complemento del color verde , y el pequeño río no muy lejos de allí. ¿Dónde podrían estar las tumbas? Si hubieran estado bajo tierra habría lápidas o algo que marcase que allí yacían los seres queridos de ésta gente.
Eso me inquietó.
De repente noté un temblor. Al parecer los otros no lo habían notado. Era algo parecido a miles de pisadas furiosas y descompasadas. Algo de apróximaba.
Arashi y los demás caballos relincharón .
-¡ Escuchad ! - Alvar levantó la mano y se hizo un silencio absoluto - ¿No notáis algo raro en el aire ?
-No, mi señor - respondió Gösta - las tierras de Crisantemo son extrañas, debe ser algún rumor típico de éstas tierras. Cualquier sonido aquí nos es desconocido.Alvar sopesó lo que Gösta dijo, enderezó su caballo y se colocó en la fila.
-No paréis.
Pero el sonido se hizo más evidente y todos los soldados pararon sus caballos. Curiosamente todos, todos me miraron a mí. Sentí hasta la mirada de Lars en la nuca.
-No sé, no sé que es eso - me sinceré.
-Por tu propio bien, te conviene que estés diciendo la verdad - los ojos de Alvar me habrían perforado de haber tenido esa capacidad.
Me encogí.
Pero justo cuando ibamos a ponernos en marcha, una flecha se clavó en el metal del hombro de Lars y salieron de detrás de la hierba alta de la valla tantos hombres armados que no,pude contarlos. Lars se tambaleó en su montura pero Arashi se asustó, dió un respingo e hizo caer a Lars . Me arrastró con él. Mientras trataba de incorporame , vi por el rabillo del ojo a los Sweanos entablar una lucha con aquellos hombres. El choque de gritos y metal fue colosal. No me había podido dar cuenta de cuan terrible era la guerra. Sólo estuve con soldados como arco pero nunca hice lo mismo que ellos. No cogía pesadas espadas en una mano y un escudo igual que pesado en la otra. No me sometían a los entrenamientos físicos que tan terribles moretones y roturas de huesos habían provocado al mismísimo Alvar. No. Esto era distinto, esto era una batalla real. No quise imaginarme como debió ser la guerra que provoqué entre Sweanos y Crisantemos hace un tiempo. Mientras padre, Alvar, Gösta, Lars y los demás hombres salieron ahí a luchar, yo me refugié en lo más profundo de nuestro castillo, un lugar impenetrable hasta para los Ryskas, junto a las demás mujeres. Me sentí avergonzada.
Me quedé mirando a mi alrededor en medio de la batalla sin saber que hacer. Esperando mi oportunidad para correr hacía un lugar seguro cuando una mano inmensamente fuerte se apretó a mi boca y otra a mi cintura y me levantó en peso como si fuera una pluma . El frío del acero de algún arma me mordió la piel bajo mi ropa. Gemí y pataleé pero fue inútil, me arrastró fuera de la batalla y me llevó tras la verde hierba colosalmente alta.
Mi secuestrador se arrodilló conmigo en brazos en el suelo. Entonces le ví la cara. Su hermosa y chulesca cara. Cerré los ojos y me eché a llorar.
-Te tengo, Sweana - abrí los ojos y mis lágrimas llegaron hasta sus manos - Ésta excursión ya la tenía planeada pero te has adelantado y encima te fuiste sin mí - sonrió enseñándo sus dientes bien alineados y sus colmillos que le daban un aire feroz. No sabía si reírme por su divertido comentario estando a pocos metros de una batalla o si seguir llorando de alegría. Hice ambas cosas. Me destapó la boca y me lancé a su cuello. Sollozé.
-Me has encontrado - él acarició mi espalda - Jin, me has encontrado.
-Tenemos que movernos, Sorena - me levantó en sus brazos y silbó. A los pocos segundos, apareció Arashi como un tornado. Sin niguna orden se agachó y Jin montó en él conmigo en brazos. Arreó a Arashi y nos perdimos más allá del río.Llegamos a una pequeña y modesta pero amplia tienda. Bajamos y Jin me me abrazó y me besó la cara, la frente y las manos . Iba a decirme algo pero una voz aguda y autoritaria lo interrumpió.
-¡Sorena! - desvié mi atención a la voz y vi a Sophie. Corrí hacía ella y nos abrazamos. Lloré en sus brazos . Ella me acarició el pelo.
-Ya, pequeña, estoy aquí, he venido a ayudarte.
-Sophie...-me tembló la voz.
-Odín lo ha puesto en mi camino - miró a Jin.
-Me encontré con la reina de Findearth hace dos días. Me está prestando ayuda en tu rescate.Reina de Findearth. Cierto, siempre la había reconocido con el título de Duquesa en Swean. Pero era su esposo quien tenía un ducado en las tierras de mi padre. Se me había olvidado que también era reina de Findearth. Miré su cabello sumamente rizado y pelirrojo. Tan anaranjado que brillada. Un rizo pequeño y medio deshecho que coronaba una cara ovalada de finos labios, nariz chata y deliciosos ojos azules redondos. Casi no la había reconocido. Cambió su habitual y atabiosos vestidos por unas mallas de cuero y una camisa blanca y refinada que mostraba su curvilínea figura.
-Escúchame, Sorena. No dejaré que vivas esa vida que Alvar tiene programada para ti. Podrás venir conmigo , o si lo deseas, puedes volver con tu amigo.Miré a Jin pero no escuchó lo que Sophie me había dicho. Estaba recuperando el tiempo perdido con Arashi. Volví la vista a Sophie.
-Tengo que pensarlo.La noche cayó y hacía rato que el sonido del acero y los gritos desgarrados de los guerreros habían cesado. Estaban descansando pero al amanecer volverían a la carga los que aún quedaran vivos. Sophie ya estaba dormida pero yo no podía. Había algo que quería hacer desde que volví a encontrarme con Jin. Salí de la tienda que compartía con ella y busqué la suya.
Me metí sin avisar y lo encontré tumbado medio desnudo. Cuando me vió trató de cubrirse el pecho con su camisa pero lo detuve. Me arrodillé a su lado y el se incorporó.
-Te he echado de menos - dije y nos abrazamos. Le acaricié los hombros desnudos, despacio, quiería sentir su piel fuerte y tatuada bajos mis manos. Noté como nuestros corazones empezarón a latir más rápido. Sentí la necesidad imperiosa de tenerlo cerca, muy cerca. Me incliné hacia sus labios y lo besé lentamente. Lo besé despacio y profundo, puse mis brazos alrededor de su cuello y él me apretó las piernas con sus manos , fue subiendo y subiendo, haciendo suyo todo lo que encontró hasta llegar a mi camisa, la desabrochó y se le escapó un gemido ronco que retumbó en una de mis manos que acariciaba su pecho.
Sin darme cuenta me había dejado sin nada en la parte de arriba , me tumbó y me separó las piernas. Gemí cuando me besó los pechos y oí como se deshacía de mis pantalones y me acariciaba el interiór de los muslos.
En en movimiento ágil, él se se quedó completamente desnudo también.
Gemí muy fuerte cuando noté mover su dedo dentro de mí. Empecé a valancearme contra su dedo , quería sentirlo más, más dentro, más rápido, más fuerte.
Los gritos roncos y desinhibidos, completamente ciegos de placer de Jin me excitaron aún más y arqueé mi espalda.
-Me vuelves loco - me deboraba con sus labios los pechos, el cuello y la barriga - no puedo más - jadeó y se hizo más hueco entre mis piernas. Sacó su dedo , que había estado moviendo dentro de mí y sentí algo duro en mi intimidad pero no me opuse, lo quería, quería que me hiciera suya. Me enamoré , me enamoré de Jin desde que lo conocí y no me había dado cuenta de ello hasta que lo volvív a ver en el claro de la batalla. Lo deseaba , deseaba que me hiciera suya hasta que el mundo se prendiera fuego por nuestro deseo.
Con Jin encima de mí ,deborando cada centímetro de mi ser, me sentí más feliz que nunca. Me miró a los ojos y espero en mi entrada, por si yo me negaba. Sus ojos me estaban suplicando que lo dejara entrar, que se moríria si le decía que no. Me acerqué a su oído y le dije con mi voz cargada de deseo :
-Viólame, general, viólame cien veces ésta noche - se abalanzó sobre mis labios y entró en mí despacio. Sentí un dolor agudo pero Jin me calló con sus besos. Cuando estvo dentro de mí por completo, empezó a moverse . Primero se movió despacio. Cada movimiento me arrácaba un gemido salvaje . Él también gemía mientras se movía y me clavaba las manos por todo el cuerpo.
-Más rápido, Jin, más - supliqué.
Jin empezó a embestirme con una fuerza y agilidad brutal. Ambos gritemos de placer, tan fuerte que estoy segura de que nos escucharon al otro lado del río. Unos diez minutos después sentí algo caliente en lo más hondo de mi ser y Jin estalló de placer, su voz estaba mucho más grave de lo que jamás la había escuchado. Aminoró el ritmo de las embestidas hasta que salió de mí . Los dos jadeando nos abracemos y nos besamos hasta que el mundo de los sueños nos atrapó.
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Desterrada © En Reescripción
Historia CortaDespués de rechazar a punta de flecha al principe del reino enemigo y sumir a los dos reinos en una guerra sangrienta , Sorena es regalada por su hermano como acuerdo de paz al general del ejército enemigo, un hombre temido por su mismísimo rey. É...