8.Alvar

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El sonido de mis botas inundaba el silencio, ese silencio que rompe con furia en mis oídos desde que padre murió por el acero del enemigo. Desde que Sorena no está.
No hablabamos mucho,no, más que eso,  no hablabamos nada, pero siempre estaba hablando, corriendo por los pasillos del castillo, detrás de los animales, bailabdo y cantando en los jardines, saludando a todo ser viviente con el que se cruzara, fuera o no humano.
Era ruidosa y en una casa tan grande el ruido se agradece, da vida a estos muros de piedra.
Sentí mi pecho subir y bajar bajo mi camisa de cuero blanco , me ajusté la corona y con la mano izquierda agarré la empuñadura con zafiros incrustados de mi espada.
Entré en mi sala de reuniones donde estaban mis consejeros más leales Cuando me entré me acerqué  a la mesa, mis consejeros y guerreros más aventajados no probunciaron una palabra. ¿Silencio cuando un rey entra en la sala?  Definitivamente la confianza en algo de lo que ni siquiera nuestra familia debe permitirse. Puse las manos sobre la mesa y mis anillos tintinearon al contactar con ella.
-Hablad-ordené, pero los tres permanecieron en silencio. ¿Me ignoran? Inconcebible.
Di un golpe con el puño en la mesa y mi copa de vino volcó.
-¿Estáis sordos ? ¿ Acaso habéis hecho llamar a vuestro rey sólo para mirarlo?
Miré de soslayo a mi consejero más cercano y debió darse cuenta porque vi titubear sus labios bajo su barba castaña oscurecida por la edad.
-Jerker, puesto que eres el de mayor edad en esta mesa, deberías empezar tú.
-Mi rey ...los Ryskas...no podremos vencerlos si...
Me levanté de la silla como un tornado.
-¡Silencio, no vamos a rendirnos!
Jerker se levantó he hizo un gesto con la cabeza a los demás consejeros.
-Dejadnos solos muchachos.
Gösta y Lars obedecieron y yo no quise ni mirarlos por su cobardía. Si pregunto se me responde ¿Quién creen que soy ? Antes éramos amigos, ahora soy su rey.
-Alvar, los muchachos temen tu reacción.
-¿Temen? Entonces debería cruzarles la gargante con mi espada.
-No son cobardes y lo sabes, lo que veníamos a decirte es muy serio y hasta yo temo como puedas reaccionar
Me reí .
-El gran Jerker, el gran guerrero de Swean, mi maestro y mi segundo padre ¿tiene miedo de mí?
-Bueno, ya no tienes 10 años ni yo tengo tus 24 años.
-No estás nada mal para tener 44, aún suena tu nombre por todos los rincones donde hay mujeres.
-Tengo que decirte algo muy importante, Alvar.
Cruzé los brazos en el pecho .
-Habla pues.
-Sabes tan bien como yo que el ejército de los Ryskas es muy superior en número al nuestro y que no tenemos ninguna oportunidad de ganar.
Que los dioses me lleven, contrólate Alvar, déjalo acabar.
-No vamos a sacrificar tantas vidas si podemos vencer sin derramar ni una gota de sangre.
Descrucé los brazos totalmente desconcertado.
-Vamos Jerker, dilo, ve al grano.
-Ellos temen a Sorena, hazla tu reina y no se atreverán a traspasar nuestras fronteras.
Lo agarré por el cuello de la camisa.
-¿Qué estás diciendo?
-Es la única manera Alvar, unirte a ella y concebir un heredero que porte sus poderes para mantener a los Ryskas eternamente alejados de nuestro reino.
Lo estaba mirando a los ojos y negué con la cabeza, lo solté y me fui furioso, golpeando toda puerta y objeto a mi paso. Los críados se aparraban de mí como si estuviera encendido en llamas.
Me encerré en mi habitación y me senté en la cama , puse los codos en mis muslos y apoyé la barbilla en mi mano izquierda .
No puede ser ella, no puede ser ella la solución a este problema. Ella, que se negó a comportarse como una princesa... ni siquiera es mi hermana, ese engendro de hombre y bruja , ¿ En qué estaba pensando padre cuando accedió a hacerse cargo de la hija de un soldado que se mezcló con una criatura del demonio?
¿Y debo tener un hijo con ella ? No, no puedo hacer eso...
Me eché las manos a la cara .
Espera...podría no ser tan mala idea... El ultimo año empecé a sentirme atraído por ella, más de lo normal... Después de todo nunca la he visto como a una hermana.
No...no, no pienses así de ella, por su culpa padre está muerto, aunque debo admitir que cuando la golpeaba no era sólo la ira por la muerte de padre la que me empujaba a hacerlo. Tocarla era una segunda intención que habría preferido no descubrir nunca. Maldita Sorena.
Me ha quitado lo que más quería en el mundo, mi padre, mi amado y valiente padre, el gran Alvar. Fue educada como una auténtica princesa y nunca, nunca se la ha podido controlar, ha destruído lo único que me hacía feliz, la odio tanto que sería capaz de matarla.
La eché de aquí como si fuera una desertora y ahora tengo que volver por ella, es ríduculo, completamente rídiculo.
Me levanté y pasee por mi habitación como un león enjaulado, apoyé las manos en los reposabrazos de un silla.
Debo hacerlo, Jerker tiene razón, si ella entra en mi línea de sangre, ni los Ryskas ni niguna nación se atreverían a amenazar a Swean. Seríamos invencibles. 
-Esta bien Sorena, si eres la estabilidad de mi reino, te traere de vuelta y me pagarás la muerte de mi padre calentando mi cama- ¡Jerker!-grité y salí de mi habitación- ¡que lo preparen todo, en dos días partimos a Crisantemo!

Desterrada © En ReescripciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora