Quedan dos días para Navidad. Vaya, Navidad... Esa época del año donde las calles se iluminan, y donde los más pequeños de la familia observan la vida de otra manera.
Sí, soy el espíritu navideño de mi familia desde hace mucho tiempo, y me gusta serlo, pero este año es diferente.
No entiendo el por qué, pero este año me ha costado mucho más de lo normal llenarme de ese espíritu navideño. Será que me he hecho mayor.
Sí, me he hecho mayor, y aunque desde fuera no se note, por dentro hay algo que te lo recuerda día y noche.
Feliz cumpleaños, es para alegrarse, un año lleno de cambios, sensaciones nuevas, un nuevo amor, un desamor, una niña... Un año más cerca del final, al fin y al cabo.
Si me queréis preguntar por el lobo... Sinceramente, no tengo ni idea de dónde está, ni de si está bien o no.
Y si por algún casual queréis saber qué es del amor... Es un tema algo complicado.
Regresó hace unos días de forma imprevista, convertido en algo así como una máscara de alegría, cariño, compañía y perdón.
Y yo, cómo no, le perdoné. Desde entonces hablamos cada día, y aunque os parezca imposible, el amor se ha enamorado.
Me he visto convertida en una tercera persona externa de algo en donde yo era uno de los protagonistas principales, pero creeros que he visto de nuevo esos ojos que me enamoraron una vez, y le sonríen cuando la mira.
No puedo hacer nada si le sonríen los ojos al mirarla, pues así me miraron a mí una vez, hace ya bastante tiempo.
Por suerte, el amor jamás sabrá que le escribo, así que esto va para ti, mi pequeño lirón nórdico: Feliz Navidad.
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Pensamientos en una Botella
Short StoryPequeñas historias en cada capítulo donde quizás os podráis sentir identificados con algo que se relate en ellas. Aviso que esta historia está hecha desde un punto de vista personal, y no se nombrará a nadie con el nombre real, sino con apodos para...