Los Cuatro Reinos

O C H O

Muchas veces me he visto en la penosa necesidad de sacar a Sergio, Leo, Alan o los tres de sus ocupaciones para librarme de Alethea.

Cada vez que me ve se acerca y dice "Tenemos que hablar". No somos pareja, pero vaya que logra ponerme nerviosa.

¿De qué querrá hablar? ¿Acaso se dió cuenta que no recuerdo nada? ¿Quiere preguntar por mi extraño comportamiento?

Tal vez el hecho de ignorarla y evitarla a toda costa le han provocado algunas dudas y sospechas. No lo sé. Puede ser una posibilidad.

Salgo al patio Este. Su tranquilidad me reconforta. Saco el celular y marco el número de Mateo.

-¡Hola Mili! -dijo una voz detrás de mí. Me di media vuelta y vi a Sergio. El celular seguía sonando.

-¡Hola Sergio! -le contesté alegre.

-¿Qué haces?

-Nada, bueno sí. Espérame un momento Sergio, estoy un poco ocupada ahora -dije señalando el celular -no tardo mucho.

-No tranquila. Si quieres luego me llamas. Sergio es más importante.

¿Lo que noto son celos? Efectivamente compañera de mente. Mateo está celoso.

-No te enojes Mati. Tú sabes que eres muy importante para mí -me mordí el labio inferior. Éso querida. Así o más obvia. Cállate.

-¿Entonces estás haciendo "nada"? -preguntó molesto.

-Mili, pon el altavoz -dijo Sergio, lo mire extrañada, pero le hice caso -Ehm, hola. Soy Sergio y soy amigo de Mili. Perdona si los interrumpí, pero no me di cuenta de que estaban hablando.

-De acuerdo. Quita el altavoz Mili -Mateo suspiró. Le sonreí a Sergio y quité al altavoz -¿Cuándo volverás Mili? -su voz se oía entrecortada. Inmediatamente se me hizo un nudo en la garganta.

-Ya te dije que no lo sé, Mati. Pero espero que pronto.

-Sí. Yo te... Vale y yo te extrañamos mucho.

-Y yo a ustedes.

-Está bien. Tengo que colgar Mili, me escapé de clases de química para poder contestar -reí por su comentario.

-No hagas éso tonto. De por sí vas reprobando la materia - dije preocupada.

-La vieja bruja me odia -contestó haciendo berrinche. Reí por su actitud.

-Adiós -digo tragando duro por el nudo que se ha formado en mi garganta.

-Adiós.

Mateo cortó la llamada y yo guardé el celular. Sequé una lágrima rebelde y subí la mirada.

-¿Es tu novio? -preguntó Sergio.

-¿Quién?

-El chico con el que estabas hablando, Mateo -al oír su nombre enmudecí y pude sentir cómo el color subía por mis mejillas.