Mili es una adolescente que se ve obligada a abandonar todo lo que conoce por una guerra iniciada hace siglos.
Las circunstancias la obligan a tomar decisiones de las que no está orgullosa. Tendrá que aprender rápido sobre un mundo que ella creyó e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estamos llegando Leo y yo a la escuela. Como siempre él se va con sus amigos y yo me dirigí con Valentina y Mateo.
—¿Lista para el gran momento? —preguntó Vale emocionada en cuanto llegué.
—¡¿De qué maldito Gran Momento hablan todos?! —me impacienté.
Vale se sobresaltó y dio un paso atrás.
—Oye tranquila, sólo hablábamos de la exposición de química de hoy —habló Mateo sin inmutarse.
Pude sentir cómo el color subía por mis mejillas.
—Lo siento, es que no he dormido bien últimamente.
—Pero no tienes ojeras.
—Se nota.
Dijeron Vale y Mateo al mismo tiempo. Se vieron graciosamente y yo rodé los ojos.
—Gracias Vale, eres un amor —ella sonrió —. Mat, tú... Un asno como siempre —sonrió satisfecho y se golpeó el pecho.
—Gracias. Es un honor oírlo venir de ti.
Sonreí y volví a rodar los ojos.
—Por cierto, ayer vi que estabas hablando con James —dijo Vale en tono agudo y luego hizo sonido de ambulancia.
—Eres una metiche —le di un golpe en la cabeza.
—Agh, otra vez ése idiota —interrumpió Mateo.
Mat no comparte muchos pensamientos con mi hermano, es más, casi se llevan mal; pero en algo están de acuerdo.
—¿Qué hace que lo odien tanto? —le pregunté sonriendo.
—Que es un idiota —se cruzó de brazos —, además de que un día te coqueta y al siguiente te ignora. Háblale ahora si no me crees.
No gracias. Ya lo sabía.
—Y además cuando te habla sólo pide tus apuntes. Y... — salté sobre él y le tapé la boca.
—Shh. Ya lo sé. No lo recalques más.
Mat me dió una mala mirada y luego nos dirigimos al salón.
Mateo no es un chico alto, más bien es como de mi estatura y tiene la piel súper blanca. A veces me gusta burlarme de él diciendo que es transparente.
Su cabello es lacio y negro. Sus pestañas (como todo hombre despreciable y envidiado por las mujeres) son largas y perfectas.
Sus ojos son cafés, casi negros y son grandes.
A Mateo lo conozco desde que teníamos 7 años. Me pareció la persona más insoportable y odiosa del mundo. Y no me equivocaba.
A él también le parecí insoportable. Pero como nadie más nos quería, nos hacíamos compañía. Hasta que nos hicimos mejores amigos. Nos contábamos todo. Nos apoyábamos en todo y a los 10 años llegó Valentina para hacernos compañía y ser el trío de locos que somos ahora.