Mili es una adolescente que se ve obligada a abandonar todo lo que conoce por una guerra iniciada hace siglos.
Las circunstancias la obligan a tomar decisiones de las que no está orgullosa. Tendrá que aprender rápido sobre un mundo que ella creyó e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Resitiré Mili.
¿Qué? ¿En serio me acabo de contestar con la voz de Mateo en mi cabeza? ¿Qué tan loca debe estar una persona para hacer eso?
Si tú estás loca entonces también yo, porque estoy oyendo tu voz en mi cabeza.
—Évia —llamó mi atención Gaea —Hay cinco caminos, ¿Qué hacemos? —todos me voltearon a ver espectantes. Veamos señor imaginario, si eres tan real, ¿Por qué camino debemos ir?
No lo sé, tenía los ojos cubiertos cuando me trajeron acá, pero espera a que vuelvan los sujetos que le trajeron. No deben tardar.
—¡Escondanse! —grité alarmada.
—¿Por qué? —dijo Sergio extrañado.
—¡Obedezcan! —demandé. Todos me hicieron caso y se escondieron. Mi hermano estaba a un lado de mí. Todos esperaban a que dijera algo.
—¿Estás segura...
—¡Shh! —interrumpí a mi hermano haciéndolo callar. Un par de segundos después seis sujetos bajaron por las mismas escaleras que nosotros y todos entraron al mismo túnel. Me paré de mi escondite y todos hicieron lo mismo.
—¿Cómo supiste que venían esos sujetos? —preguntó Tessa desafiante.
—Ahora no es momento para esas preguntas, tenemos que seguirlos —dije ansiosa —¡Vamos! —y me adentré en el túnel con todos siguiéndome unos pasos detrás de mí.
Sabía que eras imaginaria. Si en serio vinieras hacia acá los sujetos te hubieran visto y traído con ellos.
Me sentí muy mal por Mateo. Hace más de dos semanas que ha estado aquí y quién sabe que tantas cosas le habrán hecho estos desgraciados. Pero por lo menos ya sé que estamos cerca.
—Por última vez niño, ¡¿Dónde está?! —se oye una voz a lo lejos.
—No sé de qué están hablando —responde la voz de mi amigo. Se oye cansada y monótona.
—¿Ah sí? Veamos si esto refresca tu memoria —se escucha un fuerte golpe y después algo cae al suelo. Mis ojos se comienzan a poner llorosos y camino con paso decidido a donde provienen las voces —. Te hemos tenido mucha paciencia, ¡Dinos donde está la princesa!
—Aquí —todos voltearon a ver de dónde provenía la voz. Vieron a una chica parada frente a ellos. Su voz tal vez podía estar un poco quebrada, pero si mirada no podía estar más rebosante de odio.
—Así que la princesa vino a meterse a la boca del lobo —se rió uno de estos —. Tu primo va a estar muy contento de verte —no me di cuenta cuando varias personas llegaron por atrás y sujetaron a mis compañeros que venían siguiéndome —. Mátenlos —dijo secamente. Inmediatamente mis amigos comenzaron a patalear, tratando de liberarse del agarre de quienes los tenían.