D I E C I S I E T E

143 17 15
                                    

Alan y yo entramos a una habitación y cerró la puerta detrás

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alan y yo entramos a una habitación y cerró la puerta detrás.

-Con que ahí estás, ¿Se puede saber por qué Tommy... -su frase quedo en el aire cuando me vió.

Supongo que Leo creyó que me iba a desmayar, pues inmediatamente fue a socorrerme. ¿Tan mal me veo?

-¿Qué le pasó? -le preguntó Leo a Alan mientras me recordaba sobre su cama.

-Alguna magia negra, supongo -le respondió -. Empezó con delirios, y poco a poco se empezó a poner débil y pálida.

>>Pero yo no estoy delirando<< trato de decir, pero mi boca no logra emitir ningún sonido.

De hecho la vista también se me estaba nublando y la cabeza me da vueltas.

-¿Delirando? ¿Con qué? -pregunto Leo.

-Dijo que no podía abrir un libro, y cuando me lo dió y lo hojeé yo, saltó como loca hacia él e hizo lo mismo. Examiné sus ojos y se veían sin brillo y oscuros, como si algo desde dentro estuviese extrayendo su luz, al igual que su cabello. Ahí me di cuenta que estaba mal.

Oí como los pasos de Leo se acercaban a mí. Puso su mano en mi frente y la retiró inmediatamente.

-Está hirviendo -dijo preocupado mi hermano -. Tenemos que ayudarla.

-Amigo, sabes que si es un problema de salud no podemos hacer nada, y si le damos el antídoto para el hechizo incorrecto podríamos matarla.

Ambos se quedaron callados un momento, supongo que pensando.

-El libro, ¿Lo tienes? -preguntó Leo.

-Sí, aquí está. Yo también pensé que fue por él libro; pero con su presencia no ha empeorado ni mejorado, así que debió ser algo en su habitación.

Escuché cómo Leo tomó el libro y lo empezó a hojear

-¿Dónde lo consiguió? ¿Lo sabes?

>>Alethea<<

-No, no me dijo.

>>Alethea<<

-¿No había nadie más en su habitación?

-No.

-Alethea -por fin consigo articular una palabra, aunque la sensación en mi boca después no es tan agradable.

Logro abrir un poco los ojos y distingo que Alan y Leo están más cerca de mí, observándome.

-Alethea -repetí. Alan salió corriendo del cuarto y entonces todo finalmente se tornó oscuro. No había ningún sonido; todos los pensamientos se detuvieron y quedaron flotando en la inmensidad de mi universo.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los Cuatro ReinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora