Extremos.

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Tal vez es que he pensado demasiado, y que cuando pienso mucho mi cabeza se cansa y entro en un estado de ánimo extremista, en el que desgraciadamente odio todo, o por lo contrario lo adoro. Aún no he logrado descifrar cual es real. He estado pensando en las cosas que me gustan de la vida, y he llegado a la conclusión de que soy rara. No me gusta el amor, ni las caricias, ni las flores ni las ñoñadas absurdas. Me gusta escribir en el vaho del espejo, me gusta mirar mis pies cuando atraviesan una montaña de hojas secas, tocar el arena caliente, los hoyuelos de la gente, me gusta las vibraciones que siente mi cuerpo cuando la música está alta, cuando está tan alta que no puedo escuchar lo que pienso, me gusta mojar los pies en agua caliente y después en fría, las manchas de café y las cosas que transmiten recuerdos. Me gusta hacer dibujos con el azúcar y oler a té. He decidido arrugar los papeles para que parezcan usados, como si una vida hubiese pasado por ellos, me gusta que las cosas estén usadas. Tal vez es que soy demasiado simple, que me gustan las cosas más corrientes por eso me siento tan débil, tan simple, tan oscura.

Pedazos de almas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora