Me pasaba las noches soñando con sus ojos, pero no quería creer que estaba pillada por un chico. Sus amigos decían que yo le gustaba, aunque no terminaba de creérmelo. Nunca había tenido ningún interés por él, o bueno, si lo tenía, pero aún no lo sabía.
Una noche, habíamos quedado algunos amigos para cenar, yo rezaba porque él fuera también, aunque no sabía porque lo hacía, tan sólo era uno más de la pandilla. Asistió, y su ignorancia hacia mi me puso de los nervios, no me había dirigido la palabra en toda la noche. Al terminar de cenar, salimos del restaurante y estuvimos haciendo el tonto en la calle, lo típico de los críos adolescentes que tienen la intención de comerse el mundo. Él me llamó, y me pregunto porque le había ignorado toda la noche, yo me puse de los nervios porque estaba esperando a que él se acercara. Me cogió de las manos y me perdí en sus ojos verdes, más bien en las arrugas que se le formaban al rededor de ellos. Sentí algo que no he vuelto a sentir nunca y cuando me di cuenta, me fui corriendo a contárselo a mi mejor amiga. Sentí una gran vergüenza, al saber que estaba enamorada, y que no me podía quitar esa sonrisa tonta de la cara.
Los días pasaron, y nosotros vivíamos escondiendo nuestros sentimientos sin saber si los rumores de que nos comíamos los labios en sueños eran ciertos. Pasaron dos semanas y era evidente para cualquiera que nos viese que nos moriamos el uno por el otro, ese mismo día, a la salida del colegio me preguntó que si yo lo quería, no le respondí, tenía miedo de decir que si, que si le quería, en vez de eso me sentí valiente y le besé, cerré los ojos y solo podía pensar en que estaba sonriendo, él abrió la boca para que nuestro beso llegara a otras escalas, pero mi falta de experiencia no pudo hacer lo mismo, su lengua intentaba entrar y yo no paraba de sonreír, tal fue el desastre que acabó por darme un mordisco, que me dejó la boca inmovilizada por unos segundos. Cuando acabamos yo sólo quería ver su reacción, encontrar la respuesta en sus ojos y sumergirme en ellos una vez más. Me tranquilizó ver que el también sonreía, y nos reímos de nuestra falta de experiencia a la hora de besar. Y ese fue mi primer beso, bueno, hubieron dos antes, pero este fue el primero que hice con amor, y que me gustó. Fue tan bonito como desastroso.
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Pedazos de almas.
PoésieMi alma está rota, aquí están plasmados sus pedazos, todos mis ideales, y por supuesto mis secretos. Antes de leer, me gustaría que te plantearas si de verdad quieres entrar en el desordenado lugar que es mi mente, ¿Estás seguro? Bueno, allá cada un...