Del cielo al suelo.

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Las alas se rompen, maldita sea, no puedo seguir volando. Mis plumas se convirtieron en ceniza en el momento en el que tocaron el suelo. El cielo es sólo para los buenos, y mis ojos han visto y sentido el demonio en ellos.

Me consumo con cada brote de seguridad en otros.

Las caricias duelen.

Prefiero, y sé que suena masoquista, que claves tus uñas en mi espalda, dejando así un rastro de sangre, que llegue hasta mis piernas. Nuestro amor nunca fue sano, me hacías querer, querer y amar tu dolor, así como el mío.

Las lágrimas brotaban de nuestros ojos, más bien de los míos, y juro por dios que si le hubiéramos echado sal a estas podríamos haber creado un mar, pero sólo serviría para ahogarme en él.

Recuerdo, esas noches esnifando tus particulas, alimentándome de tu ombligo y trazando círculos en tus piernas. Mordiendo tu clavícula, más dolor, y te gustaba, y me gustaba. Estábamos tan vacíos que veíamos los moratones como lo más parecido a la felicidad.

Mis órganos ardían por alejarme de ti, pero mi cuerpo lo necesitaba.

Pérdida en la bahía del placer, sin rumbo ninguno para terminar lo que me estaba matando. Con ganas de más destrucción.

Oh cariño, no pasa nada, yo te amo, no es que no quiera verte durante el día, si no...

La noche era más nuestra, más fría, como yo. La noche era ciega, y yo deseaba serlo.

Me gusta verte por las noches.

En esas noches me rompía, él me rompía, sin importarle lo más mínimo cuanto tiempo pudiera tardar en curarme. Mis manos seguían tocándole, las suyas me exploraban seguidamente.

Significa lo mismo para mí.

No lo hacía, me cambiaría por el humo que absorbe de mi boca. Tal vez pase el tiempo, y se de cuenta de que me muero, de que cada hueso de mi cuerpo está esperando que atraviese mi piel para notar su profundo tacto. Mi columna espera que él acaricie los puntos indicados para vibrar.

Quiero que seas mía.

Ya lo soy, lo soy desde la primera vez que tus ojos me hicieron enfermar, estando así contaminada de tus vicios, y la verdad es que quema. Mi sangre quema cuando estás cerca y se congela cuando no.

No puedo seguir así, los cambios me hacen caer. No soporto esto más, pero sólo cuesta que vengas, y mi cabeza no responderá a ninguna orden que no sea la tuya. Espero que mi corazón se parta, que se muera, así no sufrirá, ni sentirá.

Espero que mis huesos se rompan, así no le desearan.

Espero que mi pelo se caiga, así él no podrá acariciarlo.

Y espero que mi mente deje de funcionar, así no lo pensaría tanto.

Haciendo así, que me destruya, y que el descenso del cielo sea rápido, y doloroso.

Pedazos de almas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora