Parte 4

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Capítulo 4

Es un domingo precioso de verano. Estoy sentada de nuevo en la mesa de mi cocina con todos mis apuntes desparramados sobre ella, mirando hacia la calle por la ventana. Corrí la mesa a propósito hasta ahí para poder ver a la gente pasar, es algo que me relaja. Y aunque sé que tengo que concentrarme en mis estudios todavía me cuesta.

Repaso en mi mente todos los acontecimientos de la semana pasada. La pasantía en la Clínica de "Los Manantiales" fue un éxito, conocí gente súper agradable. Nelly la enfermera más antigua en el área de neonatología fue un gran apoyo. Es una señora muy graciosa le encanta hablar de sus hijos y nietos pero sobre todo le encanta hablar de todo el personal del sanatorio. Sabe el nombre y la vida de todos, hace más de 18 años que trabaja ahí y todos parecen apreciarla. Me llama "Tesorito" y le encantan las galletitas de chocolate pero lo que más me gusta de ella es que es muy profesional en su trabajo.

Pero aunque pensar en Nelly me hace sonreír, enseguida mi sonrisa desaparece cuando recuerdo a la supermodelo y el empresario. Tuvieron unos mellizos preciosos Milena y Milo. Ella es una bebé saludable tiene buen peso y ya duerme en la habitación con su madre, el nene en cambio además de su síndrome de down y el bajo peso parece tener un problema respiratorio por el cual tiene que permanecer en neo. Pero lo peor de esto es que su mamá casi no lo visita, las pocas veces que lo hace, pareciera que es para cuidar las formas sobre las habladurías de los empleados de la clínica. Con el permiso de mi profesora pase la mayor cantidad de tiempo que pude con él y le canté mi canción favorita. Me da mucha tristeza que su mamá no se dé cuenta de cuan bendecida fue al tenerlo, supongo que él y yo tenemos mucho en común, mi mamá tampoco fue lo suficientemente fuerte para mi... ...de repente gritos interrumpen mi pensamientos y cuando miró por la ventana un escalofrío recorre mi columna vertebral hasta llegar a mi nuca.

En la vereda frente a mi puerta, hay un hombre arrodillado con sus dedos entrelazados en la nuca de espaldas a mí, por lo que no puedo ver su rostro, se podía precisar por su ropa que tiene dinero.Un joven a su derecha apunta un arma en su dirección y del lado izquierdo otro joven permanece de pie junto a él pero mira para todos lados. Delante de ellos en la calle, mal estacionado hay un coche cupé que tiene ambas puertas abiertas, aunque desde mi posición no puedo ver la marca es obvio que es un auto nuevo de alta gama, el negro de su pintura brilla bajo el sol del mediodía.

Mi mente vuela en diferentes pensamientos, tengo los puños apretados alrededor de mi cuerpo y aunque mi cerebro le ordena a mi cuerpo que se ponga de pie este no responde.

Cierro mis ojos, no es un acto de cobardía sólo estoy tratando de encontrar mi fuerza interior, inhalo y exhalo varias veces sin saber qué hacer.

Cuando los vuelvo a abrir me doy cuenta que conozco a los ladrones. El que sostiene el arma es famoso en mi barrio por sus robos y por sus adicciones le dicen "rengo" ya que unos años atrás escapando de la policía después del robo a una pizzería, una bala le había destruido la rodilla y aunque no tenía secuelas para caminar sus malas compañías le honraban con ese apodo. Sostiene el arma con una mano y grita incoherencias sobre el auto. Es obvio que está bajo el efecto de algo pero no puedo afirmar si es alcohol, drogas o ambos. En mi barrio todos lo conocemos pero él nunca "trabaja" (por así decirlo) en nuestro vecindario. Eso junto al miedo a las represalias eran los motivos por los cuales mis vecinos y yo hacíamos como si no existiera.

Pasa el arma de una mano a la otra y nunca deja de mecerse como si estuviera tratando de dormir a un bebé. El otro joven es Roque Gómez estudiamos juntos toda la escuela primaria, también vive en este barrio con sus padres y su hermana. Su papá es albañil y su madre ama de casa, era muy callado cuando éramos niños pero tenía buenos recuerdos de él. Layla me había contado hace un tiempo que su papá había salido lastimado al caerse una pared en una obra en la que trabajaba. La constructora no se había hecho cargo de los gastos médicos y como no tenía un contrato de trabajo lo despidieron sin decirle nada ¿sería ese el motivo por el cuál ahora estaba haciendo esto? Roque mira hacia los laterales, es obvio que está asustado y por un segundo me da lástima su actitud y en ese preciso momento me doy cuenta de que sé lo que tengo que hacer.

"El envase perfecto" #ovniawards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora