Confesiones

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Los tres se quedaron impactados, es algo que no se esperaban, la verdad yo no quería decírselos, no le veo al caso, es algo que ya paso ya…hace tiempo.

-wow… - es lo único que pronuncia Alan

-No juegues conmigo - dice Martin

-ja! Me gustaría… pero querían escuchar la verdad… - digo sin animos

Santiago… Santiago… lo voltee a ver, seguía impactado…

-pero eso fue ya hace bastante tiempo, ¿nos vamos?

Nos subimos al auto, estábamos muy callados, un silencio algo incomodo.

Alan que iba de copiloto fue el que rompió el hielo.

-Luna te puedo preguntar algo? - se anima a decir, se ve muy curioso

- ya te habías tardado…! - lo regaña Santiago

-esta bien, pregúntame lo que quieras

-como es que pudiste… - me pregunta como si hubiera cometido un delito

-el era diferente, a como es ahora. Desde que se formó ese grupo. - trato de explicar

-mucha historia que aprender - anuncia Alan muy intrigado

-como eres un chismoso! - le dice Martin

-si! Y no lo niego! -admite Alan

Logró que me riera, empecé riendo bajito, reía y reía, no dejaba de reír en el camino, los tres volteaban a verme.

-¿te sucede algo loquita? -me pregunta Martin

-jaja, no se, jaja…ja… jay…hay…aay… - reía y me quejaba

-¿te sientes mal? - me dice preocupado Santiago

-hay, me duele la panza - le digo honestamente

-pero es de tanto reír… - me delata Alan, aunque es obvio

Inhalo, exhalo, inhalo, exhalo. Muy profundamente… Estoy mal, esto no es normal, a veces me doy miedo yo sola… Yo y ,mis ataques de simpleza.

-ya te sientes mejor? -me vuelve a preguntar Martin

-ya

-te acompañamos en tu casa? - me dice Martin

-no es necesario - le digo

-últimamente, vemos que has estado sola, que pasa con tu mamá y tu hermana? - pregunta Alan

-mi hermana practica para un torneo, y como se la pasa en el colegio, mejor llegan a la casa de mi abuelita… - explico

-segura que no quieres compañía? - me hace dudar Santiago

- El que ....compañía es otro - susurra muy bajo Alan

Nosotros tres al mismo tiempo decimos : "¿que? "

-que si estas segura - habla más claro Alan

-pero no me da buena espina para nada el rubio que va a llegar a tu casa - dice Martin

-no se preocupen, les marco si se me ofrece algo ¿si?, al cabo que están a lado y son muy rápidos- los tranquilizo y los alago al. mismo tiempo.

Los tres asintieron de mala gana, y me despedí.

Entré a mi casa y fui directo a la cocina, busque en el refri, y vi una jarra de limonada. No tenia hambre pero si mucha sed, me serví un vaso fresco de limonada y me fui a la sala. Prendí el aire acondicionado y me senté en la sala, directo donde me diera el aire. Me quite los zapatos y subi las piernas al sofá, puse música de mi celular, tome limonada y cerré los ojos. Quería relajarme… olvidarme de todo por unos momentos. Me estiraba, sentía como crujía y se acomodaba mi cuerpo, tan tenso de tanto trabajo  y preocupaciones.

Triple o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora