Capítulo 2

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Capítulo 2: "El Caldero Chorreante y una charla entre hermanos".

—Buena idea—confesé asintiendo con la cabeza satisfecha—, al fin esa cabeza tuya sirve para algo.

Cedric abrió su baúl y de él extrajo dos arneses que los colgó en nuestras escobas para después amarrar los baúles a estos. Cuando agarró la jaula de Cleffary, él la observó con detenimiento.

—A ella la vi solo una vez—le quiso acariciar pero ella no se dejó—, cuando tu respondiste con un simple "gracias". ¿Cómo se llama?

—Cleffary, y apresúrate antes de que nuestros padres se enteren de nuestra ausencia—lo apresuré y él empezó a amarrar deprisa la jaula de mi lechuza al arnés.

Él tomó su Nimbus 2000 y yo mi Barredora 5, nos asomamos a la ventana rota y vimos que los vecinos salieron de sus casas con pijamas, pantuflas y velas en sus manos tiritonas. Todos comentaban con horror lo que acababa de pasar.

—Tendré en cuenta en nunca hacerte enojar—comentó mi hermano asintiendo con la cabeza para que se le quedara grabado en su cabeza.

—Tu presencia ya me hace enojar, pero ¿qué le vamos a hacer?—jacté mientras ponía la escoba entre mi piernas al igual que Cedric, listos para salir como rayos sin que la multitud se diera cuenta.

-Te retaría a una carrera, pero tu escoba es más lenta que la mía.

-No es mi culpa que te tengan preferencia-le espeté rodeando los ojos, ya segura de que las cosas entre él y yo no cambiarían.

-Te ofrecí mi escoba en tu onceavo cumpleaños, ¿lo olvidas?-objetó él frunciendo el ceño.

-Yo no acepto cosas que provengan de ti.

-¿Y la vuelapluma que te di?

-Esa fue la excepción-rectifiqué levantando la cabeza para que viera que no me importaba.

En ese instante, escuchamos que aporrearon la puerta, los dos giramos la cabeza rápidamente y vimos que ésta se abrió de par en par. Durante una fracción de segundo, nuestros padres se quedaron inmóviles en la puerta; luego mamá soltó un grito de horror y papá lanzó un mugido como el de un toro furioso y se abalanzó sobre nosotros.

-¡Alanna, vámonos!-gritó Cedric para que reaccionara.

Agarré el mango de la escoba con fuerza, los dos despegamos con fuerza del suelo y salimos como balas de la ventana antes de que nos atraparan. El fresco aire nocturno me echó el pelo hacia atrás y los pulcros y cuidados jardines de Ottery St. Catchpole empezaron a alejarse, encogiéndose rápidamente hasta formar un mosaico de cuadraditos verdes y negros. Tenía la sensación de que el corazón iba a explotarme de placer, pero recordé que todo esto lo estaba disfrutando al lado de Cedric, que no paraba de reír de la emoción.

-¡Casi nos atrapan!-me miró un momento y luego volvió la vista al frente-. ¿Sabes dónde está el Caldero Chorreante?

-La verdad es que no-admití.

-Pues sígueme. ¡Izquierda!

De la nada viró con brusquedad y fue un alivio que reaccioné rápido y lo seguí; vi cómo su baúl oscilaba peligrosamente detrás de la escoba.

-¿No crees que deberíamos ascender más?-ofrecí a la vez que miraba hacia abajo y veía que los techos de las casas estaban muy de cerca-. Alguien nos podría ver.

Alanna Diggory y el Prisionero de Azkaban [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora