Capítulo 12

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Capítulo 12: "Confesiones inesperadas".

-¿La ves por alguna parte?

-No, hay demasiada gente.

-Te juro que si nos miente una vez más, lanzaré su cuerpo al mar -vi la expresión seria de Cedric-. ¿Qué? Ella ama "La Sirenita", ¿no? Estoy empezando a considerar que sería un buen regalo mandarla a nadar con los peces.

-No nos mentirá.

-¿Y si es así?

-Tengo un plan B. Te prometo que al fin tendremos las respuestas que queríamos.

Le iba a preguntar de qué plan se trataba, pero una voz conocida a nuestras espaldas nos hizo parar en seco.

-¡Ced, Ala!

Me puse tensa y mi respiración se detuvo. La mano en la que tenía agarrada la pequeña maleta comenzó a temblar de tal manera que tuve que ayudarme de la otra mano para que no se cayera al suelo. Era ella.

-Estoy aquí, hermanita -mi hermano puso su mano en mi hombro-. Haremos esto juntos.

Boté el aire acumulado en mi boca, enderecé la espalda y sin expresión alguna, me di la vuelta. Ahí estaba, entre medio de la multitud de familiares que vinieron a buscar a sus hijos del Expreso Hogwarts: nuestra madre, de ojos azul grisáseo, pelo color arena, alta y más delgada que nunca.

Cuando nuestros ojos se encontraron, sonrió, pero noté que tenía vergüenza consigo misma al verla rascarse el antebrazo (un tic de familia), cosa que ni me inmutó en lo absoluto.

-Vamos. -me susurró Cedric.

Apretando fuertemente el mango de la maleta, los dos nos acercamos a nuestra madre con paso firme y al estar frente a frente, nos quedamos mirando sin decir nada hasta que... Nos atrajo hacia ella y nos abrazó con fuerza.

-¡Oh, mis niños! -sollozó- ¡Mis queridos niños! -nos dio un beso en la cabeza que hizo sorprenderme. Esto no lo había hecho desde hace años... Por lo menos a mí-. Los extrañé tanto.

"No puedes ser más hipócrita"-pensé en decirle, pero las palabras no alcanzaron a salir de mi boca cuando Cedric habló.

-Nosotros también, mamá.

Lo miré con los ojos abiertos. ¡¿Qué?! La noche cuando escapamos de casa, él estaba tan enojado con nuestros padres como yo, ¿y ahora viene a decir esta estupidez?

-No me incluyas en tus... -Cedric me miró con advertencia y me callé de inmediato. Creo que estoy empezando a comprender lo que está tratando de hacer-. Sí mamá, lo que dijo Cedric. -sonreí lo más falsamente que pude.

-Bueno -retrocedió unos pasos y nos acarició la mejilla-, será mejor que vayamos al auto. Hay muchas cosas que quiero hablar con ustedes dos en casa.

Emprendimos camino hacia la verja que llevaba al mundo muggle, junto con los otros alumnos de Hogwarts que vinieron a pasar la Navidad con sus padres fuera del castillo.

Atravesamos la pared y llegamos a la estación de King's Cross, donde por suerte nadie nos vio salir. Caminamos bajo la nieve en dirección al estacionamiento hasta que vimos nuestro auto, pusimos nuestro equipaje en el maletero y, Cedric y yo nos sentamos en la parte de atrás. Nuestra madre se puso en el volante, encendió el auto y dio marcha para unirse a los demás autos que rondaban por las calles blancas de Londres.

Es de esperarse que después de la reacción que tuvo Juliette al vernos después de meses sin saber nada de nosotros, nos invada a preguntas, pero este no fue el caso, sino todo lo contrario. Todo el trayecto fue de completo silencio; yo miraba por la ventana el exterior, que a pesar de la nieve que caía, supe que de un momento a otro pasó de ser un paisaje urbano a uno un tanto rural.

Alanna Diggory y el Prisionero de Azkaban [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora