Capítulo 10

2.5K 261 79
                                    

Capítulo 10:"Diggory vs Diggory".

Dedicado a: lectora_sensual

Al otro día por la mañana, Dumbledore hizo desaparecer los sacos de dormir y volvió a colocar las mesas en su lugar para que todos pudiésemos comer en ellas. Los de Gryffindor ya teníamos permitido volver a nuestra Sala Común, por lo que cuando terminamos de desayunar, subimos las escaleras para toparnos con el nuevo guardián: un caballero bajito y rechoncho, vestido con armadura y montado en un pequeño caballo gris.

-¿Sir Cadogan?

-¡El mismo! -gritó, viéndonos a todos- ¿Quienes son estos vándalos que se atreven a internarse en mis dominios? -sacó la espada de la vaina desde su caballo- ¿Acaso quieren un duelo? ¡Saquen su arma, cobardes!

-Sir Cadogan, esta es la Sala Común de Gryffindor y queremos entrar, así que le pido por favor que se calme. -le dijo Percy con tranquilidad, acercándose al cuadro.

-¡Atrás villano!

-¿Es que Dumbledore no le dijo nada? Déjenos entrar. -pidió Dean con impaciencia.

Sir Cadogan volvió a guardar la espada con una mueca.

-Los dejaré entrar si son capaces de adivinar la contraseña.

Pude ver como Neville, que estaba al frente mío, sacaba una libreta y una pluma de su bolsillo.

-Es la misma de siempre -dijo Percy-. Fortuna major.

-¡Incorrecto!

-¿Cómo que no? ¡Déjese de tonterías!

-¿Te atreves a enfrentarme? -agarró otra vez la empuñadura de la espada.

-Esto será eterno -comentó Ron.

-Alanna debe de saberla -interrumpió Seamus.

Levanté la mirada.

-¿Y por qué debería de saberla yo?

-Porque tienes el Don.

Todas las cabezas voltearon a verme. Yo me hice la tonta y empecé a trenzar mi pelo.

-¿Eso es cierto? -inquirió Lee Jordan.

Hermione bufó y rodó los ojos.

-¡Claro que sí! -exclamó Lavender con entusiasmo- Todas las clases la profesora Trelawney lo menciona.

-Pues está equivocada -contesté-, no tengo ningún Don y si lo tuviera, no podría adivinar la contraseña.

Seamus abrió la boca, pero lo miré advirtiéndole que si lo hacía, su funeral sería mañana por la tarde, así que se calló.

Estuvimos diez minutos insistiéndole a Sir Cadogan que nos diera la contraseña y cuando al fin lo hizo (la cuál era demasiado complicada), todos entramos de golpe a nuestra Sala Común, para darnos una ducha y cambiarnos los uniformes del día anterior. Cuando terminé de ponerme los zapatos, escuché como mis compañeras de dormitorio, Parvati y Lavender, cuchicheaban entre ellas. Al levantar la vista, se detuvieron en seco.

-¿Qué? -inquerí.

Parvati intercambió una mirada con Lavender y esta asintió con la cabeza.

-Bueno -empezó a hablar Parvati con voz aguda-, nos preguntábamos si podías leernos las palmas de las manos.

Las miré con una ceja alzada y las manos en la cintura.

-Díganme que no le creen a Trelawney por favor...

Alanna Diggory y el Prisionero de Azkaban [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora