Capítulo 13: "Saetas de fuego y el patronus".
Narra Harry:
La almohada que me llegó a la cara me hizo despertar de mi sueño y gruñir por lo bajo.
-¡Despierta, los regalos!
Cogí las gafas de la mesita de noche y me las puse. Entornando los ojos para ver en la semioscuridad, miré a los pies de la cama, donde se alzaba una pequeña montaña de paquetes. Ron rasgaba ya el papel de sus regalos.
-Otro jersey de mamá. Marrón otra vez. Mira a ver si tú tienes otro.
Efectivamente, tenía otro. La señora Weasley me había enviado un jersey rojo con el león de Gryffindor en la parte de delante acompañado de un montón de comida. Al retirar las cosas, vi un paquete largo y estrecho que había debajo.
-¿Qué es eso? -preguntó Ron mirando el paquete y sosteniendo en la mano los calcetines marrones que acababa de desenvolver.
-No sé...
Abrí el paquete y ahogué un grito al ver rodar sobre la colcha una escoba magnífica y brillante. Ron dejó caer los calcetines y saltó de la cama para verla de cerca.
-No puedo creerlo -dijo con la voz quebrada por la emoción. Era una Saeta de Fuego, la escoba que íbamos a ver diariamente Alanna, Cedric y yo a la tienda del callejón Diagon. El palo brilló en cuanto puse la mano encima. La sentía vibrar. La solté y quedó suspendida en el aire, a la altura justa para que me subiera.
-¿Quién te la ha enviado? -preguntó Ron en voz baja.
-Mira a ver si hay tarjeta -le pedí.
Ron rasgó el papel en que iba envuelta la escoba.
-¡No hay nada! Por Merlín, ¿quién se gastaría tanto dinero en hacerte un regalo?
-Bueno -dije atónito-. Estoy seguro de que no fueron mis tíos.
-Apuesto a que fue Dumbledore -dijo Ron, dando vueltas alrededor de la Saeta de Fuego, admirando cada centímetro-. Te envió anónimamente la capa invisible...
-Había sido de mi padre -le recordé-. Dumbledore se limitó a dármela. No se gastaría en mí cientos de galeones. No puede ir regalando a los alumnos cosas así.
-Ése es el motivo por el que no podría admitir que fue él. Por si algún imbécil como Malfoy lo acusaba de favoritismo. ¡Malfoy! -Ron se rió estruendosamente-. ¡Ya verás cuando te vea montado en ella! ¡Se pondrá enfermo! ¡Ésta es una escoba de profesional!
-Y Alanna -suspiré pasando la mano por la Saeta de Fuego. Ya podía imaginármela agitando las manos en el aire, gritando y abrazando a la escoba como si fuese su propio hijo. No pude evitar sonreír.
Ron empezó a reírse a carcajadas.
-Nunca te atrevas a dejarla sola con la Saeta de Fuego; te aseguro de que es capaz de escaparse a Rusia volando en ella.
-Creo que eso no será necesario.
Hermione acababa de entrar con el camisón puesto y llevando a Crookshanks debajo de su brazo izquierdo mientras que en el otro traía un paquete largo.
-¡No lo metas aquí! -dijo Ron, sacando rápidamente a Scabbers de las profundidades de la cama y metiéndosela en el bolsillo del pijama. Pero Hermione no le hizo caso. Dejó a Crookshanks en la cama vacía de Seamus para que a continuación abriera el paquete que había traído y de él rodara...
-¡¿Otra Saeta de Fuego?! -exclamamos Ron y yo al mismo tiempo, boquiabiertos. Era exactamente igual a la que estaba flotando al lado mío: brillante, nueva y con las aerodinámicas ramitas de abedul y perfectamente lisas que formaban la cola.
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Alanna Diggory y el Prisionero de Azkaban [3]
Fanfiction"-Sé sobre tus poderes -habló para romper el silencio que había entre nosotros, sin despegar la mirada de la luna que iluminaba los terrenos de Hogwarts. -Ahora casi todos lo saben, no es ninguna novedad -le dije encogiéndome de hombros, todavía inc...