Capítulo 17

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Capítulo 17: "Exámenes finales".

Después de haber ganado la copa de Quidditch, la felicidad y el optimismo me duraron al menos una semana. A medida que se aproximaba junio, los días se volvieron menos nublados y más calurosos, y lo que a todo el mundo le apetecía era pasear por los terrenos del colegio y dejarse caer en la hierba para conversar y reírse de la vida. Hasta para George Weasley eran días perfectos para una...

-Espera espera, ¿es esto una petición para una especie de cita? -le pregunté con las cejas alzadas. En medio de la celebración por la victoria de Gryffindor en la Sala Común, George me pidió si podía acompañarlo a las escaleras de la habitación de los chicos ya que estaba más apartado del bullicio y de los alumnos. Ya estando en el lugar y sin vacilaciones por parte suya, me preguntó si quería ir con él a una caminata por los terrenos de Hogwarts uno de estos días. Obviamente, me tomó por sorpresa.

-Oh, no, no -se apresuró en decir, negando con la cabeza una y otra vez-. Tranquila, no, no, no es una cita, es sólo un paseo para conocernos mejor. Pero si quieres que sea una cita, por mí no hay problema -sonrió con picardía.

Le di un leve golpe en su hombro.

-¡Oye!... -se rió. Por el rabillo del ojo, miré el centro de la Sala Común, que era donde todos estaban comiendo, bebiendo cervezas de mantequilla y lanzando uno que otro grito. Pude ver como levantaban otra vez a Harry y lo lanzaban al aire para después atraparlo entre todos y lanzarlo de nuevo. Carraspeé y volví mis ojos hacia George-. Pero ya nos conocemos -reí un tanto nerviosa, jugando con algunos mechones de mi pelo.

-Conozcámonos más entonces -propuso-. Además, Fred y yo hemos creados nuevos dulces, y necesitamos de esa cabecita tuya para verificar que están bien.

-Interesante propuesta... Aunque hay un inconveniente.

-¿Cuál?

-¡Tú y Fred están a punto de obtener el TIMO! Debes de estudiar.

-¡Estupendo! Así me ayudas.

-¿Qué? -solté una carcajada- ¿Tú? ¿Estudiar? Por favor George.

-Si es contigo, no me molesta. -se encogió de hombros.

Apreté los labios y miré hacia otro lado. "No te pongas roja, no te pongas roja, no te pongas roja..." -me decía una y otra vez en mi cabeza. Tosí y, con las manos en la cintura, levanté de nuevo la cabeza.

-También tengo que estudiar, son los exámenes finales.

-Ah... Entiendo -asintió con la cabeza lentamente.

-Pero puede ser después. -añadí al ver decepción reflejada en sus ojos. Al decir esas palabras, su usual expresión alegre y carismática volvió a la vida.

-Entonces esperaré -se separó de la pared a la cual estaba apoyado y comenzó a bajar los escalones-. Me dio sed, iré por una cerveza de mantequilla.

-Te acompaño -le dije antes de seguirlo hacia la mesa de comida y bebidas.

-Ala, ¿eres tonta o qué? -me dijo Hermione en la biblioteca días después, cuando le terminé de contar lo sucedido- ¡Es obvio que es una cita! ¿No te das cuenta que le gustas?

-¡¿Pero qué cosas dices?! -chillé- ¡Claro que no! Y si es de ser así, no sucedería nada.

-¿Y por qué no?

La señora Pince nos llamó la atención desde su escritorio para que estuviéramos en silencio ya que alrededor nuestro habían más alumnos estudiando para los exámenes. Ron y Harry habían dicho que nos alcanzarían al terminar de desayunar.

Alanna Diggory y el Prisionero de Azkaban [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora