Veinticuatro Horas.

77 13 2
                                    

Milagros hace acto de presencia en medio del escenario y esboza una pequeña sonrisa repleta de timidez. Sus ojos recorren todas las butacas hasta detenerse en la que creo que es en la que estoy sentado. Entreabre sus labios y luego de un pequeño suspiro comienza a cantar. Su voz inunda todo el teatro y eso me fascina.

¿Qué cosa de ella no me fascinará alguna vez?

Siento cómo poco a poco voy cayendo dentro de un enorme pozo. La realidad me golpea de repente y la ridiculez que me recorre hace que sonría como un idiota. Es ella y nadie más. Es ella la chica que quiero que alumbre todas mis mañanas con su sonrisa. Es ella la persona que necesito para poder respirar.

Su voz se va apagando y da por finalizada la obra haciendo una reverencia mientras que los otros actores suben también al escenario para recibir con la frente en alto los vítores de los espectadores.

Cuando se cierra el telón me apresuro para llegar a los camerinos. Apenas veo a Milagros, me acerco a ella y la abrazo por la cintura. Ella sonríe y me devuelve el abrazo. Está temblando. Deben ser los nervios.

-Estuviste asombrosa- le digo al oído- hasta que apareciste, me estaba quedando dormido.

-Gracias- sonríe emocionada- me sentí capaz de todo ahí arriba- dice en voz baja acurrucando su rostro en mi pecho- es todo gracias a vos. Enserio, gracias.

-No fue nada, yo debería agradecerte a vos.

-¿Por qué?

-Porque hiciste que me diera cuenta de un momento al otro que no soy un insensible, que puedo soñar y que puedo amar. Me ayudaste. Entraste de golpe en mi mundo y lo sacudiste hasta darlo vuelta y hacerme volar. Me enamoré a primera vista tal como lo habían hecho mis padres. Sólo con vos quiero pasar una eternidad y aprender a luchar.

-Steven- suspira Milagros al borde de las lágrimas.

-En veinticuatro horas capturaste mi corazón, cambiaste mi visión y me hiciste quedarme a tu lado. Todo cambia y eso me lo enseñaste vos. Esperaba un año nuevo igual al anterior y al anterior, pero sé que, habiéndote conocido a vos, eso nunca va a pasar. Cada hora va a ser distinta a la anterior y me voy emocionar por saber todo lo que me espera. Derribaste mis muros y me iluminaste.

-Feliz año nuevo, Steven.

FIN.

Veinticuatro HorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora