Veinticuatro Horas

Dos Horas.

Ella termina de cantar aquella canción desconocida para mí, pero que me encantó apenas la escuché.
-Cantás bien- la alago con sequedad y ella deja caer el micrófono al piso provocando un ruido molesto al tiempo que se da la vuelta rápidamente hacia donde estoy. Su cabello castaño y ondulado golpea sus hombros y su rostro al hacerlo. Sus enormes ojos verdes me miran impactados.
-¡Dios!- exclama ella poniendo una de sus manos sobre su pecho- ¡me diste un susto de muerte!
-Perdón- me encojo de hombros y miro el decorado del escenario: un enorme árbol se encuentra en el centro adornado con bochas rojas y doradas, con tintineantes campanitas y luces de colores. Del techo cuelgan extensas telas rojas... todo muy navideño, alegre y esperanzador.
Definitivamente un asco.
El teatro no está arruinado y destartalado como muchos otros, es elegante, inmenso, maravilloso e impresionante. La primera vez que vine aquí estaba con mi verdadero padre ya que él iba a participar en una obra. Era actor y quería que lo viéramos hacer la interpretación. Desde ese momento, en el que vi la creación de un nuevo mundo donde todo era único y mágico, el lugar se convirtió en mi favorito y acudo a él para recordar esos momentos donde las preocupaciones existían pero no se sentían.
-¿Cómo te llamás?- me pregunta ella mirando cada uno de mis movimientos.
-Steven Walker- le respondo seriamente- ¿y vos?
-Milagros Blue.
Al escuchar su nombre estallo en carcajadas. Es irónico que en un mundo como este la gente guarde sus esperanzas sobre una vida mejor en sus hijos... en sus nombres, es como si fueran la solución del desastre humano y claramente no es así.
-¿Qué te causa gracia?- inquiere.
-Tu nombre es la viva esperanza, en una palabra, de que tal vez pueda cambiar algo en la vida de las personas. Y al parecer vos sos eso- digo con el sarcasmo tiñendo mi voz.
Ahora es ella quien suelta una melodiosa carcajada.
-Parecés una persona muy seria, Steven- se acerca a mí y sonríe- ¿por qué no intentás soñar un poco?
Ruedo los ojos.
-Soñar es inútil.
Ella me mira con tristeza y posa su mano en mi hombro.
-¿Y si sólo por hoy te permitís ser inútil y soñar?
-No tendría sentido alguno...
-Permitime enseñarte a soñar- me interrumpe y sonríe abiertamente- a tener esperanza, a creer.
-No te conozco.
-Yo tampoco.
-¿Entonces?
-Conozcámonos.
Durante un rato nos quedamos en silencio. Observo detenidamente su cara pálida repleta de pecas y me doy cuenta que toda su presencia dice: inocencia, alegría y color.
Y yo soy su opuesto, yo no soy inocencia, alegría y color... más bien dicho, soy realista, triste y gris.
Las personas somos un lienzo en blanco que con el tiempo se debe ir pintando, mi lienzo es gris, negro.... oscuro. A mi lienzo no le vendría mal el color.
-De acuerdo- termino cediendo y sus ojos se iluminan, y su sonrisa se ensancha y siento como si mi corazón fuera a estallar en cualquier momento.

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Hola, hermosuras!! Acá estoy!! :3

¿Les gustó el capítulo?

¿Qué piensan de Milagros Blue? 

¿No le quieren regalar un abrazo a Steven? 

Eso es todo por hoy! Nos leemos la próxima semana!! 

Los amodoro! <3

Bye!