Tres Horas.

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-Yo pregunto, vos respondés- sentencia Milagros sentándose en el piso del escenario, justo debajo del árbol- y luego al revés.

-Bien- me siento a su lado.

-¿Color favorito?- empieza a preguntarme.

-Negro, ¿y el tuyo?

-Blanco- ella continúa- ¿comida favorita?

-Fideos, ¿y la tuya?

-Pavo.

Mis ojos se abren como platos al recordarlo.

-¡El pavo!- exclamo y miro mi reloj para ver la hora: las tres de la madrugada- sigue todo cerrado, no me prestes atención- suelto un suspiro y ella asiente lentamente con la cabeza creyendo claramente que perdí la cordura, ¿pero a mí qué me importa lo que ella crea? Nada.

-¿Canción favorita?

-No escucho música- le digo y ella abre su boca impresionada.

-¿¡Que no escuchas música!?- prácticamente grita y yo asiento recostándome en el piso.

-Ajá- respondo con desinterés.

-Ahí está el problema de que seas un zonzo, aburrido, que odia todo y a todos- murmura y yo le lanzo una mirada fea.

-No soy zonzo ni aburrido- espeto- y odio todo y a todos porque son odiosos. No me nacen las ganas de amar algo tan falso e inútil.

-Cambiemos el tema- susurra haciendo una mueca- ¿tenés trabajo?

-Soy estudiante ¿y vos?

-Yo también soy estudiante. Pensé que eras mayor- se ríe un poco y aquella melodía hace que se me ericen los pelos de los brazos- tu cara se parece a la de un adulto- susurra y agarra mi rostro entre sus manos- es una pena que no sonrías. ¿No te gusta?

-Nunca encuentro el momento para sonreír, entonces no lo hago.

-Tu vida no puede ser tan miserable.

-No me desafíes.

-Contame como es tu vida- suelta mi rostro y me mira fijamente a los ojos como si pudiera sacar toda la verdad de ellos.

-Voy al último año de la secundaria, evito hablar con mis compañeros porque son estúpidos. En casa está mi madre y mi padrastro, mi madre está loca y mi padrastro no sirve ni para respirar. Mi vida se resume en ignorar a todos.

-¿Y tu padre?

-Murió.

-Lo siento.

-No le sientes- espeto- no finjas tenerme compasión. Eso es algo estúpido.

Milagros frunce el seño mirando hacia el piso de madera y luego suelta un pesado suspiro volviendo a sonreír. No entiendo cómo es que no se harta nunca de hacerlo.

-Levantate. Vamos a salir de este lugar- se pone sobre sus pies y de un salto baja del escenario hacia donde hace una hora estaba el público imaginario. Agarra un saco y un gorro y se viste con ellos- apurate.

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Hola, soles!! ¿Cómo están?

¿Qué les parece la historia?

¿La vida de Steven es muy trágica?

¿Qué opinan de Mili?

¿A dónde creen que irán? (a la persona que responda correctamente le dedicaré el próximo capítulo)

Y eso es todo por hoy!

Nos leemos pronto!!

Bye!! :*


Veinticuatro HorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora