Un dulce amor lesbico.

Capitulo 11.

Me senté tranquilamente en mi cama, miré de reojo el reloj. 20:16

Faltaba poco tiempo, así que me puse mi gorro favorito y salí de aquella casa, caminé más de 8 cuadras, aproximadamente.

Ahí estaba ella, sentada en un banco, no estaba tan oscuro, por lo cual la reconocí al momento, me puse frente a ella y con una sonrisa en su rostro, se puso de pie llevando sus manos a mi cintura.

No quería pensar en Daniela, ni que más mierdas.

Rodee el cuello de Amber con mis manos, el silencio se apoderaba lentamente, no dijimos nada por más de 5 minutos, ella rozó mis labios...

Sus labios rojizos y naturales estaban húmedos, coloqué una mecha de pelo detrás de su oreja, y la empecé a besar.

Nos fundimos en un ligero y apasionante beso.

-Podría decir que me encantas, pero creo que ya lo eh echo. -Sonreí al escucharla, era tan graciosa.

-¿Por qué solo "crees" si la verdad es que ya lo has afirmado... ? -Ella no dijo dijo nada, simplemente rió.

Me agarró de la mano, empezamos a caminar, rozaba de vez en cuando mi cuerpo contra ella, pero fingía no darle importancia.

Aquella noche fuimos a un lugar bonito, era un restaurante italiano, su comida era exquisita, puedo decir que Amber me sorprendió, bastante.

-¿Siempre eres así de tranquila?

-Si, supongo... A veces me complico a mi misma, pero no tanto. -Me eche a reír, era estúpido aquello que acababa de decir.

-Deberíamos de encontrarnos siempre, eres súper sencilla y tranquila Emily, me haces hasta reír.

Miré sus ojos, y asentí con la cabeza.

Me acerqué a sus labios lentamente y la besé, acaricié su mejilla... Ponía notar un toque de amor que me daba, ella era especial para mi. Y decir que la conocí hace un par de noches, encima en un bar... Pero era tan real, y fantástico a la vez.

Era imposible de explicar lo que sentía, supongo que este era el amor de verano que siempre quise... No quería que aquella noche terminase.

Salimos agarradas de la mano del restaurante, después me llevó a caminar por las orillas de la playa, jugamos, brincamos, reímos y hasta nos bañamos esa noche. Fue perfecto.

-Quisiera que duermas hoy conmigo. -Eso me sorprendió, bastante quizás...-

¡Pero no haremos nada malo, no quiero que pienses mal!

-Hey, tranquila no te alarmes... Ya es tarde, y supongo que mis amigas están durmiendo ya, que no sentirán cuando llegue... Así que por hoy podría quedarme contigo. -Susurré mirándola.

-Perfecto.

Salimos seguidamente del agua, y fuimos a su casa, yo me metí en la ducha, a lo que ella fue al baño secundario, a hacer lo mismo.

Salimos a tiempo y corrí a tirarme en su cama, ella se acostó a mi lado y me besó la mejilla, estaba feliz aquel día... Muy feliz.