Capítulo 1

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La vida en la costa de Busan es muy placentera, para aquellos acostumbrados a la ciudad tal vez sea aburrida pero para los que no, es la mejor. Apenas comenzaba el verano y ya los hoteles y playas se llenaban de turistas, visitaban muchos puntos de interés sin poder faltar uno de los mercados de mariscos más grandes situado cerca del puerto donde se pueden conseguir los mejores y más frescos productos del mar. Uno de los puestos era perteneciente a la familia Ahn, quienes por generaciones se habían dedicado a ese negocio, les iba bien sobre todo en temporada de vacaciones pero se les presentaba bastante competencia por la cantidad de vendedores que había. Apenas el mercado abrió esa mañana, se llenó de gente como de costumbre y un arduo día de trabajo comenzó.

Pescados, camarones, calamares, pulpos, mejillones, langostinos y más se podía adquirir muy fresco, los clientes se movían entre puesto y puesto buscando lo que querían y al mejor precio y habían algunos de los comerciantes que ofrecían regatear. Así hacía Jaehyo pero no tenía por qué gritar a voz populi que había una oferta porque algunos, sobre todo mujeres, se acercaban simplemente para mirar de cerca al apuesto chico. Ya él se había acostumbrado a eso, incluso algunas le decían que podía ser actor o modelo fácilmente, una vez ya había modelado pero para ayudar a una amiga que sacaba su marca de ropa por internet.

-Si no fuera por tu cara ya nos habríamos ido a la quiebra – bromeó Chang In, hermano mayor de Jaehyo.

-No digas tonterías – Jaehyo le dio un leve codazo – Sigue sacándole las espinas a esos pescados.

-Que mandón – hizo una mueca y continuó con lo que hacía.

Jaehyo también se puso a limpiar unos mariscos y estaba tan acostumbrado a eso que no le importaba ensuciarse y oler a pescado todo el día, eso sí, cuando llegaba a casa se daba una buena ducha de agua tibia que además de limpiarlo, lo relajaba después del arduo trabajo y ahora que hacía más calor por el verano, se sentía más placentera.

-Gracias por su compra – le decía Jaehyo a una clienta.

-Gracias a ti eres muy amable y si me permites el atrevimiento, muy apuesto también.

Jaehyo rió tímido y le agradeció.

-Es cierto, deberías reconsiderar el trabajar aquí y aprovechar ese regalo que Dios te dio.

-Estoy bien trabajando aquí pero muchas gracias – hizo una reverencia de agradecimiento antes de que la clienta partiera-Tanto que me dicen que soy guapo que terminaré metiéndome a modelo – dijo en broma.

-Estás loco-dijo su madre – Es cierto que eres hermoso pero sería una locura que te metas en ese mundo plástico y superficial.

-Lo decía en broma-rió para sí. Siguió limpiando unos mariscos que luego ponía en hielo para conservarlos.

El mercado cerraba antes del atardecer y mientras recogían todo, Jaehyo como siempre se escapaba a la playa para lograr ver la puesta del sol a tiempo. Muchos de los turistas y lugareños también pensaban igual pero él iba a una zona a la cual nadie iba porque para llegar hay que pasar por un camino escabroso lleno de rocas que para Jaehyo no era problema. Se sentó sobre la tibia arena, con sus piernas estiradas cuyos pies eran tocados por el agua que se acercaba y retiraba por el suave oleaje y miró al horizonte que se teñía de hermosos colores cálidos mezclándose con el azul del cielo. A lo lejos podía escuchar las quedas voces de quienes estaban en la playa pero allí donde se encontraba era relajación total, hasta que alguien le lanzó una bola de arena.

-De nuevo escapándote a ver el atardecer en vez de ayudar a tu familia a recoger en el mercado – dijo el chico bajo que pasaba por encima de las rocas para llegar a donde estaba Jaehyo.

Devil's GiftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora