1.

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— ¡Necesito tu ayuda Harry!— gritó su madre desde el salón.

Harry se quitó los auriculares y gritó de vuelta:
— ¿Para qué?

— ¡Venga Harry, tengo que sacar las cajas del coche!— gritó, más bien enfadada. Rodó los ojos, sin ganas de bajar al porche. Soltó su Nintendo a un lado y bajó.

Ayudó a su madre a sacar las cajas de la mudanza. Hace poco que se habían mudado a Doncaster.
Después de la muerte de su padre, hacía relativamente poco, Harry no pensaba que su madre habría sido capaz de mirar al futuro y dejar el pasado. Nunca imaginó que se mudarían y dejarían todo su pasado atrás.

— ¿Te gusta la nueva casa?— dijo su madre con una caja entre los brazos, mirando las paredes de madera blanca.

— Sí, sobre todo mi habitación— rió —, tiene una gran estantería para poner todos mis libros.

Le encantaban los libros, eran su pasión. Sobre todo los de poesía, o los libros antiguos que narraban cosas sobre la guerra, el holocausto o las conquistas. Un claro ejemplo, y uno de sus favoritos, era "El diario de Anna Frank".
Tenía más de 50 libros, empezando por los primeros que se compró, hasta los últimos y más interesantes. Era todo un universo que lo absorbía.

— Toma, estas son las cajas con todos tus libros. Son tres, así que tendrás que bajar más veces a por las demás — Asintió, su madre le dio un beso en la frente, cogió la primera caja y se dirigió a su habitación.
Y así hizo con las tres cajas, bajar y subir, bajar y subir.

Al fin todas las cajas estaban en su habitación, incluyendo las cajas de ropa, y pudo acomodar las cosas en su sitio. Sacó de la caja grandes clásicos como "Cien años de soledad", "Crimen y castigo" de Fiódor Dostoievski, y muchos más.

Observó su estantería nueva por unos momentos. Era tan grande, que ni sus más de 50 libros podían usurparla entera.
"Debería comprar más" pensó.

Bajó a seguir ayudando a su madre, y llegó su hermana Gemma. Traía muchas bolsas de ropa.

— ¿De dónde vienes?— preguntó su madre al ver tal tremenda cantidad de ropa.

— De la calle principal del pueblo. Hay muchísimas tiendas y está a 5 minutos de aquí— dijo y miró a Harry —. Traigo algo para ti también, bobo.

Metió la mano en una de las bolsas y sacó un paquete.

— ¿Qué es esto?

— Ábrelo— dijo y se lo entregó.

Cogió el paquete entre sus manos. Era rectangular, pequeño y gordo. Por la forma, supuso que era un libro. Lo abrió con ansias, y encontró una réplica de Romeo y Julieta, de William Shakespeare.

— ¡Muchas gracias! ¿Dónde lo has comprado?— se asombró.

— Hay una gran tienda de libros al final de la calle. Está un poco alejada de las demás, pero es muy grande y tiene unos libros únicos. Deberías ir — dijo y le dedicó una sonrisa.

— Eso haré.

Y sin mediar palabra, subió a su habitación a devorar aquel libro.

Cáncer | Larry Stylinson| AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora