Cáncer | Larry Stylinson| AU

32.

Louis intentaba mantenerse fuerte. Mantenía la mano de Harry entre las suyas, acariciando la palma con su pulgar, dándole calor a esa mano inerte y fría.
El chico tenía una mascara de oxígeno, una vía de suero en su brazo, varias máquinas conectadas a su cuerpo, y una sonda por la nariz que le administraba alimento.
No había despertado del sedante, pues tenía unos dolores demasiado fuertes y los doctores no querían que sufriera en su último tiempo de vida.

No sabían cuanto más iba a sobrevivir, pero tenían claro que no iba a durar más de 2 meses, ni de broma.

Louis observó a Harry. Daba bastante pena. Sus párpados estaban cubiertos por ojeras oscuras del malestar y el cansancio, sus labios no eran rosas, ni rojos, eran morados a causa de su cercana muerte, su cuerpo estaba frio a pesar de que en el hospital tenían calefacción, no tenía nada de pelo en el cuerpo, y para colmo, no podía apenas respirar por sí mismo.

A Louis siempre le habían dicho que las personas sedadas o en coma siempre escuchaban todo lo que pasaba a su alrededor. Pensó que decirle cosas a Harry iba a ser buena idea.

— Harry. Te echo de menos. Y de verdad que siento haberte dejado solo en un momento así... Me siento una mierda de amigo, una mierda de persona. ¿Sabes? Yo no estaba buscando nada en absoluto cuando te conocí. En realidad, yo no estaba pensando en enamorarme de alguien tan pronto. Pero luego te conocí. Y eso fue todo... Supongo que las cosas solo sucedieron. Te encontré, y me encontré queriendo pasar más tiempo contigo. Era sencillo. Fue facil. Y creo que es así como empiezan las mejores relaciones. Tu no estás buscando nada, y de repente te das cuenta de que tienes algo.

De repente el ritmo cardíaco de Harry cambió, o al menos eso le señaló una máquina.

— Lo siento Harry, sé que me prometí que te diría adiós con una sonrisa... Pero no puedo.

Y en ese momento Louis supo que Harry realmente lo estaba escuchando, por muy dormido que estuviese.