22.

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Ya era domingo. Solo le quedaban varias horas para volver a aquel infierno. Harry invitó a Louis a su casa para pasar el día juntos.
Anne estaba muy entusiasmada, pues amaba a Louis como si fuera su tercer hijo. Cuando Louis llegó y llamó a la puerta, Anne le dio un gran abrazo y dos besos en la mejilla derecha.

— Louis, gracias por venir.

Anne comprendía que Louis iba a estar siempre al lado de Harry, pasara lo que pasara.

Louis entró a la habitación de Harry con un paquete entre las manos, y Harry ansioso, sin siquiera decirle "Hola", se abalanzó sobre el paquete.

— ¿Qué es? ¿Qué es? ¿Qué es? Louis, dime qué es, dámelo— Dijo tirando del paquete, que Louis no soltaba.

— ¿No me vas a saludar?

Harry se bajó de la cama, y le dio un beso en la mejilla a Louis.

— Dámelo ya.

Louis le dio aquella cosa envuelta, y Harry con ansias lo abrió. Era un libro de poesía de Gustavo Adolfo Becquer, un poeta español.

— ¿EN SERIO? GRACIAS LOUIS— Harry gritó, casi llorando— Me encanta, en serio. ¿Como supiste que era mi poeta español favorito?

— Ni siquiera lo sabía. Pero es mi poeta favorito, así que quise que lo leyeras.

De repente Harry cogió la mano de Louis, y puso el libro encima.

— Léeme.

Louis abrió el libro, y escogió una poesía que le recordaba a Harry, una de sus favoritas, sin duda.

— " Tu pupila es azul, y cuando ries su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja. Tu pupila es azul y cuando lloras las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta. Tu pupila es azul y si en su fondo como un punto de luz radia una idea me parece en el cielo de la tarde una perdida estrella".

Harry estaba hipnotizado con los labios de Louis mientras leía aquel precioso poema.

— Gracias.

Harry le dedicó una sonrisa sincera, mientras Louis, con ganas de llorar, deseaba que Harry estuviera siempre a su lado.

Cáncer | Larry Stylinson| AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora