Capítulo 1.
La oscuridad de la noche ya estaba sobre el cielo, inundándolo entero. Las farolas de las calles estaban encendidas, iluminando parte de la acera mientras que algunos coches se dirigían por la zona desde la que controlaba el ambiente. El asfalto de la carretera estaba gris, adornado por ya casi invisibles flechas blancas.
Apenas había gente en la vieja y extraña calle. Se escuchaban un par de voces viniendo de una calle oscura.
No es el mejor barrio en el que estar un sábado por la noche, sobre todo si no quieres ser violado o raptado.
Había un pequeño charco a mi lado y evité tocarlo, aunque sentí unas terribles ganas desconocidas de remover el agua sucia con la punta de mis dedos y después secarme los dedos en mi pantalón vaquero, pero conseguí resistirme.
Sentada en el borde de la acera, moví los pies intentando hacer un ritmo que más tarde no pude repitir.
Como una maníaca, lo repetí de nuevo. Una sonrisa triunfadora salió de mi boca.
De repente, escuché el sonido de la puerta de un coche. Me giré a verlo. Observé mis espaldas pero no conseguí distinguir nada entre las sombras oscuras de la noche. Todo estaba oscuro, y sólo podía ver la silueta del coche negro aparcado en la acera.
-¡Charlotte!-exclamó una voz femenina. Sonreí, aliviada de no tener que estar más sentada en la acera, y me levanté. Una sombra desde el callejón caminaba rápida hacia mí. Cuanto más cerca estaba, más la reconocía. Podría reconocer en cualquier sitio ese pelo rubio casi castaño y esos labios color rojo que mi mejor amiga siempre llevaba.
-Me alegro de verte.-le dije en cuanto quedó frente a mí. Por detrás de ella apareció Jack, su guapo e irresistible novio. Se habían conocido hacía poco más de un año en el cine, viendo una película de miedo. Sus asientos estaban al lado y ella, al gritar, se había agarrado a la mano de él. Este, sonriendo, pasó el brazo por los delgados hombros de ella mientras le besaba la mano, y solo un par de semanas después ya habían intercambiado saliva más de dos veces.
-Estás más alta, Charlotte.-me piropeó como si fuera mi abuela Jack.
-Solo te falta un bastón y una dentadura postiza para ser el hermano gemelo de mi abuela.-le contesté, y no pude evitar reír. La risa de Holly, mi mejor amiga de labios siempre rojos, se escuchó por toda la calle y las manos de Jack se posaron en su cintura.
Holly tenía la risa más escandalosa del mundo, pero era la típica risa que siempre hace reír.
-¿Vamos?-pregunté, y ambos asintieron con la cabeza.
Holly me había estado hablando toda la semana de un club punk al que solía ir con Jack.
Me contaba que la gente allí era diferente, que había bailarinas subidas por el techo en jaulas, y que Jack siempre la llevaba allí para desconectar y para enrrollarse.
Al principio la idea de ir no me pareció muy buena, pero el viernes me convenció para ir.
Según ella, lo pasaría bien y seguramente conocería a algún chico con rollo punk del que me enamoraría, pero ese día solo iba a hacer de carabina, porque la madre de Holly ni siquiera sabía que su angelical hija tenía un novio con el cual había perdido la virginidad, y mucho menos que su hija usaba más el carmín rojo para pintarse que el bolígrafo en clase.
Después de andar por un par de calles, escuchando el sonido de los tacones altos que Holly llevaba, llegamos a la entrada de aquel club punk.
Solo tenía un letrero encima que ponía, en letras de Neon azules casi fundidas, "Black Point".
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Black Point
Fanfiction"El punk es la lucha constante contra el miedo de las repercusiones sociales."-Greg Graffin.