Capítulo 27:
La belleza del rostro de Luke era mucho mayor a la de cualquier chico que hubiera visto antes. Todo su cuerpo parecía haber estado hecho por los propios dioses de la antigua Grecia.
Sus ojos azules parecían dos estrellas, hechas por el dios griego Urano, y sus labios parecían los mismos que los del dios Apolo, el dios de la belleza, aunque sin contar con su piercing, el cual podía ver desde el asiento del copiloto en el coche.
Su brazo izquierdo estaba relajado sobre mi muslo derecho, haciendo que me estremeciera con tacto mientras él conducía hasta la siguiente parte de la esperada sorpresa.
El ambiente era cálido, tenso pero a la vez relajado, y apasionado. Podría notarse el calor que nuestros cuerpos desprendían desde fuera del coche, o incluso a diez kilómetros de distancia. ¡Incluso la radio estaba apagada!
-¿Dónde has dejado el pañuelo?-su voz era ronca, pero a la vez pretendía ser suave, y en ese momento sabía muy bien dónde quería sentir esa voz. Me incorporé levemente sobre el asiento, haciendo que tuviera que quitar su mano de mi muslo, y saqué el pañuelo blanco del bolsillo trasero de mis pantalones. Lo agité suavemente sobre mi mano y lo acaricié.
-¿Me lo pongo?-le pregunté, llevándolo a la parte superior de mi rostro. Me mordí el labio, incitándolo a que me mirara durante un momento y, hechizados, sus ojos se volvieron hacia mí.
Enseguida, éstos bajaron hacia mis labios, comiéndoselos con los ojos. Me sentí toda una chica juguetona, capaz de poner nervioso al gran chico que acababa de tatuarse mi nombre en su jodido y perfecto brazo.
El mío no me dolía demasiado. Esperaba pinchazos o algo por el estilo, pues Luke había puesto una crema transparente sobre mi piel tatuada una vez que habíamos dejado de besuquearnos en la parte trasera de la tienda.
En realidad, era la mayor locura que había hecho en toda mi vida, pero no me arrepentía de ello. Estaba enamorada de Luke, y él estaba enamorado de mí. ¿Qué había de malo en pintar nuestra piel con nuestro amor? No éramos más que adolescentes enamorados.
Pero en realidad sí que sabía lo que había de malo. ¿Qué pasaría si Luke y yo acabábamos? ¿Qué pasaría si él dejara de estar interesado por mí?
Estaba más que cagada de miedo.
Busqué de nuevo su mirada, que estaba puesta en la carretera, y asintió, con una sonrisa en la cara.
Entonces, sin demorarme más, lo hice. Sujeté el pañuelo a ambos lados de mi cara e hice un nudo flojo atrás, en mi nuca, y la oscuridad volvió a iluminarme.
-Tranquila, ya casi hemos llegado.-murmuró Luke seguramente con la vista aún centrada en la carretera.
-Estás haciendo que me ponga nerviosa.-solté una risita y me encogí de hombros, cruzando las piernas sobre el asiento.
-Hazlo de nuevo.-dijo con una voz suave, casi en mi oído. Me estremecí al sentir que el coche se paraba, y me quedé quieta.
-¿El qué?-reí de nuevo ante la incoherencia de lo que había dicho.-¿Hemos llegado?
-Tu risa, tu jodida risa, Charlotte.-sentí su voz en mi oído, soplando ligeramente en mi cuello.-Sí, espera aquí. ¡No te muevas!
Sentí unos pasos alejarse de mí, y me quedé sentada en el asiento del coche de mi chico rubio, esperándole.
De repente, sentí un ruido. ¿Música?
Escuché un sonido continuado, seguido de una voz que conocía muy bien. Era sin duda James Blunt.
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Black Point
Fanfic"El punk es la lucha constante contra el miedo de las repercusiones sociales."-Greg Graffin.