Capítulo 9

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Capítulo 9:

-¿Vas a venir tú también el viernes al Black Point?-me preguntó, y sentí como mis manos empezaban a temblar levemente.

-Holly me dijo que la acompañara.-contesté poniendo la voz más seria que pude.-Parece que no confía mucho en ti. Aunque yo tampoco lo haría.

-Wow, Char, vaya leona.-dijo con un tono divertido en su voz. Nos quedamos en silencio durante un momento y él carraspeó.-En serio, la quiero.

-Hmm.. ¿Por qué será que no me lo creo?-pregunté irónica.-Jack, ponle un sólo dedo encima a Holly y juro que la que va a matar alguien soy yo.

-¿Quién ha dicho nada de matar?

-Jack.. Yo creía que eras un buen tío.-murmuré.-¿Cómo puedes estar tan tranquilo después de matar a alguien? ¡Has acabado con la vida de una persona, por el amor de Dios!

-Charlotte.. No lo entiendes. ¿Te crees que a mí me gusta? ¡Quiero salir de toda esta mierda, pero no puedo!

-Jack.. No te creo.-respondí cortante.

Y colgué.

Las horas de clase pasaron volando durante el jueves y el viernes. Habíamos tenido un par de exámenes durante esos días, pero nada importante. Al menos, Holly y yo habíamos aprobado.

Holly, bajo esa capa de chica dura y fácil, que parecía no estudiar nada nunca, estudiaba siempre, a todas horas, y era la chica más sensible del mundo.

Ella nunca había suspendido un examen. En realidad, sus notas en los exámenes nunca habían bajado del 9.

En ese tema, yo era más mediocre. Mi madre no me exigía tanto como lo hacía la madre de Holly, así que tenía una media de siete y ocho.

Pero había algo que se me daba peor que nada en este mundo: la educación física.

Yo era la persona más torpe y la más negada para el deporte. Podía jugar algún partido de baloncesto, pero siempre terminaba perdiendo.

En cambio, Holly era una artista. Con sus clases de ballet, su elasticidad había mejorado un montón, y era casi una goma elástica.

Aunque en realidad, Holly era veinte mil veces mejor que yo en todos los aspectos, pero no me molestaba. Sabía que no lo hacía adrede.

Y en lo que más destacaba ella era en la moda. Por eso, siempre se encargaba de elegirme algo bonito con lo que vestirme, como hizo el viernes.

Eran aproximadamente las ocho y media de la tarde, y Holly se empeñaba en pintarme los labios rojos.

-¿¡Y si algún amigo de Jack está bien!?-dijo, casi dándose por vencida. Ella estaba guapísima. Llevaba una falda corta de color negra, y un top rojo, casi granate que le quedaba por encima del ombligo, y por supuesto, unas botas negras.

Yo era más bien una Barbie intentando parecer punk.

Llevaba unos pantalones negros ajustados y un jersey básico.

-¡Lígatelo tú!-contesté. No, por favor.

-Bueno, por lo menos cámbiate de camiseta, ¿quieres?-respondió, evadiendo el tema. Sí, yo tampoco quería hablar de los amigos de su novio.

-¿Cuál me pongo?-le pregunté, y me recogí el pelo en una coleta alta mientras ella repasaba la ropa que me había traído en una bolsa para quedarme a dormir en su casa.

Puso la mano en su mentón y observó las distintas camisetas, hasta que de repente, se agachó y sacó unos tacones.

-Ninguna.-negó con la cabeza y me miró, lanzándome los tacones suavemente. Eran, obviamente, negros, y tenían un poco de plataforma.-Póntelos.

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