Capítulo 29

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Capítulo 29:

El ruido insoportable del despertador hizo que abriera los ojos molesta para lanzarlo al suelo.

Estaba más que cansada, pues mi madre se había encargado ella misma de cansarme lo suficiente con los preparativos de la boda durante todo el fin de semana. Había sido horrible, aunque ya estaba casi todo solucionado.

Solté un bostezo, y con las pestañas aún casi pegadas a mis ojos, me levanté de la cama.

Me dirigí hacia el espejo para observar mi reflejo y me solté el pelo, que estaba más que rebelde. Nunca me había gustado llevar el pelo corto, pero era la única manera de que no se pusiera rebelde, así que tenía que lidiar con una bestia cada mañana al despertarme.

Cogí un par de pantalones vaqueros ajustados, mis favoritos, y una blusa de media manga, pues me había levantado con un poco de frío. Me até las Converse blancas y sin dudarlo lo más mínimo me encaminé para bajar las escaleras con mi mochila colgando de mis hombros.

Al llegar a la cocina, observé la misma escena corriente de todas las mañanas de instituto. Mi madre y Charles estaban sentados en la cocina, cada uno con sus respectivas batas de dormir y descansar, tomando una taza de café o, en caso de mi madre, té.

-Buenos días cariño.-la escena volvió a repetirse una vez más. La voz de mi madre era cariñosa, simple y suave, como siempre.

-Hola mami, ¿qué tal?-dejé un beso en su mejilla y me dirigí al frigorífico para coger un batido de chocolate que tanto me gustaban. Aunque no solía beber demasiados batidos, me encantaban. Estaban frescos, y tenían un 0% de azúcares añadidos, aunque necesitaba azúcar para afrontar la mañana.

-Bien, muy bien, cielo.-se sentó junto a Charles de nuevo, mientras que éste leía el periódico.-¿Vas a salir con Luke hoy?

Me encogí de hombros sin saber la respuesta, y me llevé la pajita del batido a la boca para absorber el sabor a chocolate.

-No.. no lo sé, la verdad, pero el miércoles sí.-contesté.-¿Por?

-Por nada, cariño, es sólo que hay una exposición de arte y cuadros en Cannes en dos días, y Charles y yo queremos ir, además, ambos necesitamos unos días de relax antes de la boda.-explicó mi madre, haciendo que Charles cerrara el periódico.

Sonreí enseguida y asentí.

-Claro, por favor, tenéis que ir.-asentí de nuevo la cabeza, pareciendo una idiota, y me levanté de la silla con decisión.

No podía negarme a nada que me dijera mi madre. Ella estaba reconstruyendo su vida por fin, y no podía negarle nada de lo que quería hacer.

Durante toda la mañana en el instituto había descubierto que Elliot no era ningún Einstein, y que si lograba sacarse los estudios este año, los cerdos volarían.

Me había dado cuenta de que mi amigo rubio no era demasiado listo, o un buen estudiante, que digamos.

Durante toda la mañana nos habíamos sentado juntos en las clases de Geografía, dibujo técnico, Historia, Matemáticas, y Economía, pero había dado un resultado espantoso.

Elliot pasaba de la clase. Como él había dicho, él sólo asistía a clase para encontrar al amor de su vida.. y la única persona que se había fijado en él hasta ahora había sido Clark, un chico de octavo, que era homosexual.. ¡pero me encantaba!

-No puedo creer que sólo le guste a una persona en todo el instituto.-bufó Elliot poniendo la bandeja del almuerzo frente a mí. Me eché a reír y me senté, esperando a Holly y a Margaret.

Black PointDonde viven las historias. Descúbrelo ahora