One Night (Ed Sheeran)

Capitulo 24

Ed.

Camine de vuelta a la habitación lo más rápido que pude, entre sin mirar atrás y cerré con fuerza.
Glen dio un salto desde su lugar, estaba sentado cerca del mini bar y una cortina oscura se formó en sus ojos al verme.

—No deberías estar cerca de ahí— Dije.

Glen dio un suspiro largo —Es tan difícil.—

—Piensa en tu hija, quizá sea más llevadero.— Me encamine hacia él y bloquee el mini bar con mi cuerpo. Una pequeña mueca se formó en su rostro.

—¿Qué sucede?—Preguntó secamente.

Esta vez fue mi turno de suspirar.

—Publicidad barata.

•••••••

Mi celular vibro en mi bolsillo trasero, mientras que Glen se encaminaba al baño. No parece haberle hecho gracia el comentario de Stuart, se había puesto tenso en cuanto le conté lo que sucedió en el restaurante y su barbilla estaba tan apretada que sentía que la iba a destrozar en cualquier momento.

Tome mi celular y me relaje al ver un mensaje de mi mejor amiga.

Tay (12:35 pm):
¿En donde estás, niño naranja?.

Ed (12:35 pm):
En el infierno, posiblemente.

Tay (12:36 pm):
Eres tan dramático. Pero tienes suerte de tenerme como amiga, vine por ti, sal por la puerta de cocina, tengo una sorpresa para ti.

Guarde mi teléfono en mi bolsillo de nuevo, tome mis llaves y mi cartera y me encaminé a la puerta.

—¡Voy a salir!— Le grite a Glen cuando abrí la puerta, él grito algo que no entendí en respuesta pero lo ignore.

Baje por las escaleras para hacer tiempo, y me encaminé de la manera más prudente hasta el restaurante. Iba a entrar a la cocina cuando volví en mis pasos solo para asegurarme si Stuart seguía en donde lo había dejado antes de salir. Sentí una punzada cuando lo vi en el mismo lugar pero hablando con una chica. Cuando Stuart me reconoció puso los ojos en blanco. La chica con la que estaba era la que me había besado hace rato.
De repente todo me pareció extraño.

Me encaminé a la cocina y salí por la puerta, tome mi teléfono para llamar a Tay justo cuando la visualice en un auto frente al hotel. Parecía una barbie en su carro deportivo. Sonrío como una niña al verme y agitó su mano hacia mi.
Me puse la gorra de mi sudadera y cruce la calle para subirme al auto.
Al abrir la puerta del copiloto me di cuenta que estaba escuchando "x" y la alegría inundó mi cuerpo.
Tay rió y yo me subí.

—¡Necesito tu nuevo álbum, Edward!— Chilló.

Reí y la mire, la preocupación se cruzó en mi rostro al darme cuenta que la chica del hotel si se parecía a ella. Taylor pareció no notarlo porque encendió el auto y miro hacia enfrente sin preguntarme nada.

—Ni siquiera he sacado "multiply" a la venta en todo América y ya quieres que escriba otro. Eres un caso, Swift.— Respondí mirando hacia en frente.

—Necesitas escribir tanto como te quejas de la vida.— Rió.

—¿A donde vamos?— Pregunte mientras mojaba mis labios.

—¿A donde quieres ir?— Respondió con otra pregunta y yo solté una risa divertida.

—Tengo un lugar que quiero... ¡No! Necesito ir— Solté, Tay me miró por un segundo.—Es una chica... Es confuso y estupido.

—¿Qué? ¿Hay algo que quieras contarme, Sheeran?—.

—Quizá, pero antes vamos a comer algo, joder.

Hope

Si lo manejábamos de otra manera en realidad esto no podía ser una ruptura amorosa. No salía con Ed como si fuéramos algo, no teníamos cosas en común y a mi no me gustaban los gatos. Solo lo había besado una vez y teníamos menos de una semana de conocernos.
No mentiría si dijera que esta es una historia patética de Wattpad.
Pero dolía, dolía como el infierno.

Mire a Mac de reojo mientras se metía un puño de palomitas a la boca. Siempre está la opción de hacerse lesbiana en el último de los casos. Me reí conmigo misma y tome un puño de palomitas también.
Mac me contó de la primera vez que le rompieron el corazón, del por qué le gustan las chicas y  solo para terminar de descubrir que el mundo es el maldito infierno cuando quiere serlo.
El primer beso de Mac se lo dio su hermano Jamie cuando ella tenía 7 años. Su papá murió dos años después y su madre no tuvo tiempo de estar al pendiente de su princesa.
Pero no importo, porque el hermano de Mac se encargó de que ella conociera el amor cada miércoles en casa de su mejor amigo, Fred, que tenía 16 años y le daba un dolar a Jamie por dejarlo a solas con su hermanita.
Jamie la vendía por un puto dolar.

—Las chicas son más amables, Hope.— Sonrió, pero su sonrisa no llego a sus ojos— Ellas pagarían dos dólares.

No dije nada, cerré los ojos un segundo y mire a mamá en mis recuerdos. No había hablado con ella desde que llegué aquí, no tenía ganas de hacerlo en realidad, pero mamá siempre tuvo el don de terminar de romperme o de sanarme con solo mirarme.
Y en mis pensamientos estaba ahí, mirándome directamente.

Y yo solo sonreí.