Capitulo 4.

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—Okey—Dije y gire sobre mis talones para regresar a mi  y cama y tomar la computadora. — Estas en tu casa, solo no habrás el refrigerador y no tendrás ningún problema.

Él sonrió achinando sus ojos azules. Levanto la mano que tenia los tatuajes mas coloridos y se rasco la nuca.

—Gracias...—Susurro y se encogió en hombros.

—Aja— Respondí un mensaje y lo mire, estaba parado sin moverse frente a mi. Alce una ceja—¿Iras a la cocina? ¿Podrías traerme un vaso de agua?

—No soy tu sirviente—Fruncio el ceño y se cruzó de brazos.

—No, pero te salve y ahora me debes la vida— Sonreí mostrando todos mis dientes.

Él rodó los ojos.

—Soy Olivia—Me presente.—Liv.

—Soy Ed...—Se interrumpió— Christopher.

—Esta bien Ed-Christoper. ¿Podrías traerme agua? Si eres famoso apuesto a que hace rato que no sabes lo que es cargar un vaso de agua.

—Oye, eso es de mal gusto—Se defendió—No entiendo porque la gente  y como tú actúan de esta manera.

—¿La gente como yo?—Alce las cejas.

—Si, como si fueran mejor sólo porque tienen la situación de otra persona en sus manos.

Su comentario me dolió, yo no planeaba burlarme de él. Los colores se me subieron al rostro y fruncí en ceño. Iba a responder cuando escuche una puerta abrirse.
¿La principal? Oh, mierda, papá estaba en casa.

—¡Livy!—Grito mi padre desde abajo.

Me levanté de un brinco y, aunque agradecí internamente no tener que seguir hablando con Ed, ahora tenía un asunto más serio que esconder.

—Escondete—Dije en tono mandón- ¡Ahora bajo, papá!.

Ed-Christopher me miraba con una gran sonrisa, como si estuviera divirtiéndose​, ahora era mi turno molestarle sin prejuicios.

—¿Sabes que si mi padre te ve es capaz de lanzarte a los paparazzis sin piedad alguna y hasta desnudo?

Su sonrisa desapareció al instante e hizo un "o" con su boca. Mire toda mi habitación buscando un lugar donde pudiera esconderse y termine golpeandome la frente con la mano cuando el chico intentaba meterse debajo de mi cama.

—El armario— Ofreci sarcásticamente.

—Ya sabia—Se defendió levantándose con su poca dignidad y sacudiendose el pantalón.

Lo empuje hasta el armario y cerré la puerta de golpe, él chillo.

—¡Mi nariz!— ¡Genial! Lo único que me faltaba, romperle algo más que su ego.

Me dirigí a mi cajón a buscar papel o toallitas húmedas, cualquier cosa que pudiera ayudarme. Regrese al armario, lo abrí y se lo lance.

—¿No te enseñaron a ser amable?— Reclamó mientras se tapaba la nariz con las manos en un gesto de dolor.Cuando las quito de su cara para agarrar el papel escuche pasos en la escalera. Papá estaba subiendo.

—No mucho en realidad— Le conteste y cerré la puerta rápidamente.

—¡Joder! ¡Mi nariz!

One Night (Ed Sheeran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora