Capitulo 13

96 11 0
                                    

—Es bueno verte de nuevo, Mackenzie.

Su boca se curvó en una sonrisa que envió descargas a mi columna.

—Mac—lo corregí con un nudo en la garganta.

—Lo olvidaba—me miró de pies a cabeza con curiosidad—.No te gusta que te llamen así.

Sus ojos azules me escrutaron, haciéndome sentir pequeña e indefensa.

Nate me pasó una mano por la cintura, atrayéndome más a él. Logrando una mirada asesina de Derek.

—¿Es tu novio?—me preguntó, con la vista fija en Nate.

—No.—dije deseando no haberme sonrojado en ese momento.

Un silencio incómodo se prolongó sobre nosotros y creí que jamás se iría cuando dijo:

—De acuerdo—sus ojos se posaron en mí—.Fue bueno volver a verte, Mac.

—Ojalá pudiera decir lo mismo—le solté con odio en el tono de mi voz.

Me dio una media sonrisa.

—Lo dirás—miró detrás suyo a una chica igual de rubia que él, de cabello rizado y largo hasta la cintura—.Pronto.

Sus ojos viajaron hasta Nate, y en su mirada hubo algo que llamó mi atención. Lo miraba de una manera extraña, casi como reconociéndolo.

—Fue bueno volver a verte también, Nathan—al escuchar esas palabras brotar de su boca, el alma se me cayó a los pies.

¿Cómo conocía a Nate?

Me dio una última mirada y caminó hasta aquella chica, ella lo recibió meneando sus caderas y plantando un exagerado beso en la mejilla. Sus ojos verdes lograron encontrarme echándome una mirada asesina.

—¿De dónde lo conoces?—me giré hacia Nate.

—No lo conozco.—dijo firme y duro.

—¿Y por qué sabe tu nombre?—me aparté de él, asqueada de saber que existía alguna posibilidad de que me mintiera.

—No lo sé—se encogió de hombros, restándole importancia—.Supongo que por el instituto.

—Derek no va al instituto—entrecerré los ojos, anhelando poder ver más allá de esa barrera de misterio que Nathan ahora había construido.

—¿De dónde lo conoces tú?—preguntó de repente, evadiendo totalmente mi  interrogatorio.

—Yo te he hecho la misma pregunta.

Suspiró, al mismo tiempo en que se pasaba una mano por su cabello corto castaño.

—No lo conozco, West.—me miró directo a los ojos.—.Pero en cambio tú...

Alcé la cabeza, enfrentándolo.

—Eso es un asunto personal.—lo fulminé con la mirada—.Y no tengo por qué decirte.

—Tengo la sensación de que le tienes miedo—miró hacia mis labios, pero su mirada volvió a mis ojos—.Y deberías.

Aquello último me dejó perpleja.

Mis 3 idiotas y yo© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora