Capitulo 17

108 8 0
                                    

—¿Fue todo lo que vio, señorita?—me preguntó el oficial. Había estado haciéndome la misma pregunta una y otra vez, a la cual terminaba respondiendo que sí. Dos tipos nos atacaron, y sí: sabía perfectamente quién era uno de ellos.

La brisa del viento me golpeó la cara, inhalé aquella ventisca proveniente de los árboles que se encontraban frente al instituto. Más allá de donde me hallaba, el bosque reflejaba su aire misterioso. Miré a lado mío, las patrullas seguían aquí con los colores azul y rojo salpicando luces por el lugar.

Nancy estaba recargada en una de éstas charlando con un oficial. Sus manos temblaban, sacudiendo ligeramente la botella de agua que sostenía entre sus manos. Mechones de su cabello revoloteaban contra la brisa, arruinando su perfecta coleta alta.

—¡Mac!—gritó una voz familiar a mis espaldas. Divisé mi mirada más allá de las patrullas y policías, encontrándome con el cuerpo de Nate acercándose a toda prisa.

—Nate...—dije en un susurro entrecerrando mis ojos, de nuevo las lágrimas amenazaron con salir.

De un momento a otro ya estaba entre sus brazos. Mientras él me mantenía fuertemente contra su pecho apoyé mi barbilla en su hombro derecho y rodeé su cuello con mis brazos, con temor a que si lo soltaba, jamás regresaría.

Obligué a misma separarme, y cuando lo hice sus ojos viajaron a los míos. Mirándome con dulzura, llevó una mano detrás de mi nuca acercando su rostro al mío. Nuestras frentes chocaron, cerré los ojos aspirando el aroma a cítricos y tabaco que emanaba de él.

—Estás bien.—dije con voz apenas audible. Su pecho subía y bajaba con lentitud.

—Estoy bien.—repetí con la finalidad de convencerme de que así era. Había sobrevivido a dos criminales.

—Creí que...—dejó la frase a medias y cerró los ojos con fuerza, tratando de reprimir aquel terrible pensamiento que ahora cruzaba por su mente.

—¡Mac!—escuché la voz de Aron que provenía no muy lejos desde donde nos encontrábamos.

Nate me liberó de nuestro pequeño momento, y corrí a los brazos de mi hermano.

Aron me rodeó con sus brazos y apretó mi estómago contra el suyo.

—Mac.—me abrazó mientras podía escuchar como su voz temblaba.

—Estoy bien, Aron—forcé salir una sonrisa—¿Dónde están los demás?

La expresión de Aron se suavizó.

—En casa, ideando una posible manera de matarme—se encogió de hombros.

—¿¡Qué?!—mi voz salió como un graznido.

—Cuando me contaron lo ocurrido, los tres estábamos en casa—miró por encima de mi hombro y supe que había notado la presencia de Nate—.Querían venir, pero tomé las llaves del auto y los dejé en el porche, protestando.

—¿Los dejaste plantados pensando Dios-sabe-qué, Aron?—no sabía si reírme o reprocharlo.

—Básicamente—me sonrió—.Me alegro de que estés bien.

Volvió a rodearme con sus brazos estrechándome nuevamente en un abrazo.

—Por cierto, ¿quién es él?—dijo una vez que nos separamos.

Seguí su mirada hasta Nate, quien se encontraba mirándonos con las manos en los bolsillos.

Me giré hacia Aron.

—Es mi...

—Amigo—dijo Nate a mis espaldas y extendiendo su mano hasta la de mi hermano—.Nathan Axton.

Mis 3 idiotas y yo© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora