Capitulo 26

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—¿T-tu hermana?—tartamudeé abriendo los ojos como plato.

La chica se pasó una mano por su castaño cabello ondulado mientras me miraba rabiosa con sus ojos verdes. Era la misma mirada de odio que hacía Nate cuando se trataba de Derek.

—Así es, pequeña zorra.—sonrió mostrando sus dientes blancos, los que por supuesto estaría dispuesta a desaparecerlos con tan solo un puñetazo.

—Sarah, cálmate por favor.—Nate se interpuso entre ambas, girándose a su hermana intentado que entrara en razón.

—¡Ella intenta robarme al amor de mi vida, y tú dices que me calme!—elevó su voz tan alto que hizo eco entre los pasillos. Lo que nos resultó ganarnos un gran público de alumnos a nuestro alrededor.

—Por mí, quédate con ese depravado. No hay problema.—me di vuelta, encontrándome con mis tres hermanos molestos por haberlos plantado en el estacionamiento.

—¿Qué pasa aquí?—Aron entrecerró los ojos al mismo tiempo en que recorría a Nate con la mirada.

—Nada, vámonos.—tomé a Aron del brazo, pero él no tenía planeado dar ni un paso sin una explicación.

—Resulta que su querida hermana, quiere robarme a Derek y poner a mi hermano en mi contra.—Sarah empujó a Nate, abriéndose paso hasta mí.

—¿De qué hablas?—Liam comenzó a acercarse pero intervine quedando frente a él.

—He dicho que nos fuéramos, idiotas.

Alceé la cabeza hacia mis hermanos, esperando que uno de ellos escuchara la desesperación en mi voz de querer salir de ahí antes de que hiciera algo de lo que me arrepintiera después.

—Ha estado haciendo cositas con mi hermano—me miró sonriendo de oreja a oreja—Y no dudo que se haya acostado con él.

Lo último que recuerdo fue mi puño estrellándose contra la mejilla de la hermana de Nate. Todo sucedió en cámara lenta, Sarah trató de agarrar mi cabello con una mano pero lo impedí haciéndome hacia atrás. Aunque eso no me salvó del rasguño que recibí por culpa de una de sus uñas postizas rojas. La pelea hubiera durado más de cinco minutos de no ser porque Liam tomó mi cintura y me jaló hacia él, sujetando mis brazos con fuerza.

—¡Voy a matarte!—gritaba Sarah con desesperación en los brazos de Nate, quien la sujetaba de la misma manera en la que mi hermano lo hacía.

—Hermano, ayúdame.—Liam dijo apenas en un susurro, pero no le di importancia. Solo quería sacarle los ojos a esa pequeña perra.

Entonces el suelo bajo mis pies desapareció, y mi cabeza se inclinaba hacia abajo con brusquedad. Ahora podía ver directamente al piso mientras me alejaba.

—¡Bájame ahora, idiota!—golpeaba la espalda de uno de mis hermanos. Realmente no tenía la certeza de quién de ellos fue tan estúpido como para cargarme como costal de papas.

—Tranquilízate, Mac.—escuché que Aron demandaba con voz audible.

Y así estuve todo el camino hasta el maldito estacionamiento. Al poco tiempo dejé de protestar y me dejé llevar por los idiotas con lo que sabía, siempre contaría para sacarme de esos apuros.

(...)

—¿Ya estás lista, Mac?—Becca esperaba sentada al borde de mi cama, mientras yo me encontraba en el baño tratando de arreglarme para la fiesta a la que tanto me había insistido.

—Ya casi.—me puse unos jeans que moldeaban mis piernas a la perfección, haciendo lucirlas largas.

Me miré en el espejo, viendo a la chica desconocida reflejada en él. Tenía un rasguño en el cuello por la zorra de Sarah.

'No, esta noche no pienses en ella. Vas a divertirte con tu mejor amiga y posiblemente veas a Nate'.

Sonreí ante ese pensamiento, deseando volver a los brazos de Nate.

—¡Mac!—gritó mi amiga del otro lado de la puerta.

Giré el pomo de la puerta mientras ponía cara de pocos amigos.

—Estoy lista, ahora puedes bajarle dos rayas a tu tono.—me crucé de brazos.

—Perfecto, vámonos ahora.—tomó su bolso a la vez que me tendía mi celular de mala gana—Por cierto, muchas gracias por contarme acerca de tu nuevo romance con Nate.

Sentí un balde de agua helada recorrerme la columna.

—¿Qué?—tomé el aparato y lo encendí, sorprendiéndome por los mensajes que Nate me había mandado. Una sonrisa comenzó a dibujarse en mis labios de manera inconsciente.

—Eres la peor mejor amiga del mundo, Mackenzie West.—abrió la puerta de mi habitación—¿Qué esperas?

—No sé que te hace pensar que tengo algo que ver con Nate.

—Lo que digas, pequeña mentirosa. Te crecerá la nariz.—me sonrió un poco más relajada.

Le devolví la sonrisa, agradecida de tener una amiga tan increíble como ella. La conozco desde que tengo memoria, y siempre ha estado ahí para mí. Incluso en el divorcio de mis padres, fue ella quien siempre se aseguró de que tuviera un hombro en cual llorar.

Caminé hasta ella y la abracé tomándola por sorpresa.

—Y tú eres la mejor amiga del mundo, Becca Sky.

Escuché su pequeña risa, tan ligera como el aire.

—Lo sé.

Mis 3 idiotas y yo© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora