Capítulo 1

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>3< A partir de hoy comienzan las ediciones de este fic >3<

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Tsukishima abrió de par en par las puertas del armario, sus bisagras cediendo lenta y silenciosamente a su toque. Tomó con cuidado cada una de las prendas que le pertenecían, doblándolas y colocándolas una a una dentro la maleta sobre la cama, con una lentitud que hubiese encontrado desesperante en el pasado, pero que ahora resultaba en un ritual reconfortante. Lenta y mecánicamente. Su cuerpo se relajaba como resultado de este y el revoltijo de emociones que se acumularon en su pecho, que apretaban su estómago y su garganta se disipaba...sin embargo volvía tanto como los recuerdos que esa habitación encerraba.

Sonrisas que no volverían jamás, juramentos que nunca serían cumplidos...y la dulce promesa de un por siempre roto.

Observó el interior del armario, sus prendas no constituían gran parte de su espacio, sin embargo en este momento se le antojó solitario y vacío...tanto como su pecho y como el suspiro que murió en su garganta. Separó los labios, pero fue incapaz de emitir palabras, entonces los apretó y sus dedos acariciaron con melancolía una sencilla camisa blanca de seda, un regalo ofrecido a su pareja por su primer aniversario. No era la gran cosa y ni siquiera podía compararlo con nada que él pudiera permitirse comprar, incluso podía llamarla insignificante comparada con todo lo que esa habitación albergaba, sin embargo Kuroo la adoraba. Era su favorita y la usaba durante las ocasiones más especiales. La apretó entre sus dedos. Probablemente, pronto iba a terminar en el cesto de la basura dentro de algunas horas más.

Tomó sus pocas maletas y caminó con la espalda erguida hacia el portal de la puerta, dejando atrás la que alguna vez fue su habitación. Despidiéndose de los recuerdos que no volverían nunca más. Y se permitió caminar un último recorrido al departamento, llenando su mente de recuerdos y volviendo sentimientos que le atravesaban el pecho sin piedad...al igual que la idea de que esta sería la última vez que estaría ahí.

Se detuvo en la cocina y observó con una mirada distante el sobre de papel manila que yacía abierto sobre la mesa; había sido una sorpresa recibirlo en la mañana y un golpe mucho más grande que jamás habría podido imaginar leer su contenido. Estuvo aturdido, lo creyó una mentira y no pudo evitar repasar sus líneas una y otra vez buscando algún indicio de mentira, sin embargo nada cambió lo que era; una demanda de divorcio. Y como si aún no quisiera creerlo, como un último esfuerzo inútil sus ojos observaron la perfecta firma de Kuroo, la pareja que ya no lo sería más una vez la suya también estuviera en ese documento, el hombre con el que compartió cinco años de su vida y el que juró amarlo hasta la muerte.

Que le prometió el futuro.

Trató de suspirar. El shock inicial que sufrió al recibir aquellos papeles lentamente fue reemplazado por una falsa sensación de serenidad, una que no remitió a sus emociones tormentosas. Ya lo había visto venir, sabía que sucedería e incluso llegó a preguntarse la razón por la que no lo habían hecho antes. Lo que ambos más deseaban probablemente jamás sucedería, ya no tenía ningún sentido y después de cinco años no podía ser más claro. Era inútil, no había sido capaz de cumplir con una simple tarea, de acuerdo a las desdeñosas palabras de la madre del moreno. No pudo darle un hijo y como resultado, esto estaba sucediendo; una fría separación que sería sellada con una única firma.

Sin dar la cara.

No podía quejarse, no podía poner excusas, no podía controlarlo, lo único que podía decir era que, aunque nunca fue perfecto, realmente vivió feliz durante el tiempo en que estuvieron juntos.

Ruptura [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora