Capítulo 8

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>3< Actualización >3<

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Estaba nervioso. Emprendieron camino hacia su nuevo destino muy temprano en la mañana. Se sentía como algo irreal para Tsukishima, pero estaba sucediendo finalmente y sentía una extraña emoción atravesarle el pecho.

Le había sido difícil conciliar el sueño los días previos a su partida, su mente siempre parecía estar llena de ideas y dudas que perturban su poca tranquilidad. Eso no había cambiado incluso después de subir a ese auto y se sentía como si repentinamente un hueco se hubiera formado en su estómago. Ansioso e inquieto, no podía dejar de pensar en lo que estaba dejado atrás, su familia, amigos, su actual hogar y...a esas dos personas.

Sabía que era lo correcto, sin embargo eso no lo hacía manos difícil para él e incluso ahora no era capaz de calmarse del todo.

Dio un vistazo a las dos pequeñas personas que lo acompañaban en el asiento trasero y una fugaz sonrisa surcó su rostro. Viéndolas dormir tranquilamente parecía mentira que esas dos pequeñas niñas de alborotado cabello oscuro y de tan solo tres años causaran estragos a donde quiera que fueran. Eran tan pequeñas y su aspecto era tan dulce e indefenso que nadie podría creerlo tras un primer vistazo, pero sin duda habían heredado los genes de Hinata, quien ahora dormía, entre balbuceos sin sentido, en el asiento del copiloto.

Tuvo un impulso por suspirar, todavía no podía creer que estuviera yendo de viaje con él, no era capaz de creer esta realidad y aún ahora se preguntaba cuan desesperado debía estar como para haber creído, incluso en este momento, que venir era una buena idea.

Supuso que tendría mucho tiempo para pensar en ello hasta que fuera el momento de volver, algunos meses en los que estaría alejado de las dos personas que aún se negaban a abandonar su mente y de la ciudad que albergaba tantos recuerdos.

Observó por la ventana. El panorama estaba cambiando lentamente y cuanto más se alejaban de la ciudad, la sensación de que estaban entrando a otro mundo aumentaba. El bullicio originado por autos y personas, los enormes edificios que se alzaban hacia el cielo, así como un horizonte plagado de colores artificiales, cristales, concreto y acero, estaban quedando atrás e iban siendo reemplazados por el silencio que venía acompañado de la impresionante gama de verdes de los árboles y las altas montañas que rodeaban el lago. Era una vista magnífica, que repentinamente llenó su pecho de admiración y emoción por descubrir lo que podría encontrar una vez llegaran a su destino.

No recordaba haberse sentido así de entusiasta antes.

El auto se adentró a una estrecha carretera bordeada por altos árboles, la grava brillaba bajo los ocasionales rayos de sol matutino que se filtraban de entre las espesas copas de estos. Su trayecto fue relativamente largo y un poco monótono, sin embargo no resultó menos interesante para Tsukishima. Nunca tuvo la oportunidad de visitar un sitio como ese, el cambio de panorama era extraño, pero no podía decir que lo odiara o que le pareciera desagradable. Era muy emocionante y la admiración que se arremolinaba en su pecho fue capaz de agitar su corazón cuando abandonaron la arboleda y sus ojos descubrieron un impresionante cuerpo de agua cristalina.

Era hermoso, rodeado de altas montañas que parecían cobijarlo gentilmente en un verde abrazo, reflejaba la inmensidad del cielo y la luz del sol en deslumbrantes destellos zafiro que lograron arrancarle una sonrisa cargada de la ilusión que ya no podía negar. Casi podía aspirar la pureza del aire del exterior. Y a medida que avanzaban por la carretera, sus ojos también divisaron algunas residencias separadas por algunos metros de distancia una de la otra, rodeando la zona del lago, su estructura parecía similar, sin embargo la fachada de algunas variaba tanto en color como en algunos detalles del jardín.

Ruptura [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora