Capítulo 6

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La cama crujía al ritmo de unas potentes embestidas, suspiros, jadeos roncos, gritos de placer, de éxtasis, el sonido de piel chocando contra piel y los progresivos gemidos de Tsukishima mezclados con la suave música de un viejo tocadiscos inundaban la habitación. Ardiente calor se esparcía a cada rincón de esta y era salpicada con lujuria y desenfreno. La acogedora y tenue luz del atardecer envolvía, iluminando con su melancólica luz, sus cuerpos perlados en sudor, descomponiéndose en rojos matices en cada gota de este.

— ¡Ah! ¡Kei! — el cuerpo de Kuroo se balanceaba sobre el suyo, mezclaba sudor, fluidos, calor y lo estremecía cada vez que su miembro se empujaba hasta los más profundo de su canal — Kei...— lo hacía gemir de placer y gritar de éxtasis con cada apasionado beso y mordida sobre su sensible piel, y retorcerse hasta la locura de su razón en medio de cada salvaje estocada.

Se estremecía. Tsukishima paseaba las manos por toda la espalda de Kuroo, enterrando de vez en cuando las uñas, tratando de soportar el delirio en el que se estaba perdiendo. Arqueaba la espalda, apretaba las piernas alrededor de la cintura del moreno y contraía su agujero atrapando cada vez aquel duro trozo de carne caliente, sintiéndolo palpitar en cada una de sus hinchadas venas y deleitándose por ese ardor hasta perder la razón — No...no puedo...Kuroo no puedo más...— oleada tras oleada de placer le recorría la piel, lo golpeaba, agitaba al cuerpo que se retorcida sin control sobre las húmedas sábanas. Estaba en el límite, tan cerca de terminar y a la vez tan lejos, no podía soportarlo...y sin embargo no podía tener suficiente.

Cada embestida lo llevaba más y más al borde, alcanzaba la cima del éxtasis, este se construía lentamente en medio de besos ardientes y una espiral de lujuria que lo hundía, sin embargo no quería que terminara, no quería volver a la realidad.

— Te...te amo, Kei...te amo — la voz ronca de Kuroo, el calor de su piel y la esencia de su cuerpo mezclándose con la suya, lo tenía completamente embriagado y perdido en la más profunda pasión — Te amo — resonaba en su cabeza, se mezclaba con el golpeteo que nacía de la unión de sus cuerpos, con sus suspiros y gritos de desenfreno. No podía pensar en nada mas, era un maldito caos, todo lo que podía ver era a Kuroo, todo lo que podía sentir era a él. En cada centímetro de su piel, en su interior, en lo más profundo de su alma y en cada latido de su frenético corazón.

Gritó su nombre, las uñas enterrándose en los antebrazos del moreno. Su cuerpo se retorcía de placer con cada violento empuje, se saciaba cada vez más y a su vez alimentaba en hambre de una lujuria que nacía de la eternidad. Nada coherente salía de sus labios, gritos y sollozos se mezclaban con jadeos roncos y gruñidos, su cuerpo se retorcía, convulsionaba, su corazón palpitaba tan rápido y fuerte que creía que explotaría en cualquier. Más fuerte que él. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos, los besos y caricias de Kuroo ardían en su piel. Sollozaba. Nunca sintió un dolor más maravilloso que este. Sentía al moreno crecer cada vez más en su interior, la fricción ardía en las paredes de su agujero, sus venas palpitantes le empujaban la piel, estaba cerca del final. Sonrió con placer.

Estaba sucediendo, estaba ahí, tan cerca que casi podían saborearlo.

Y se entregaron la pasión desmedida, Tsukishima enredó los dedos en el cabello de Kuroo, la otra mano se aferró a su espalda, y como si la vida se le fuera en ello, le enredó las piernas a la cadera ansiando sentirlo más, más y más.

Ruptura [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora