33. Pacto.

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Llamé a Elizabeth la cual me había llamado un millón de veces.

A penas atendió ambas dijimos al mismo tiempo:

—Chaz está fuera de la cuidad.— dije yo.

—Tenemos que pedirle ayuda a las gatas.— dijo ella.

—¿¡QUE!?— dijimos al mismo tiempo, devuelta.

—Primero tu.— dijo Liz y comencé a contarle.

—Estuve buscando a Chaz y mandándole mensajes, hasta que me contestó diciéndome que no estaba en la cuidad que luego iba a hablarme.— dije preocupada.— No sabía que estaba tan enojado.— Dije al borde de las lágrimas.— ¿Por qué tenemos que pedirle ayuda a las gatas?— pregunté.

—Larga historia, ven a casa.— me dijo ella y cortamos la llamada.

Salí de la casa de los chicos cruzándome con ellos.

—Gracias por avisarme que Chaz se fue de la cuidad.— dije sarcástica.

Ellos me miraron con pena.

—Perdón Em, no podemos decir nada. Esta todo bien, cálmate.— dijo Logan y antes de que me toque me fui.

No entiendo porque me ocultan cosas, jesus.

Fui caminando hasta la casa de nuestra fraternidad y me encontré con todas las chicas haciendo una votación.

Elizabeth me miró indignada.

—Explíquenle.— dijo cortante.

Las perras me explicaron lo que estaba pasando. No puedo creer que tal vez vamos a tener que pedirle a las Kitties que se unan a nuestro equipo de animadoras, esto no puede estar pasando.

Luego de unos minutos terminamos la votación.

Delfina contó los papeles a favor o en contra de unir a las gatas a nuestro equipo.

—Tendremos que pedirle ayuda a las gatas.— dijo con cara de decepción.

Acabamos de ganarles una batalla de diosas griegas y ahora necesitamos ayuda de ellas, esto es increíble.

Elizabeth hizo un palm face y respiró ondo.

—Esto no puede estar pasando.— habló indignada.

Dos dias después:

Todavía no hubo señales de que Chaz haya vuelto, nada más dio señales de que estaba vivo.

No me explicó porque se fue, tampoco me dijo si seguía enojado conmigo o cuando iba a volver, solo que estaba bien.

Estoy preocupada, si, pero tampoco puedo hacer algo para que el regrese, yo no soy quien para decirle que hacer.

Con respecto a las Kitties, todavía no nos habíamos animado a decirles ni A, el orgullo nos está matando. El problema es que si no sumamos gente a nuestro equipo no podemos inscribirnos en las mundiales todavía.

—¿Por que Elizabeth esta tan preocupada?— me preguntó Jason.

Iba a responderle pero mi prima se adelantó.

—Tenemos que pedirle ayuda a las gatas para que se unan al equipo de animadoras, también a ustedes, si no, no podemos participares en las mundiales.— dijo Liz rápidamente en un tono chillón insoportable.— Eso es lo que pasa.

Todos los chicos la miraron sobresaltados.

—Si ustedes son nuestros verdaderos amigos nos ayudarán ¿Cierto?— dije yo amenazándolos.

¡La perra más perra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora